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Vilas, el observador distante

MAR DEL PLATA -- A todos nos moviliza la final de la Copa Davis en Mar del Plata. Jugadores, dirigentes, periodistas y espectadores palpitamos estos días con más o menos intensidad.

Imagínense cómo puede estar viviendo estos días Guillermo Vilas, la gran leyenda del tenis argentino, que estuvo tan cerca de alzar la ensaladera junto a José Luis Clerc, en 1981.

Hoy lo ví a Willy muy sensible, susceptible quizás. Apareció en el Hotel Provincial, vestido como siempre de negro, para presenciar el sorteo de la final de la Copa Davis. Y lógicamente tuvo su momento protagónico, con los flashes y micrófonos buscándolo.

Pero lo vi lejos del equipo argentino, algo aislado, como si su presencia respondiera más bien a una cuestión protocolar. Era el perfecto observador distante.

Cuando el sorteo terminó, varios periodistas nos acercamos y uno de ellos le preguntó: "¿Vas a estar mañana?", a lo que Vilas respondió irónico: "¿Creés que llegué hoy para irme mañana?"

Después llegó mi turno. Acerqué el grabador y le pregunté si se sentía partícipe de este momento del tenis argentino. Y me pareció que se sintió incómodo.

"Ehhhh, yo creo que todos los argentinos somos parte", me dijo, a lo que repregunté, metiendo un poquito el dedo en la llaga: "¿Pero vos sentís que es reconocida tu parte en este momento de Nalbandian y compañía?"

"¿Y vos qué opinás?", me retrucó molesto. "Yo creo que sí", le respondí, y agregó irónico otra vez: "Ah... quería ver qué pensabas".

Hasta ahí, pensé que quizás era una impresión mía y que en realidad Willy debía sentirse más cerca que nunca del equipo argentino. Pero en la conferencia de Argentina posterior al sorteo y ante una pregunta sobre la presencia de Vilas, el capitán Alberto Mancini comentó era la primera vez que Guillermo iba a un sorteo, y resaltó que nunca los había ido a ver a una serie. Todo un dato.

Para Vilas seguramente sea un momento especial: de esos en los que a uno se le mezclan las sensaciones, entre la alegría por el otro y cierta nostalgia personal.

Quizás a medida que pasen los puntos de esta final, y si Argentina se consagra finalmente por primera vez campeón de la Davis, Willy abandone los recuerdos de aquello que en su momento no pudo ser y lo veamos sonreir feliz, por los demás y por él.