Miguel Cabrera Triple CoronaDavid Richard/US PresswireEn términos de personalidad, Miguel Cabrera no atrae demasiado, pero los fanáticos si conocen su nombre.
Si Miguel Cabrera se convierte en el primer ganador de la Triple Corona desde que Carl Yastremski lo hizo en 1967, podría recibir abundantes ganancias monetarias.

Las Grandes Ligas y el sindicato de jugadores ya han hablado con empresas licenciadas para producir mercadería si Cabrera consigue la hazaña.

Asimismo, se espera que compañías de autógrafos lleguen a un aceurdo con el toletero para que este firme diferentes artículos tras lograr la Triple Corona.

"Hay muchas personas que coleccionar artículos sobre momentos significativos en el deporte", dice Bobby Mintz, de Tri-Star Productions, una de las mayores compañías del país especializadas en artículos autografiados . "Habrá mucha gente que querrá tener la firma de Cabrera".

Mientras Mintz cree que Cabrera podría ganar hasta seis cifras en un eventual acuerdo, cree asimismo que Cabrera no sería el ganador ideal de la Triple Corona".

"Diría que Miguel es respetado, pero no reverenciado", explica Mintz. "No sonríe con frecuencia, no muestra mucha personalidad".

A pesar de su tremenda campaña, la camiseta de Cabrera es apenas la número 19 en la lista de ventas desde el Juego de las Estrellas, de acuerdo con datos de las Grandes Ligas.

Eso, incluso, a pesar de que las ventas por internet de camisetas de Cabrera se han duplicado en el último año.

"La posibilidad de Cabrera para hacer dinero con la Triple Corona es similar a la que tuvo el pasado año Justin Verlander, ganador del Cy Young y del premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana".

Así lo considera Bill Glenn, vicepresidente de The Marketing Arm, una agencia de mercadeo con sede en Dallas, Texas.

"Ciertamente lo ayudará a hacerse más "mercadeable", aunque sin llegar a los niveles de Peyton Manning".

Los premios de Verlander le sirvieron para llegar a un acuerdo con una firma de cereales que sacó al mercado los Verlander's Fastball Flakes, al tiempo que pasó a jugar un papel protagónico en la campaña publicitaria del videojuego "MLB 2K12".

El índice Davie-Brown Index, un servicio de encuestas que pertenece a The Marketing Arm, revela que Cabrera es reconocido por el 34.2 porciento de la población de Estados Unidos, lo cual lo hace más popular que Dave Winfield (34%), Chipper Jones (33.5%), Ray Allen (32.99%), Cliff Lee (32.1%) y Philip Rivers (29.99%).

El sondeo también muestra que Cabrera tiene una influencia similar entre los consumidores que Tedy Bruschi, Tony Romo y Barry Larkin.

Cabrera encabeza actualmente la Liga Americana en promedio de bateo y carreras impulsadas, y está empatado en el liderato de cuadrangulares con Josh Hamilton, de los Rangers de Texas.

Por supuesto que la pregunta que queda flotando es cuánto dinero podría representarle su cacería de la Triple Corona a Cabrera, cuyo contrato actual con los Tigres de Detroit le está pagando más de 150 millones de dólares.

Allyson Felix atletaMichael Heiman/Getty ImagesLa atleta olímpica Allyson Felix quiere fomentar que los niños hagan ejercicios desde temprana edad.
La juventud de hoy podría ser la primera geenración en la historia que no sobreviva a la de sus propios padres.

Esta conclusión forma parte de un nuevo estudio revelado este lunes por "Designed to Move" o Diseñado para Moverse, un grupo de organizaciones encabezadas por Nike, el Colegio Americano de Medicina Deportiva y el Consejo Internacional de la Ciencia del Deporte y la Educación Física.

Designed to Move está enfocado en impulsar las actividades físicas entre la gente joven.

El estudio resalta una estadística preocupante y es que los niños de hoy tienen una expectative de vida cinco años menor que la de sus padres.

El reporte detalle que un niño que vive en los Estados Unidos se convierte menos activo en un 75 por ciento entre las edades entre los nueve y los 15 años.

Esto se debe a que en los últimos 44 años, la actividad física en Estados Unidos ha caído en un 32 por ciento y será de un 46 por ciento menor para el 2030.

Si necesita el dinero para motivarse, considere esto: el costo directo de la inactividad elevará en un 113 por ciento los gastos en el sector de la salud en los próximos 18 años.

Basado en este conocimiento, Nike lanzó una campaña entre más de 70 organizaciones para impulsar la actividad física a través de todo el mundo.

"Necesitamos crear conciencia sobre este problema para romper este ciclo", dijo el president de Nike, Charlie Denson.

Aunque la tecnología en general y particularmente los videojuegos son mencionados como enemigo de la actividad física, Denson está en desacuerdo.

"La tecnología es parte de la solución", asegura Denson. "Es ciertamente una parte importante del futuro de nuestra empresa. Nike+ y la FuelBand son Buenos ejemplos de cómo la tecnología puede ayudar a fomentar la actividad física".

La triple campeona olímpica de atletismo Allyson Felix, quien tiene un contrato de patrocinio con Nike, piensa que las actitudes tienen que cambiar.

"Cuando uno hace algo mal en la escuela, es obligado a correr una vuelta a la pista de carreras", dice Felix.

"Se sabe que los hábitos de ejercicios se crean en los niños antes de cumplir los diez años. Por eso tenemos que cambiar las cosas y darle a los chicos experiencias más positivas acerca de la actividad física".

Adam Jones
AP Photo/Elaine ThompsonLos Orioles han estado a la alza durante septiembre
Los Orioles de Baltimore no solo están encendidos en el terreno de juego. También lo están fuera.

Las ventas de mercadería de los Orioles se han disparado, según el sitio de compras por internet Fanatics.com.

Sólo los Yankees de Nueva York y los Gigantes de San Francisco han vendido más gorras, camisetas y otras mercancías que los Orioles en septiembre.

El agosto, el equipo aparecía en el puesto 14 en ventas y saltó hasta el tercero en lo que va de mes.

Tan sólo en la primera quincena de septiembre, las ventas de Baltimore subieron en un 40 por ciento más que las registradas en todo agosto.

Pero no es solo la actuación de los Orioles lo que ha disparado las ventas.

Está también el hecho de que antes de la actual temporada, el equipo decidió volver a usar sus uniformes del pasado.

Esta onda retro es una mezcla de los uniformes de los Orioles campeones de 1970 y de 1983, con algunos toques contemporáneos.

"Era un deseo de la gerencia reconectarnos con el pasado y sabíamos que los fanáticos deseaban desesperadamente tener de vuelta al dibujo de pájaro", explicó el vocero del equipo, Greg Bader. "Los hechos han demostrado que la onda retro sigue siendo muy popular".

Así, por primera vez desde 1988, el dibujo del Oriol apareció de Nuevo en la gorra.

Las ventas de las gorras auténticas de los Orioles, fabricadas por la empresa New Era cap, han crecido en un 102 por ciento, con un precio de 34 dólares y 99 centavos.

Si de ventas de gorras se trata, esto hace a los Orioles en decimocuarto equipo más popular en todas las Grandes Ligas.

A esta altura del pasado año, en que Baltimore tuvo su decimocuarta temporada perdedora consecutiva, la gorra de los Orioles aparecía en el vigésimo puesto entre las más vendidas.

Bader dijo que tantas personas están ahora vistiendo artículos de ropa del equipo que usted no puede caminar muchos metros en el downtown de la ciudad sin ver a alguien con algo de los Orioles.

Esto se convirtió en un problema para una persona que estaba filmando un documental en Ocean City, Maryland, a unas 120 millas de Baltimore.

La película no tenía nada que ver con los Orioles, pero fueron tantas las personas que encontró vistiendo artículos del equipo que se sintió en la obligación de llamar a la oficina del comisionado de Grandes Ligas y pedir permiso para usar la marca comercial.

Y la fiebre del pajarito se ha extendido más allá de las fronteras de Maryland.

Fanatics.com asegura que el 67 por ciento de las personas que ha comprador mercadería del equipo vive en otros estados.

"Estamos viviendo la tormenta perfecta aquí en Baltimore", dice el president de Fanatics, Jamie Davis.

"Los Orioles estan en camino hacia los playoffs por primera vez desde los finales de la década de los 90 recientemente rediseñaron el logo, creando una nueva demanda que casi nos es difícil de cumplir para satisfacer a los seguidores de los Orioles, tanto en Baltimore como en el resto del país, que quieren comprar sus artículos favoritos".

La revista Forbes, que elabora escalafones de cuanto huela a dinero en el mundo, también dedica un espacio a los deportes.

Según Forbes, el club de fútbol inglés Manchester United es la franquicia deportiva más valiosa del mundo, con un precio estimado de 2,230 millones de dólares.

Detrás del Manchester se ubica el Real Madrid (1,880 millones) en el ranking de las 50 franquicias deportivas más ricas del mundo, en tanto los Yankees de Nueva York y los Dallas Cowboys, de las Grandes Ligas y la NFL, respectivamente, empatan en tercer puesto, con un valor de 1,850 millones.

Pero eso es según datos del 2011. Cuando Forbes emita su veredicto correspondiente al 2012, veremos cambios significativos, no tanto en los diferentes nombres que aparecerán en la lista, sino en las cifras.

En la relación del pasado año, los Dodgers de Los Angeles aparecían en sexto lugar, con un precio de 1,400 millones, pero en marzo pasado, un grupo encabezado por el ex astro de la NBA Earvin "Magic" Johnson compró al equipo por 2,150 millones.

Esto debe, automáticamente, subirle el valor al menos a las cinco franquicias que aparecen por delante del club angelino.

Pero, ¿qué hace valiosa a una franquicia deportiva?

Lo primero que viene a la mente es que esa entidad sea exitosa deportivamente hablando.

Un equipo que gane campeonatos debe, por su propio peso, ser bien valorada en el mercado.

De ahí que entre los primeros puestos de la lista aparezcan triunfadores perennes como el ManU, el Madrid o los Yankees.

Pero no basta con ser ganadores. Es más, de hecho, no necesariamente es un requisito.

Los cálculos de esta lista se generan en base a los ingresos de los clubes obtenidos en el último año por los conceptos de estadio, marketing y venta, así como patrocinios del equipo y de sus jugadores o contratos de televisión, entre otros factores.

Lo principal es que la franquicia esté asentada en un mercado con economía sólida, aunque en estos tiempos, no hay casi ningún país en el mundo que se precie de tener esa super bonanza.

Pero es por ello que vemos que la mayoría de la lista tiene sus bases en Estados Unidos y Europa, con todo y la crisis económica global.

De hecho, 40 de los 50 son equipos estadounidenses, incluidos los 32 que conforman la NFL.

Además, junto a los Yankees y los Dodgers, aparecen en el Top 50 los Medias Rojas de Boston, los Mets de Nueva York, los Filis de Filadelfia y los Cachorros de Chicago, como representantes de las Grandes Ligas del béisbol, así como los Los Angeles Lakers y los New York Knicks, de la NBA.

La presencia de los Cachorros en el escalafón es la muestra más fehaciente de que ser exitosamente deportivo es fundamental.

Los Cachorros no ganan una Serie Mundial desde 1908 y no siquiera llegan a un clásico de octubre desde 1945.

Otro ejemplo lo aportan los Dolphins de Miami Dolphins, que 40 años después, aún basa muchas de sus campañas de mercadotecnia es la "campaña perfecta" de 1972, última vez que ganaron la corona de la NFL.

ParalympicsLeon Neal/AFP/Getty ImagesLos Juegos Paralímpicos utilizan las mismas facilidades de los Juegos Olímpicos.
Los Juegos Paralímpicos no despiertan el mismo interés en el gran público que los Olímpicos.

Quizás porque las marcas de estos atletas no deslumbran como las conseguidas por Usain Bolt, Michael Phelps y compañía o ya sea porque la admiración por estos atletas con limitaciones físicas va acompañada de una lástima a veces dolorosa.

Pero eso es para el fanático común y corriente, que disfruta el espectáculo sólo por lo deportivo, ajeno a todo lo que se mueve detrás de cada evento.

En materia económica, los Juegos Paralímpicos son un filón para las compañías patrocinadoras de este evento, cuya audiencia de esta edición de Londres 2012 se calcula en cuatro mil millones mundialmente.

Cada vez son más las marcas comerciales que se suman a la lista de patrocinadoras, más allá de las 11 firmas oficiales del Comité Paralímpico Internacional (CPI).

Los 11 sponsors del CPI son los mismos del Comité Olímpico Internacional (COI): Coca Cola, McDonald´s, Visa, Samsung, General Electric, Acer, Omega, Kodak, Procter & Gamble, Panasonic y Atos Origin.

Según cifras oficiales dadas a conocer por el Comité de Marketing del CPI, estas entidades gastaron casi cinco mil millones de dólares en los últimos cuatro años para promover la práctica del deporte entre personas discapacitadas como medio ideal para insertarse en la sociedad.

Pero a diferencia del Comité Olímpico Internacional, que limita el patrocinio durante los Juegos a sus firmas oficiales, el CPI se ha abierto a otras empresas para que exhiban su publicidad durante el tiempo que dure el certamen.

El Comité de Marketing de los Juegos Paralímpicos ha dado un giro en Londres 2012 a esta política limitante, algo que no sucedió en eventos anteriores.

De esta manera, las marcas podrán lucirse en la vestimenta de atletas, así como en lugares específicos del Estadio Olímpico.

Además, dada la audiencia mundial de cuatro mil millones de televidentes, firmas no oficiales del CPI, como Renault, Allianz, Vodafone y Procter & Gamble, patrocinadoras del equipo irlandés, podrán exhibirse en las competencias.

También se han sumado Toyota, Swisse y Ernst &Young con la delegación australiana, British Airways y BMW con el equipo británico y Adidas y Lufthansa con los alemanes.

Si las cosas en los Paralímpicos se comportan como en los Juegos Olímpicos, estamos hablando de un negocio redondo.

A modo de ejemplo, General Electric ha aprovechado su presencia en los Juegos para establecer nuevos negocios en el país sede.

En Beijing´2008 obtuvo contratos por 750 millones de dólares y en Londres hizo negocios que le permitieron recuperar lo invertido apenas terminada la gran cita deportiva.

Por su parte, Procter & Gamble lanzó una serie de comerciales en el que participaron las madres de los atletas, junto con una campaña para regalar más de 60 mil boletos para los eventos.

Además de colocarse como uno de los videos más vistos de la temporada, la compañía generó 20 millones de dólares adicionales en ventas sólo en el Reino Unido.

Queda apenas una semana para la patada inicial de la temporada de la NFL, en la que los equipos han elevado ligeramente su techo salarial.

El aumento es ínfimo, de apenas 600 mil dólares, llegando esta campaña a 120.6 millones de dólares.

Matt Kalil
AP Photo/Genevieve RossLos Vikings fueron los que gastaron más en nómina en el 2011-2012, pero eso no les garantizó el Super Bowl.
El pasado año, en que el límite estaba en 120 millones exactos, sólo ocho equipos llegaron a esa cota o la sobrepasaron ligeramente, mientras que seis franquicias ni siquiera llegaron a los 100 millones en su plantilla.

El tope salarial es relativo y no significa precisamente que los equipos no puedan pasarse de esa cifra, sino que las diferentes franquicias debían ajustar sus plantillas por debajo de esa cantidad antes de que se iniciara la etapa de agencia libre.

Los líderes en gastos en el 2011 fueron los Minnesota Vikings ($123,553,646), los Philadelphia Eagles ($123,382,065) y los Atlanta Falcons ($122,188,308).

Los Jacksonville Jaguars ($92,768,120), los Tampa Bay Buccaneers ($92,988,777) y los Cincinnati Bengals ($93,268,320) fueron los más pobres de la liga.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. O lo que es igual: el dinero no compra campeonatos, pues muchas veces, ya sea por lesiones, o porque sencillamente las cosas no salieron como se esperaba, las grandes inversiones terminan en fracaso.

Tomemos a los Vikings, a propósito de ser los de la plantilla más gorda.

Con tres victorias y 13 derrotas, Minnesota quedó en último lugar de la división norte de la Conferencia Nacional.

En matemática simple, los Vikings invirtieron poco más de 41 millones de dólares en cada truinfo que consiguieron en el 2011.

No mucho mejor le fue a los Eagles, que concluyeron con balance de 8-8.

Alrededor de 15 millones por victoria, pero la inversión fue en vano, pues Filadelfia quedó fuera de la postemporada.

Al menos los Falcons permitieron soñar a sus fanáticos y con 10-6 entraron a los playoffs, con un gasto promedio de 12.3 millones por juego ganado, aunque se fueron del aire en la primera ronda ante los New York Giants, a la larga campeones del Super Bowl.

Sin embargo, en esta proporción simple entre gastos y victorias, los grandes perdedores fueron los St. Louis Rams y los de Indianapolis Colts.

Los Rams, con la quinta nómina más alta de la NFL (121,835,786), sólo lograron vencer en dos ocasiones, de manera que pagaron a unos 60.5 millones cada victoria.

También dos triunfos consiguieron los Colts, que el pasado año no pudieron contar con su gran figura de los últimos años, el quarterback Peyton Manning.

Cada victoria le vino saliendo a Indianápolis en unos 57 millones.

Si un equipo le sacó el jugo a cada dólar que invirtió, ese fue el de los Packers de Green Bay, con una temporada regular casi perfecta de 15-1.

Los Green Bay Packers abrieron el 2011 con una plantilla de unos 109 millones de dólares, con lo que fueron necesarios siete millones para obtener cada victoria, pero al igual que Atlanta, cayó en su primera presentación en la postemporada.

De todos modos, esto no significa que equipos con grandes plantillas y pobres resultados deportivos hayan sido perdedores absolutos.

Pero ya les corresponderá a contadores y economistas hacer el balance más profundo que incluya los ingresos por taquilla, venta de mercadería y contratos de televisión.

Derek JeterAP Photo/Kathy KmonicekLos Yankees llevan más de una década con la nómina más alta, pero solo tienen un cetro (2009).
A diferencia de otros deportes profesionales en Estados Unidos, las Grandes Ligas de béisbol no han podido establecer un tope salarial que ponga fin a la espiral descontrolada con que crecen los sueldos de los peloteros.

De hecho, es un tema tabú desde hace casi 20 años, pues la última vez que se habló con seriedad y firmeza sobre esto, las cosas terminaron de la peor manera posible, con los jugadores en huelga hasta el punto que fue necesario suspender las acciones a mitad de la temporada de 1994 y cancelar la Serie Mundial.

Mientras la NBA y la NFL encontraron la paridad competitiva a través del techo salarial, el béisbol quedó abierto a que los equipos con mayor fuerza económica se lanzaran al mercado a comprar al precio que fuera a cuantos jugadores consideraran valiosos.

Para los equipos más pequeños, monetariamente hablando, el béisbol se convirtió en el arte de ganar un juego injusto, al decir de Billy Bean, gerente general de los Atléticos de Oakland.

Fue entonces que apareció el impuesto de lujo a las franquicias más gastadoras, que ayudaría a financiar de cierta manera las operaciones de los clubes más pobres.

El objetivo de esta idea, implementada en el año 2003, era disuadir el gasto excesivo y abusivo de algunas franquicias para acaparar estrellas y armar verdaderos dream teams.

En su libro "Mis Años con los Yankees", el ex manager Joe Torre cree que gracias a ese impuesto de lujo, la poderosa franquicia neoyorquina cavó su propia tumba al financiar a los pobres Marlins de la Florida que terminaron venciéndolos en la Serie Mundial del 2003.

Y de veras que diez años después de establecido, el impuesto de lujo ha demostrado ser una ayuda a la equidad competitiva.

En lo que va del siglo XXI, sólo tres equipos han ganado más de una vez el clásico de octubre: los Yankees de Nueva York (2000 y 2009), los Medias Rojas de Boston (2004 y 2007) y los Cardenales de San Luis (2006 y 2011) y ninguno logró hacerlo de manera consecutiva.

Los Diamondbacks de Arizona (2001), los Angelinos de Los Angeles (2002), los Marlins de Florida (2003), los Medias Blancas de Chicago (2005), los Filis de Filadelfia (2008) y los Gigantes de San Francisco (2010) también se han coronado, muestra de cuán repartido está el pastel en estos tiempos.

El dinero no compra campeonatos. Si acaso, ayuda a mantener buenos jugadores que en otras circunstancias, un equipo pobre estaría obligado a soltarlos antes de perderlos en la agencia libre.

Pero esas constelaciones de estrellas armadas a golpe de billete casi siempre terminan en fracaso.

Aparte de la cierta nivelación de fuerzas que se ha conseguido, los equipos han desacelerado, en sentido general, sus gastos.

Sólo los Yankees han tenido que pagar este impuesto cada año desde su creación, mientras que Boston lo ha hecho seis veces.

Del resto, los Tigres de Detroit y los Angelinos, son los únicos que debieron pagar en una ocasión, aunque las multas fueron ridículas, en comparación con las que cada año tiene que abonar la novena neoyorquina.

Al inicio de la presente temporada, los Yankees eran los únicos con una nómina superior a los 178 millones, cifra que marca el límite entre pagar o no pagar impuesto de lujo.

Los Filis y los Medias Rojas abrieron la campaña con plantillas de más de 170 millones, que con los movimientos lógicos que se hacen a lo largo del año, podrían ir más allá de la frontera de los 178 millones.

Pero tanto Filadelfia, como Boston, aparecen hundidos en sus respectivas divisiones.

Es más, si la temporada terminara ahora, con todo y la ampliación de dos comodines, sólo cuatro de los nueve equipos con nóminas superiores a los 100 millones entrarían a los playoffs: los Yankees, los Rangers de Texas, los Gigantes y los Cardenales.

Asimismo, tres de los seis conjuntos con menor plantilla, Oakland, los Piratas de Pittsburgh y los Rays de Tampa Bay, entrarían a la postemporada, a pesar de que, entre los tres, pagan menos (183 millones) que los Yankees (198 millones).

Por supuesto que no es solamente el impuesto la causa de cierta paridad entre los equipos, pero sí ha sido un factor determinante.

Existen otras razones, como el sistema con que un equipo más pobre que no puede retener a un agente libre debe ser compensado por la franquicia que lo firme.

El objetivo final de todas estas medidas es garantizarle a los equipos de mercado pequeño al menos la oportunidad de medirse contra los grandes, de no ser descartados de antemano, antes de que se dé la voz de ¡playball! Por ahora, parece que sí funcionan.

Contador©Luis BarbosaAlberto Contador, uno de los mejores ciclistas del mundo, se ha visto involucrado por escándalos de dopaje
En un mundo ideal, los deportistas competirían limpiamente, sin acudir a prácticas fraudulentas como el uso de sustancias químicas para mejorar su rendimiento.

En ese mundo ideal, los organizadores de los grandes eventos deportivos como Juegos Olímpicos o Panamericanos, Mundiales de fútbol o atletismo, no tendrían que destinar enormes recursos a la instalación de costosos laboratorios antidopaje y luego a los nada baratos exámenes para detectar a los tramposos.

Pero eso es en un mundo ideal.

En el mundo real, el deporte se ha convertido en un negocio multimillonario que genera ríos de ganancias a atletas, clubes y federaciones, aunque todos ellos caminan sobre una cuerda floja financiera a la vez que deciden inmiscuirse en el sórdido ambiente que se mueve en torno al dopaje.

Tomemos por ejemplo al ciclismo, uno de los deportes donde el uso de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento se ha expandido como una epidemia incontrolable.

Un corredor novato de la modalidad de ruta comienza su vida profesional con un modesto salario de entre 50 mil y 75 mil dólares anuales, según la firma auditora Ernst and Young.

Pero ese es sólo el comienzo. Para inicios del 2012, un ciclista cualquiera de las dos categorías profesionales que existen, la UCI Pro Team y la UCI Continental, tenía un salario bruto promedio de 390 mil dólares anuales, sin contar los contratos individuales de publicidad.

En los últimos tres años, el salario de los ciclistas prácticamente se ha duplicado, lo cual es una motivación más que natural para los deportistas, que buscan llegar y mantenerse en la élite, aunque, valga la redundancia, muchos no lo hagan de manera natural.

Y esos son nada más los promedios. Un ciclista de primerísima línea, como el español Alberto Contador, llega a ganar salarios de siete cifras.

Contador ganó en el 2010 alrededor de 5.9 millones de dólares, cuando pertenecía al equipo Astana, pero según el diario francés Journal Du Dimanche, esa cantidad subió hasta 7.4 millones en el 2011, al firmar contrato con la agrupación Saxo Bank.

Asimismo, el presupuesto de los alrededor de 40 equipos profesionales que existen se ha disparado desde el 2009 en un 36.5 por ciento, al pasar de 349 millones hace tres años a 475 millones en el 2012.

El 73 por ciento de esas cifras millonarias proviene de los más de 61 patrocinadores involucrados en la actividad ciclística.

Otra buena razón para el esfuerzo a toda costa para superarse, tanto desde el punto de vista de cada corredor, como de los equipos que ellos conforman.

La palabra clave es dinero, pero el intentar ganarlo de manera mal habida, tiene consecuencias negativas desde el punto de vista económico.

Desde que a mediados de la pasada década se destaparon los escándalos del dopaje casi absoluto del ciclismo profesional, muchas de las compañías patrocinadoras empezaron primero a recortar los fondos y luego se retiraron por completo, al ver cómo el fenómeno crecía como una avalancha de nieve.

En el 2008 la telefónica alemana Deutsche Telekom puso fin a 17 años de colaboración con el equipo T-Mobile. Adidas y el fabricante de autos Audi le siguieron los pasos.

En Francia, la empresa Barloworld, que prestaba su nombre a un equipo profesional, rompió sus lazos con el mundo de las bicicletas, luego de que varios de los miembros de esa agrupación dieran positivo por dopaje en el Tour de France del 2008.

Una semana después, la firma Saunier Duval también quemó sus naves, cansada de tanto fraude.

La salida de esas compañías implica pérdidas millonarias para los equipos y no sólo de manera inmediata.

Entonces conseguir nuevos patrocinadores se vuelve una tarea titánica, pues las empresas quieren verse asociadas con la limpieza, con la trampa, pues eso daña su imagen corporativa con consecuencias más allá del ciclismo, sino del propio mercado.

Es entonces que tanto deportistas, como equipos, se dan cuenta de la validez del refrán: lo que llega fácil, se va fácil.

London Opening CeremonyAP Photo/Morry GashOrganizar unos Juegos Olímpicos se ha vuelto cosa de ricos, debido a los altos costos que conlleva su organización
La organización de unos Juegos Olímpicos es algo que en estos tiempos está absolutamente vedada para los países pobres. Aún cuando parte de los gastos incurridos en la preparación puedan recuperarse en un tiempo medianamente lógico, las naciones más pobres no cuentan con los fondos que les permitan asumir semejante compromiso.

Sólo los países desarrollados o las economías emergentes, como Brasil, Corea del Sur o China, pueden darse el lujo de albergar la magna cita cuatrienal con menos riesgo de que le suceda lo que a Grecia, cuyos Juegos en Atenas en el 2004 son vistos por muchos economistas como parte de la génesis de su actual crisis.

En el caso de Londres, la empresa crediticia Visa evaluó como positivo el impacto que tanto a corto como a mediano plazos tendrá en la capital británica la celebración de estos Juegos del 2012, a pesar del costo estimado de 11 mil millones de dólares, la mayor parte de ellos provenientes de fondos públicos.

En primera instancia, se calcula que el ingreso que generará el turismo en las semanas previas y durante los Juegos permitirá recuperar el 18 por ciento de los gastos, o lo que es igual, unos 1,980 millones de dólares.

La cifra podría parecer irrisoria en comparación con todo lo empleado para organizar la lid, pero de antemano significa que casi uno de cada cinco dólares estará de vuelta en las arcas británicas tan pronto se apague la llama olímpica.

Pero la mayor recuperación podría estar en el sector inmobiliario, si Londres logra atraer inversiones en la zona Este, donde se construyó la villa olímpica y que podría representar una alternativa de vivienda a personas de clase media que no han podido hasta ahora establecerse en la capital, debido al alto costo de los inmuebles.

Los expertos creen que Londres se habrá transformado lo suficiente como para atraer inversionistas que tendrían un impacto positivo por lo menos durante los próximos tres años, hasta el 2015.

Unas 100 mil personas que beneficiarían de esta situación y su presencia en la urbe londinense sería el detonante de una frenética actividad económica en las nuevas áreas construidas, que generaría ingresos tanto en concepto de pagos por servicios, como en recolección de impuestos.

Pero no todo es color de rosa. Aunque estos Juegos se organizaron con poco más de un cuarto del presupuesto de Beijing 2008 y con un tercio de lo que costarán los invernales de Sochi (Rusia) en el 2014, los expertos creen que nunca se llegará a recuperar la totalidad de la inversión.

El economista Andrew Zimbalist, estudioso del impacto económico que tiene la organización de eventos deportivos, considera que más resultado da preparar un campeonato de un solo deporte, que estos magnos encuentros multidisciplinarios.

Para Zimbalist, según explicó en un artículo que escribió para el Fondo Monetario Internacional, las ganancias por organizar eventos deportivos de gran escala son bajas o casi nulas.

Los beneficios son mayormente en mejora de infraestructura, pero no en dinero para los gobiernos, tanto locales de la ciudad organizadora, como nacional.

Desde los Juegos de Montreal, en 1976, hasta la fecha, la única edición que ha tenido un superávit inmediato fue la de Los Angeles 1984, pues la ciudad aceptó la sede siempre y cuando el gobierno local no tuviera compromisos financieros.

Montreal preparó sus juegos con 124 millones de dólares y terminó con una deuda de 2,800, que terminó de pagar 30 años después.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Dejar de organizar los Juegos para no comprometer el futuro financiero de las sedes? La respuesta es no. En este mundo tan desigual, le toca a los ricos sacrificarse por mantener vivo el ideal olímpico.

Alex RodriguezAP Photo/Kathy WillensAlex amenazó con irse de NY en el 2007, y le reestructuraron su contrato por 10 años más.
En el 2004, Alex Rodriguez llegó a los Yankees de Nueva York, luego de complicadas negociaciones que incluían el compromiso de los Rangers de Texas de pagarle 67 de los 179 millones que restaban de aquel contrato por diez años firmado en el 2001.

Rodríguez, un campocorto natural que venía de ganar dos Guantes de Oro en el 2002 y el 2003, aceptó mudarse a la tercera base, pues esa posición en los Yankees le pertenecía desde 1996 a Derek Jeter.

¿Y qué resultó? Que Alex, Jugador Más Valioso de la Liga Americana en el 2003, tuvo serios problemas de adaptación a los Yankees que le trajeron una baja en casi todos sus indicadores, no sólo en average, hits, extrabases, carreras anotadas e impulsadas, jonrones, promedio de embasamiento y slugging, sino también otros como desde la cantidad de partidos jugados y turnos al bate en la campaña.

A-Rod sólo aumentó dos acápites, pero uno de ellos negativo: las bases robadas y los ponches recibidos.

De todos modos, esa disminución en casi todas las estadísticas no se echó mucho a ver durante la campaña regular, pues tampoco se trató de una caída estrepitosa.

Al final de la postemporada, los Yankees quedaron demasiado dolidos, lamiéndose sus heridas tras la debacle ante sus archirrivales Medias Rojas de Boston en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, en la que perdieron cuatro juegos seguidos tras llevar ventaja de 3-0, como para darse cuenta del error que había sido aceptar en sus filas a un pelotero que tal vez nunca se adaptara al estilo de la franquicia más famosa del mundo.

La cuenta bancaria de Rodríguez engordó otros 22 millones, pero lo peor aún estaba por venir.

En dos de los tres siguientes años, el pelotero mejor pagado en la historia de las Grandes Ligas ganó el premio de Jugador Más Valioso de la Liga Americana, pero se multiplicó por cero, se esfumó, desapareció por completo en las postemporadas, sucumbiendo a la presión de una etapa que era habitual y clave para los Yankees.

Alex representó un hueco insalvable en la alineación de Nueva York durante las postemporadas del 2005, 2006 y 2007, entre las cuales apenas ligó siete hits en 44 turnos, para average de .159, con solamente una carrera impulsada y 15 abanicados.

Mientras tanto, el público abucheaba cada vez que se acercaba al plato y sus propios compañeros se referían a él como "A-Fraud" (Un fraude), tal como cuenta el ex manager Joe Torre en su libro "Mis años con los Yankees".

¿De veras valió la pena pagar en esos tres años 70 millones 389 mil 252 dólares para que a la hora cero, cuando más se le necesitaba, se convirtiera en el peor, el más débil, el más cobarde de los peloteros?

Si se suman los turnos al bate en las campañas regulares y las postemporadas, Rodríguez recibió 39 mil 18 dólares cada vez que se paró en el plato. Un simple swing y el pelotero ganaba lo mismo que muchas personas en todo un año en Estados Unidos.

¿Para qué? En esos tres años, los Yankees fueron eliminados siempre en la primera ronda de los playoffs y dada la mediocridad exhibida por su sobrevalorada estrella, ya se comenzó a hablar de la "maldición de A-Rod".

Pero a pesar de esas señales tan evidentes de que Rodríguez no se adaptaba al estilo de la Gran Manzana, ni a las presiones que ello conlleva, el gerente general Brian Cashman "se ponchó" con una decisión que hoy día debe estar lamentando como lo hizo en su mento Tom Hicks cuando le dio aquel megacontrato con los Rangers de Texas.

Una cláusula de su contrato le permitía optar por salirse del mismo en el 2007, cumplidos los siete primeros años de los diez por los que fue fichado.

El emocionalmente inestable e impredecible Alex, como lo describió Joe Torre, amenazó con dejar a los Yankees y Cashman mordió el anzuelo.

La gerencia le reestructuró el contrato por otras diez temporadas y nada menos que 275 millones de dólares, que empezaría a ganar desde el 2008, a pesar de que entonces ya tenía 32 años y tendría 42 cuando completara el gran disparate.

Desde entonces y contando lo que ganará cuando complete la actual contienda, los Yankees le habrán pagado 155 millones de dólares, no obstante el declive mostrado cada vez más debido al paso indetenible del tiempo y a la aparición de lesiones que han limitado su tiempo de juego. Entre el 2008 y el 2011, Alex, que había jugado al menos 150 partidos en cada una de las siete campañas anteriores, promedió 124 choques por año e incluso en la pasada temporada ni siquiera llegó a 100 juegos.

En ese lapso, Rodríguez cobró 68 mil 144 dólares por cada turno al bate, casi el doble de lo que ganaba según su contrato anterior.

Y a pesar de estar cada vez más añoso e inefectivo, aún le faltan 143 millones por devengar.

Lo peor es que al comprometer tanto dinero, hace prácticamente imposible una transferencia a otro equipo, lo cual obliga a Nueva York a tener que pagar por completo por su error.

Alex RodríguezRob Carr/Getty ImagesApesar de su buen presente con los Yankees, el paso de Alex Rodríguez por los Rangers no fue tan fructífero
Si el objetivo al contratar a un jugador, sea el deporte que sea, es ganar campeonatos, la vida está llena de ejemplos en que los dueños (y los gerentes generales) han echado el dinero al inodoro.

En el 2001, el entonces dueño de los Rangers de Texas, Tom Hicks, sacudió al mundo de las finanzas deportivas al anunciar el convenio con el entonces mejor pelotero del mundo, Alex Rodríguez, por 252 millones de dólares por las siguientes diez temporadas.

Entonces, A-Rod tenía 25 años y aún no había llegado al pico de su carrera, que al parecer, sería más alto que el monte Everest.

El contrato de Rodríguez superaba por 63 millones el que ese mismo año los Yankees de Nueva York le habían concedido a su líder indiscutible, el campocorto Derek Jeter.

También sobrepasaba por 92 millones los 160 millones que los Medias Rojas de Boston pactaron con el toletero Manny Ramírez.

No se trataba de una diferencia lógica. Era la Danza de los Millones, una cifra absolutamente impensable hasta el día antes en que se anunció la magnitud del acuerdo.

Hicks pensaba formar una banda que demoliera a cuanto rival se le pusiera delante, pues el pelotero de origen dominicano se uniría a los toleteros puertorriqueños Juan González e Iván Rodríguez, así como al cubano Rafael Palmeiro, entre otros.

Pero antes de que se secara la tinta de la firma, pronto se evidenció que un contrato tan salvajemente alto era un error descomunal.

Texas, que en los cinco años previos había ido tres veces a la postemporada, de pronto se convirtió en un equipo perdedor.

Sólo en el 2001 la asistencia creció en relación al año anterior, un nueve por ciento. A pesar de la poderosa alineación ofensiva, el pitcheo dejaba mucho que desear, incapaz de aprovechar el apoyo recibido de los bateadores.

De hecho, al invertir tanto dinero en su nueva estrella, no había muchos fondos para reforzar el cuerpo de lanzadores.

Con 73 victorias y 89 derrotas, los Rangers fueron últimos en la división del Oeste.

Alex Rodríguez cobró los primeros 22 millones de su contrato y tuvo una gran campaña individual, al encabezar la Liga Americana en carreras anotadas y jonrones, pero su equipo fue un desastre.

Un año después, las cosas fueron peor. La asistencia al parque cayo un ocho por ciento y el equipo volvió a quedar en último lugar de su división, con un triunfo menos y una derrota más que en 2001.

A-Rod volvió a embolsillarse 22 millones, pero el propietario siguió sin ver al equipo ganador que esperaba conformar alrededor de su tan promocionada contratación.

Para 2003, Texas tuvo que deshacerse de su cátcher estelar Iván Rodríguez, pues no había plata para retenerlo. A-Rod se tragaba casi la cuarta parte de todo el presupuesto disponible.

Así que "El Pudge" se fue a la Florida y terminó ganando la Serie Mundial del 2003 con los Marlins.

Entretanto, Alex, con 22 millones más en su cuenta bancaria, resultó el Jugador Más Valioso del joven circuito, pero sus Rangers no salieron del último lugar, esta vez con balance de 71-91, en tanto la afluencia del público al Ballpark de Arlington volvió a descender otro nueve por ciento.

Al final de la campaña, Texas se convenció de que comprometer tanto dinero en un solo jugador había sido un disparate y consiguieron despacharlo al único equipo capaz de asumir semejante responsabilidad: los Yankees de Nueva York.

En términos de dinero, los Vigilantes había empleado 66 millones en un único pelotero, que a la larga no los ayudó a ganar nada.

Rodríguez cobró un promedio de 135,802 dólares por partido en sus tres años en Texas. Unos 36 millones 666 mil dólares se los pagaron por juegos en que el equipo perdió. Sólo alrededor de 29.5 millones reportaron victorias.

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