Viví en Londres, y pensé que más allá de la competencia, era necesario hacer justicia a esos aspectos que vale la pena destacar. No son pocos, y si el lector me acompaña los iremos repasando con el correr de los días olímpicos. La ilusión es que también funcione como una guía para el visitante.
Porque esta ciudad que ahora es deporte cuenta con algunos de los edificios y monumentos más bellos del planeta. Y tiene un aspecto de su rostro que no es para nada cosmético pero es absolutamente auténtico: sus pubs.
Son bares, pero no exactamente. A su modo también funcionan como centros vecinales, un sitio de comunión donde se forja la amistad. Uno va al pub, y espera. Los amigos llegarán, tarde o temprano, porque es ahí donde hay que estar. El modelo exportado a cientos de países en el mundo es sencillo. Una barra donde se paga la cerveza, en pinta o media pinta -practicamente nunca en botella- que se bebe de pie.
El transcurso del tiempo ha perfeccionado la experiencia hasta el detalle. Ahora hay gastro pubs, donde se puede comer desde hamburguesas hasta cocina gourmet moderna. Y hay espectáculos, sobre todo futbolísticos, que se siguen con el vaso en la mano. Sin embargo, los mejores pubs de Londres siguen siendo los más tradicionales. Y esos, obviamente, son también los más viejos.
Cuando se dice viejo, en esta ciudad, no hay ningún eufemismo. El Cittie of Yorke (22 High Holborn), por ejemplo, ha estado en el mismo sitio desde 1420. ¿Es el pub más antiguo de la ciudad? Bueno, no hay un acuerdo unánime. Es un hermoso lugar, lleno de madera, con algunas extrañas cúpulas que delatan su origen eclesiástico y barriles en las vigas del techo. Pero hay quienes discuten que, si bien el sitio funciona desde hace casi 600 años, el edificio data apenas de 1645 .El Lamb & Flag (33 Rose Street), en cambio, tiene licencia desde 1623.
Este tipo de detalles en la discusión solamente nos lleva a elaborar una larga lista de locales que se autodenominan como el más antiguo: The White Heart (191 Drury Lane), Angel (101 Bermondsey Wall), The Guinea (30 Burton Place), Ye Olde Watling (29 Watling Street), el Old Bell (95 Fleet Street), o hasta el Prospect of Whitby (57 Wapping Wall), que sí está confirmado como el más viejo pub a orillas del Támesis y que cuenta con una terraza con vista al río.
La enumeración es inútil, así que mejor vayamos por nuestros favoritos. El George Inn (77 Borough High Street) era uno de los típicas tavernas que adornaban la ciudad den el siglo XIV. El edificio sufrió muchos cambios pero su interior sigue siendo un pedazo de pasado, historia viva.
Probablemente el más pintoresco sea el Ye Olde Cheshire Cheese (154 Fleet Street), abierto en 1667 en el mismo lugar donde funcionaba otro pub desde 1538, y con orígenes en un monasterio del siglo XIII. Sus puertas pequeñas, techos bajos y sus laberínticos pasillos de madera ofrecen una atmósfera única.
Si usted es amante del mito, puede pasar por el Spaniards Inn (Spaniards Road), donde tomaron sus copas John Keats, Charles Dickens, Robert Louis Stevenson, William Blake, John Constable, Mary Shelley, William Hogarth y Lord Byron.
No queda sino recorrer, caminar, comparar, beber y elegir el que resulte preferido.
Esta explicación tan sencilla resulta, al menos, insuficiente. Sobre todo porque, a simple vista, su condición de mascotas resulta indescifrable. Tradicionalmente, el rol estuvo bajo tutela de algún animalito simpático que pudiera ser traducido sin riesgos a un muñeco gigante de felpa. Sin ir más lejos, el león Pride, emblema oficial del equipo de Gran Bretaña para esta competencia, cumple a rajatabla con el estereotipo. Wenlock y Mandeville, en cambio, parecen ideados en la pesadilla de un niño. Y asustan un poco en su versión de tamaño natural. ¿Por qué, entonces, esa decisión estética de una organizacón que ya había sido cuestionada por la elección de un logotipo que levantó polémica desde todos los sectores?
"Creamos estas mascotas para los niños -explica el presidente del Comité Organizador, Sebastian Coe-. Y si algo aprendimos de ellos, es que ya estaban un poco cansados de los animales peludos. También que buscan una historia. Con esta historia, la juventud podrá conectarse con el deporte y con nuestra orgullosa tradición olímpica".
Wenlock recibió su nombre de la localidad de Much Wenlock, donde en el siglo 19 se realizaban los Juegos de los Cotswolds, que según la leyenda inspiraron al Barón Pierre de Coeubertin a formar el concepto de los Juegos Olímnpicos modernos. Mandeville, por su parte, fue bautizado en honor al hospital de Stoke Mandeville, donde tuvieron lugar por primera vez los Juegos Paralímpicos.
La historia de estos personajes estuvo a cargo del escritor Michael Morpurgo. En su visión, se trata de dos gotas de acero que fueron llevadas a casa por un obrero metalúrgico retirado, que las moldeó con su forma actual como un regalo para sus hijos. Así se puede ver en el primer video promocional que da vida a estos personajes.
La estética de ambas mascotas se explica a través de simbologías olímpicas. Los dos cuentan con una luz en su cabeza, que homenajea a al que aparece en los taxis londinenses. Tienen un solo ojo que es también una cámara, a través de la cual perciben el mundo -y a través de la cual se comunican con él-. Wenlock usa los anillos olímpicos como un "brazalete de amistad", su cabeza tiene la forma de un podio y sus colores son oro, plata y bronce. Mandeville, en cambio, tiene cabeza en forma de casco y sus colores son un llamado a los Juegos Paralímpicos.
La serie animada que ya tuvo una segunda y una tercera entrega son sólo parte de un sistema de mercadeo integral que incluye muñecos, llaveros, posters y una estrategia global para instalar a los personajes.
Entre otras cosas, tanto Wenlock como Mandeville tienen cuentas propias de la red social Twitter. En ellas, animan a la gente a crear su propia mascota y a seguir con entusiasmo los hechos más relevantes de los Juegos que se vienen. Esto, en definitiva, también es parte del show.
Según los registros oficiales, el gasto total para infraestructura, seguridad, organización y reacondicionamiento del este de la ciudad -donde está el parque olímpico- fue de unas 11 mil millones de libras. Son los Juegos más caros de los últimos 50 años (excluyendo Beijing, cuyos números no trascendieron por el hermetismo del gobierno chino), y la diferencia entre ganancia propuesta y gasto de los contribuyentes tampoco resulta apabullante. Aún así, hay serias dudas acerca de este pronóstico.
La revista International Business Times publicó una encuesta en la que 23 de 27 economistas aseguran que en el país no habrá ningún aporte económico decisivo ni a largo plazo por albergar la cita olímpica. Sólo 19 creen que habrá un impacto positivo en el corto plazo, que ocurrirá -según proyectan- principalmente alrededor de Londres, la menos afectada de las ciudades británicas por la recesión que está viviendo el país.
La afirmación de Cameron también supone que las obras realizadas cambiarán el perfil urbano de una zona que estaba bastante abandonada, que levantarán de alguna manera el perfil del barrio, generando un nuevo polo residencial y comercial. Y que el turismo generado por el evento será un ingreso diferencial.
Para contradecir este augurio, el Banco de Inglaterra sostuvo en su reporte trimestral que "el nivel de turismo podría llegar a ser un poco más alto por los Juegos, pero también disuadirá a habituales turistas de trasladarse a la capital, como hubiera ocurrido normalmente". Incluso el reporte indica que, contra la idea popular, "la concentración de gente en la zona urbana podría reducir -en lugar de elevar- el consumo que se haga en los negocios durante ese período". Por último, califica el efecto de los Juegos como "incierto" y preve un 0,2 por ciento de crecimiento basándose en lo que sucedió en ediciones anteriores. No resulta demasiado alentador.
Una queja habitual es que muchísima gente involucrada en el evento participará de manera desinteresada y sin ningún tipo de retribución monetaria. Será el caso de los más de 70 mil voluntarios y de muchos grupos musicales contratados por la organización que recibieron contratos ridículos que -además de aclarar que no se les pagaría un centavo- entre otras cosas les prohibía publicitar su actuación (gratuita, vale recordar) para no "lucrar" con la imagen de los Juegos.
Los verdaderos ganadores económicos de la movida olímpica fueron los empresarios que consiguieron un contrato oficial con la organizacón. Algunas grandes empresas funcionan como sponsors (proveedores de tecnología, por ejemplo), algunas fueron contratadas directamente (como la empresa de seguridad GS4, cuyo escándalo y gasto excesivo resultó en un pedido de disculpas y un cálculo de 50 millones de libras en pérdidas) y otras más pequeñas llevaron a cabo tareas específicas. En los tres casos hubo importantes réditos para las firmas involucradas. Incluso, cuando se trató de emprendimientos locales en pueblos o ciudades más pequeñas, se logró un impacto directo sobre el empleo y el bienestar de un lugar particular. Pero eso es todo.
Tanto los restaurantes como los negocios de otros rubros esperaban una explosión de consumo a nivel nacional que no está ni cerca de producirse. Cristen Cooper, periodista de Discovery News, anunció este panorama algún tiempo atrás: "Es imposible ganar dinero con esto. Es como organizar la fiesta más cara del mundo durante un mes". El economista Victor Matheson tiene una visión similar, pero más optimista: "en una boda, el padre de la novia pierde dinero. Pero eso no quiere decir que no haya disfrutado la celebración".
Según explica el propio Matheson, al igual que el turismo las ventas al por menor sufren un efecto de sustitución durante el período olímpico: la gente gasta su ingreso en cuestiones relacionadas a los Juegos y deja de gastar en productos y servicios que habitualmente consume.
El contraejemplo perfecto de lo que busca Londres para después del evento es lo que sucedió en Vancouver después de los Juegos de Invierno, en 2010. Meses después de la ceremonia de clausura, el gobierno de la ciudad todavía estaba intentando vender los departamentos que se construyeron como infraestructura para recibir a los atletas. Muchas veces también hay que lidiar con estadios que no se utilizan nunca más.
Y aunque hay cierta esperanza con respecto al nuevo vecindario que representará la Villa Olímpica, aparece una pregunta recurrente de los vecinos londinenses que financiaron esta celebración con sus impuestos: ¿si finalmente por algún milagro se recupera el dinero, alguien me devolverá parte de lo que puse?
LONDRES -- El Parque Olímpico de Londres 2012, en Stratford, cuenta con un edificio que obliga al ojo y se roba la mirada por tamaño y excentricidad: la escultura Orbit, diseñada por Anish Kapoor y Cecil Balmond. Mide 115 metros. Tiene plataformas de observación. Es un monstruo colorido, rojo para ser preciso, desde el que se pueden obtener vistas inmejorables de todos los estadios circundantes, indefectiblemente más bajos.
Kapoor, británico nacido en India, es uno de los artistas contemporáneos más reputados del mundo y cuenta con algunas otras obras al aire libre en la capital inglesa. Balmond, también británico pero oriundo de Sri Lanka, es un diseñador, ingeniero y arquitecto que ayudó a idear una estructura que asimilara arte y posibilidades de construcción.
Por su aporte monetario, la empresa siderúrgica ArcelorMittal logró que su marca se colara en el nombre oficial de la pieza: ahora la llaman ArcelorMittal Orbit. La obra se llevó a cabo bajo pedido del alcalde de Londres, Boris Johnson, que solicitó una torre de al menos 100 metros. Kapoor ganó el concurso con su proyecto y gastó 19,1 millones de libras (36 según los registros extraoficiales que calculan el aporte de materiales de la firma que bautiza la obra) para levantar su monumento al deporte.
La idea de Johnson era lograr un edificio que fuera recordado por su aporte al paisaje urbano, algo así como la torre Eiffel o la Estatua de la Libertad. Según Kapoor, la idea era "construir lo imposible", un edificio que tuviera "algo metafísico" y que no fuera "nunca centrado y nunca vertical". "Es como una procesión, una espiral en permanenten ascenso y que parece aspirar a seguir aún más alto, por encima de las nubes", definió el artista. El resultado es lo que pueden ver en las fotos que ilustran este artículo.
"Arquitectónicamente hablando, es un monstruo de obra, y un trabajo bastante impresionante. De todas maneras la estructura de sostén muy probablemente sea la columna central, y todo lo demás un lindo adorno cuasi mentiroso. Recuerda muchísimo al monumento a la III Internacional de Tatlin, muy conocido entre los amantes de la arquitectura comunista", evalúa la arquitecta Vera Blitstein, consultada por ESPNdeportes.com.
En efecto, Kapoor reconoce a Tatlin como una de sus "inspiraciones". Blitstein evalúa que allí hubo algo más: "No me parece muy innovadora que digamos, sino un intento de novedad para quienes no están tan en tema. Tampoco la encuentro bella, en el sentido más clásico de la palabra. No siento que esté bien resuelta constructivamente la idea: pretende ser una obra plástica pero no lo es, por la forma en que utiliza los materiales; pretende ser 'equilibrado' en sus asimetrías pero no lo logra... En definitiva parece un derroche de dinero bastante insulso".
Su colega Tom Grau coincide: "Se parte de una idea clara, pero es una idea ya demasiado explorada y que ha quedado demasiado vieja. Tuvo la oportunidad de realizar algún tipo de afirmación contemporánea o investigar las posibilidades de nuevos esquemas estructurales y arquitectónicos, pero se queda en el mero chiste de ejecutar intrincadas formas con reticulados metálicos. Es innegable el atractivo monumental pero el constructivismo ruso fue hace 100 años. Tatlin debe estar contento".
Desde la arquitectura, también critican su armonía con el resto del parque deportivo. "En principio me parece totalmente descontextualizada. La veo redundante y hasta barroca. La cinta roja pareciera prescindible y su relación con la torre propiamente dicha no está resuelta. La lógica formal que estructura el movimiento de la cinta no queda clara y parece azarosa", explica el profesional Fernando Servidio.
"Por otra parte, la estructura sólo es posible por el uso de programas muy avanzados. Algo similar a lo que pasó con el estadio Nido de Pájaro, en Beijing", agrega Blitstein. En efecto, el uso de imágenes de computación guió al proyecto, prácticamente sin otro tipo de modelo hasta comenzar la construcción.
Eugenia Villafañe, quien trabajó en el documento de habilitación municipal y estuvo a cargo del proyecto digital de la torre, explica el rechazo estético de la obra a partir de su modo de producción: "Siempre se la estudió con renders, con perspectivas un poco distorsionadas que la mostraron mucho más elongada de lo que era en realidad. Se hicieron dos maquetas, pero la evaluación pasó mucho más por las visualizaciones en tres dimensiones, ya que desde el programa se evaluaron la triangulación de la superficie, el impacto de la escalera, las proporciones de la plataforma-mirador...".
La propia Villafañe reconoce que era "subir la escala masivamente a una escultura de Kapoor - fue un ejercicio geométrico-estructural en sí mismo", y asegura que además hubo que "agregarle luego requisitos de habitabilidad, para que fuera una escultura-edificio, y además cumpliera con las normas de accesibilidad, seguridad e higiene y antiterrorismo".
Desde el mundo del arte, las críticas son más crudas. La artista plástica Elizabeth Ram, por ejemplo, la definió como "una mezcla de tanque de agua con montaña rusa". "Comprendo que debe haber sido un gran trabajo de montaje y armado, pero no me parece una buena obra en cuanto a diseño. Hay mucha mezcla de líneas que van y vienen, como si hubieran forzado dos diseños y los hubieran unido para hacer uno", definió.
Para Ana Maccaro, restauradora de obras de arte, "la obra se presenta más como una atracción turística que como una expresión artística". "Su ingeniería impacta, pero formalmente está más cerca de funcionar como confitería", dice.
La estética, en definitiva, parece haber perdido la batalla. Después de la elección de logo y las mascotas no llama demasiado la atención. Tampoco se trata de un triunfo de la funcionalidad. Entonces, ¿qué se logra con este edificio? Tiene plataformas con vista panorámica y un restorán. La entrada costará 15 euros (7 para los menores), y se calcula que la visitarán unas 7000 personas por día durante los Juegos.
No más preguntas.
Esta revelación significó poco menos que una catástrofe para la organización de los Juegos, que debió apelar a al poder político para que tomara una decisión que resultó aún más chocante: 3.500 soldados británicos, algunos de ellos recientemente arribados desde Afganistán, tendrán que ayudar a vigilar las instalaciones del evento deportivo más importante del planeta.
Originalmente, G4S había sido contratada para proveer 2.000 guardias, a un precio de 86 millones de libras. Pero los requerimientos de la organización fueron trepando hasta precisar 10.400 efectivos de seguridad. La empresa pidió 284 millones de libras para garantizar esa cantidad de hombres. Pero, con 198 cobrados, anunció que no dará abasto.
En un comunicado difundido la semana pasada, la compañía aseguró que había encontrado recientemente "importantes dificultades para procesar las solicitudes en las cantidades necesarias para la investigación, entrenamiento y procesos de acreditación de todos los solicitantes".
La empresa agregó que estaba incurriendo en "costos significativos", mientras intentaba enfrentar los desafíos del contrato, además de que el impacto financiero seguía siendo difícil de medir, estimaba pérdidas de entre 35 millones y 50 millones de libras en el ejercicio en curso. Según datos de la agencia AP, "el costo total de la seguridad aumentó hasta 553 millones de libras" a partir de lo que estaba originalmente presupuestado, sin contar el dinero que hay que pagarle a la policía y a los nuevos militares.
Algunos piden que G4S encare multas, e incluso el primer ministro David Cameron dijo que las compañías que no cumplan con sus contratos deben "pagar ese dinero". Con el descontento popular a cuestas, algunos diarios británicos se preguntaban si ese dinero volvería de alguna manera a quien lo había pagado en primer lugar: los contribuyentes, con sus impuestos.
El líder del comité organizador, Sebastian Coe, tuvo que explicar por qué el único proveedor de seguridad de los Juegos provocó semejante lío. "Cuando todo se puso en marcha y vimos parte del reclutamiento de guardias, tomamos una decisión muy rápida y decisiva y prudente y juiciosa de hacer lo que hicimos". El mismo Coe aseguró que los atletas no se verán afectados por el cambio: "Jamás he visto un atleta de cualquier nivel, ya sea universitario o un finalista olímpico, que interrumpa su rutina de calentamiento para irse a tomarse una foto con un militar", señaló.
La seguridad es, a todas luces, una de las máximas preocupaciones de los Juegos, sobre todo porque la ciudad fue víctima del terrorismo y la sensación general es que la cobertura de la competencia olímpica gira los ojos del mundo hacia allí, transformándolo en un blanco para quienes quieran llamar la atención del planeta.
Algunos expertos en seguridad insinuaron que quizás sería mejor que los Juegos sean protegidos por militares en vez de guardias privados con adiestramiento insuficiente.
Coe le dijo a los periodistas que este problema no afectará la imagen de los Juegos de Londres.
"Los buenos competidores no se preocupan por lo que hace el público", dijo el ex campeón olímpico. "Nunca escuché ni vi a la gente sentándose en las gradas cuando estaba compitiendo. Eso es algo que sucede por allá. Nosotros vamos a cumplir, sin importar quién esté en la seguridad".
En el caso de Londres 2012, al atractivo del evento se le suma el glamour de una ciudad que -para mejor, según la visión empresaria- tiene una inclinación casi excesiva hacia el consumo.
El primer paso para lograr un impacto real a través de un comercial es ser un sponsor oficial del torneo. Claro, esto es bastante caro. Pero las marcas que lo logran quedan definitivamente asociadas al acontecimiento en el imaginario del lector. Quizá baste como ejemplo la canción que Coca Cola fabricó para el Mundial de Sudáfrica 2010, que antes de conocerse el Waka-Waka de Shakira, muchos creían el tema oficial del campeonato.
Coca Cola también es auspiciante oficial de los Juegos, y su comercial insignia fue signado por la consigna "Muévete al ritmo de Londres", en el que se formaba la base de una canción mediante diferentes movimientos deportivos de varios atletas alrededor del mundo. Este spot televisivo fue parte de una campaña con decenas de videos diferentes que se pueden ver en el canal oficial de YouTube de la marca.
La gaseosa, además, lanzó una serie especial de botellas y latas alegóricas con motivos particulares (foto), cuyos colores y diseños se respetaron en los diferentes camiones y stands que pueden verse hoy alrededor la ciudad. A eso, le sumaron una serie de recitales organizados por la propia compañía de gaseosas alrededor de la ruta que está recorriendo la antorcha olímpica.
Otra campaña ambiciosa fue la de Visa, que bajo el lema "Go World" ("Vamos, mundo") hace un llamado a los fanáticos para que alienten más fuerte y mejoren la performance de sus atletas favoritos. Al igual que en la campaña anterior, la tarjeta de crédito organizó un comercial principal que se ve por la TV aquí en Gran Bretaña. Y también presentó varios despieces con historias particulares de cada atleta, tanto actual como histórico. Toda la campaña mantiene un tono entre sepia y dorado, probablemente intentando imitar el color de la medalla más prestigiosa del torneo.
El gran mérito de la marca es que se aseguró algunas de las figuras más convocantes a nivel mundial, como el multicampeón Michael Phelps y la rusa Yelena Isinbayeva entre otros grandes nombres: Nastia Lukin, Lopez Lomong, Nadia Comaneci, David Boudia y varios otros que se pueden revisar, también en su canal de YouTube. También que logró piezas de altísima calidad. Ya hace un par de meses, la misma marca había logrado un comercial bastante atractivo con Usain Bolt como protagonista.
Por su parte, Panasonic eligió a Neymar y la heptatlonista Louise Hazel para protagonizar su comercial principal, mientras que también desarrollaron una serie de diarios "íntimos" en video de diferentes atletas que fueron dando a conocer en YouTube.
Otros patrocinadores que lanzaron sus spots olímpicos fueron la empresa Procter & Gamble, que se inclinó por apoyar a las madres de los deportistas, asegurando que tienen "El mejor trabajo del mundo", y la marca de relojes Omega, cuyo slogan coincidió con el título del tema de los Rolling Stones que eligieron para musicalizar su comercial: "Start me up".
La cadena de comida rápida McDonalds, también sponsor del evento, fue bastante menos pretencioso y se limitó a consultar a varios atletas olímpicos -sobre todo norteamericanos- por la comida favorita de cada uno de ellos en su restaurant. LeBron James es el nombre más fuerte de esa campaña.
Mucho más conservadores fueron los de Acer, quienes prefirieron explicar el aporte de su empresa a lograr unos Juegos más ecológicos (algo similar a lo que eligieron las empresas de tecnología Atos y General Electric) y filmaron un comercial bastante menos emotivo que los de sus competidoras con el levantador de pesas Marcin Dolega.
Quizá la idea publicitaria más creativa fue la que asoció a Sega y Nintendo, marcas líderes en la industria de los videojuegos, para llevar a cabo un juego en conjunto llamado "Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos de Londres 2012", que es compatible para las consolas de ambas marcas. La campaña se llevó a cabo con una serie de comerciales que presentaban a los personajes más emblemáticos de cada empresa en el palacio de Buckingham.
Desde la TV, el canal BBC Sports -parte de la cadena estatal BBC que se encargará de buena parte de la transmisión- lanzó un comercial animado para reforzar la noción de "País-Estadio".
También es válida la idea de British Airways, que propone un viaje por tierra a través de la ciudad en uno de sus aviones. Después de todo, es una aerolínea local que debe llevar gente hacia Londres. Y los Juegos, según sienten, están en la puerta de su casa.
Si uno, en cambio, elige tomarse un vuelo internacional y aterrizar en el aeropuerto de Heathrow, se encontrará con una terminal prácticamente temática, con anillos colgados en la flamante estructura de acero y vidrios, locales que venden merchandising del evento y hasta algunos stands de bienvenida, aunque por ahora están más que nada destinados a la prensa que arriba con más anticipación.
El resto de la ciudad no presenta un tinte tan festivo. Es lógico cuando se trata de un espacio tan grande. Lo cierto es que mientras el parque olímpico situado en el Este de la ciudad está listo para una fiesta, el resto de la megalópolis disimula bastante bien su condición de anfitriona de los Juegos.
Hay un par de excepciones, claro. Y están logradas a lo grande, como les gusta a los ingleses. En algunos de los puntos más céntricos -y, por lo tanto, más turísticos- aparecen las referencias de rigor, casi un
Muy cerca de allí, en Regent Street -la calle que une Piccadilly Circus con Oxford Circus, dos de los puntos comerciales más concurridos de la ciudad- el comité organizador les da la bienvenida a las naciones participantes de una manera al menos original: se instalaron banderas de 1,8 x 3,6 metros de los 206 países que presentarán atletas durante los Juegos. Están dispuestas en orden alfabético y estarán colgadas allí hasta que finalice la ceremonia de clausura.
Hacia el otro lado, en la misma calle, se pueden ver todavía las banderas británicas que fueron colgadas para el Jubileo de Diamantes de la reina Elizabeth II, que recientemente cumplió 60 años como monarca del Reino Unido.
Hace menos de veinte días, otro de los hitos londinenses se sumó a la escenografía olímpica: se trata del Tower Bridge, el puente que une ambos lados del río Támesis a la altura de la Torre de Londres (donde se guardan las medallas olímpicas y las joyas de la corona británica). Allí se instaló una estructura colgante con los anillos olímpicos que se ilumina de noche y realmente impacta por su belleza.
Un último toque olímpico se dio en Richmond Park, un enorme parque que está en las afueras de la ciudad, en el que -el 9 de julio- se cortó el césped con la forma de los anillos olímpicos. Aunque ocupan nada menos que 300 metros (en un predio de 955 hectáreas), es un detalle que solamente se puede apreciar desde el aire. Y que habla de la locura que existe hoy aquí para hacer notar lo que todos esperan.
Mientras tanto, la lluvia intensa y las nubes le dan un toque londinense a un verano que no parece tal. Que busca alguna señal para comenzar con las celebraciones. Y que espera por sus Juegos.
LONDRES -- Cuando faltan exactamente 20 días para los Juegos Olímpicos, en Londres todavía no está demasiado claro el entusiasmo deportivo y nacionalista que suele acompañar esta competencia. En parte, esa sensación se debe a la rutina furiosa de la ciudad, con habitantes demasiado ocupados en su vida cotidiana como para prestar atención a un cambio que recién llegará a afectar sus vidas dentro de poco más de dos semanas (una eternidad, sobre todo cuando recién se están sacudiendo las telarañas de la Eurocopa).
La principal preocupación es el funcionamiento del subterráneo (el metro, o el Tube, como le dicen en estas tierras). Aunque la ciudad gastó un poco más de 10 mil millones de dólares en refacciones -entre otras cosas se mejoró la frecuencia de algunos trenes y se comenzó a proveer WiFi en 40 estaciones distintas-, está previsto que haya demoras en varias líneas durante el desarrollo de la competencia. En total, habrá 3 millones de viajes diarios extra, sobre los 12 millones habituales. Los más pesimistas hablan de un tiempo de espera de hasta una hora y media para subir a un tren durante los días de mayor afluencia de público.
Por supuesto, desde el gobierno desestiman esta idea, y aseguran que los ciudadanos podrán llegar a sus trabajos y actividades cotidianas sin mayores inconvenientes. Como prueba, toman el ejemplo de los festejos recientes por los 60 años de la asunción de Elizabeth II como reina (el llamado Jubileo de Diamantes), en el que se aumentó un 30 por ciento la cantidad de viajes sin mayores consecuencias. Pese a ello, oficialmente recomiendan seguir algunas pautas básicas para evitar congestionamientos. A saber: trabajar en casa, de ser posible; caminar hasta el trabajo o durante un tramo del viaje; usar la bicicleta para acercarse a la oficina y buscar rutas alternativas que no coincidan con las que se utilizarán para los Juegos.
Claro que el metro no es el único inconveniente. Los autobuses también estarán más ocupados y los conductores solicitaron un bono por esas semanas de trabajo extra. Todavía se está discutiendo esta cuestión, en medio de una amenaza de los choferes, que anunciaron una huelga tres días antes de la ceremonia inaugural si no se presta atención a su reclamo.
El tráfico, se especula, será un problema frecuente en el Este de la ciudad, donde está el Parque Olímpico y algunas de las sedes más importantes. Para que esto no afecte a la competencia, el 25 de julio será inaugurado el "carril olímpico", que quedaría reservado exclusivamente al uso de los atletas y los oficiales. Los taxistas no están demasiado felices con la decisión: ellos también quieren acceso a ese carril. Les preocupa lo que puedan pensar sus pasajeros si están atascados en el tránsito y ven que hay un carril libre por el que no avanzan...