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Confesiones de Caro en la Serie del Caribe

No voy a escribir de números, ni de estadísticas y mucho menos de historia de la Serie del Caribe para esta entrega previa a la justa caribeña, más bien quiero contarles lo que vamos respirando en las horas previas al play ball.

En un país donde los 365 días del año son "feriados" y donde la sensación es que el carnaval se extiende hasta julio, organizar la Serie Mundial del Caribe es una excusa más para seguir de fiesta.

Claro que el Estadio Quisqueya aún no está listo, se ven andamios, olor a pintura, máquinas en funcionamiento, polvo, cemento, piedras, escombros y muchos hombres trabajando con prisa en los alrededores, pero las buenas lenguas dicen que trabajarán toda la noche para que luzca impecable y pueda recibir a los fanáticos. Más vale, pues hasta una Derby de Jonrones hay en la agenda para sumar al espectáculo.

La Serie del Caribe está dedicada al primer dominicano en llegar al Salón de la Fama de Cooperstown y al Parque ahora se le llamará merecidamente Estadio Quisqueya Juan Marichal por los siglos de los siglos. El mismo sufrió remodelaciones para el evento como la construcción un nuevo clubhouse de visitante, un área de convidio y centro de prensa en el tercer nivel, zona de entrevistas para después de los partidos y remodelación de la fachada. Es un proyecto que dirige el ingeniero Gary Bautista, quien habla de un próximo paso para extender la capacidad a 20.000 fanáticos con el apoyo del Estado.

El denominador común para esta edición vuelven a ser los numerosos refuerzos, el equipo que más trae es Puerto Rico con 17 refuerzos, 9 de ellos son de Mayagüez. Seguido de Cuba para no perder la costumbre con un total de 16 así que a Tigres de Ciego de Ávila y a Cangrejeros de Santurce los podemos llamar con propiedad la selección nacional cubana y puertorriqueña, respectivamente. Atrás no se queda Venados de Mazatlán con 15 refuerzos, incluyendo al abridor del primer día Héctor Daniel Rodríguez que es de Tomateros de Culiacán. Sorpresivamente por Venezuela destacó el compromiso y la gran aceptación de los interesados hasta el punto de que la gerencia pudo escoger entre lo mejor que había disponible, pero sigue siendo un total muy amplio de 14 refuerzos que no son grandes nombres pero sí piezas que pueden hacer la diferencia. En síntesis son los locales los que menos refuerzos traen con 12 jugadores que no pertenecen a los Leones del Escogido pero, uno más o uno menos, es lo mismo pues al final el doble dígito de refuerzos es clara señal de lo complicado que sigue resultando armar el mejor equipo posible para representar al país.

Me muero de ganas por seguir varias historias en esta Serie del Caribe, por el lado de Venezuela está Freddy García, alguien que jugó 15 años en Grandes Ligas y que estará viviendo su primera vez en Santo Domingo 2016 para despedirse oficialmente del béisbol pichando el juego inaugural ante Puerto Rico.

Andan fajados los venezolanos, casi todos fueron a la única práctica en el estadio de Maracay antes de tomar el avión. Por cierto, uno de los más ansiosos es el lanzador dominicano Alexis Candelario quien fuera líder en efectividad toda la primera vuelta y vive muy cerquita del Quisqueya, pero que lanzará para otra bandera ya que en su país no tuvo chance. Vendrá desde Nicaragua con cierta sed de mostrarse para que otros vean lo que se perdieron.

Puerto Rico trae buen picheo, especialmente de sus relevistas, hay buena defensa y si bien la ofensiva carece de poder sus bates son de contacto y corren bien las bases, juegan esa pelota pequeña para fabricar las carreras. Ojalá se inspiren en el recuerdo de esos Cangrejeros del 2000 que ganaron invictos y que así rescaten la ilusión de un país que vuelve a enfrentarse a cierta desidia beisbolera. La asistencia del fanático durante los juegos de temporada regular dejó mucho que desear y no hay certeza de que ocurrirá el próximo año con la Liga Roberto Clemente. Un título en Dominicana podría volver a motivar a la Isla del Encanto.

Los Venados de Mazatlán alucinan con este evento aún cuando sólo lo ganaron una vez como locales en 2005 pero ésta será su novena participación y Juan José Pacho posee un equipo que parece tenerlo todo. Eran un equipo sin poder que basaban su ofensiva en la velocidad de Jeremías Pineda en la parte alta de la alineación, apuntalada por el gran aporte del novato Esteban Quiroz, con el bateo oportuno y velocidad de Olmo Rosario y el poquito poder lo entregaba Cyle Hankerd. Pero los Venados que vienen a Santo Domingo traen a Jorge Chato Vázquez, Alex Liddi y apuntalaron la banca con Yuniesky Betancourt y Ramón Urias. Además tienen un gran guante como Chris Roberson y lo que pareciera ser la gran fortaleza es el relevo que se creció en la postemporada cuando se lesionaron 3 abridores en la final.

Cuidado con República Dominicana pues, además del harto poder que traen esos bates, tienen una responsabilidad de Estado ya que el Presidente de la Nación Danilo Medina les entregó la bandera Nacional y les pidió que la mantengan bien en alto para hacer ruido de cara al clásico Mundial y al deseo de traer juegos de MLB al país. Lo principal serán esos bates y el oportunismo de sus hombres. Están en casa, se sentirán cobijados y no debe temblarnos el pulso en asegurar que ellos son los favoritos a defender el honor en suelo dominicano.