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México debutó goleando en el fútbol masculino

LOS ÁNGELES -- Las arrugas de Gerardo Martino se suavizan. La selección de la Copa Oro le llena de incertidumbre y le genera una mueca de preocupación. Sin embargo, las refacciones que llegarán de Tokio, le reducen los estertores de ese desasosiego.

Mientras sigue apesadumbrado ante el rompecabezas conkakafkiano (dixit Guillermo Chao), la madrugada del jueves fue un heraldo de buenas noticias: México 4-1 Francia en Juegos Olímpicos.

En Glendale, Arizona, Gerardo Martino sigue tan atribulado como un daltónico jugando con el Cubo de Rubik. Ni más ni menos. Un delirio cromático.

Le hurtaron una pieza clave, ‘Chucky’ Lozano, y el resto del equipo no carbura. Su selección salió aterida y herida ante Trinidad & Tobago; terminó insatisfecha ante una Guatemala cocinada al vapor, y El Salvador les hizo mascar y mascullar una victoria inmerecida.

Pero, desde Tokio, llegó aire fresco: Diego Lainez y sus festivas osadías con holanes; Sebastián Córdova, maduro ahora como futbolista genuinamente ambicioso; Luis Romo, como su futuro y venturoso eje del equipo; Charlie Rodríguez, regenerándose totalmente, y Alexis Vega, quien parece reivindicado de las tentaciones de vodka o de sake sabor tamarindo.

Sí, Gerardo Martino sabe que el híbrido, que el Frankenstein que tendrá en la plancha para las eliminatorias, con la carcasa, con la carrocería doliente de la Copa Oro, y los refuerzos que llegan de Tokio, con todo este voluminoso paquete, promete al menos--, para las eliminatorias mundialistas de la Concacaf. Un híbrido de buena savia.

Consternado por una selección que aún no funciona en la Copa Oro, de repente encuentra que los grandes problemas de su selección, desde el cuadro bajo, hasta el juego eficiente por los extremos, parecen tener una solución sólida desde Tokio.

Es obvio que ‘El Tata’ jamás lo va a reconocer. En su discurso cuidado y cuidadoso, seguirá blindando a la base de jugadores que tiene para enfrentar a una desmantelada Honduras en los Cuartos de Final de la Copa Oro.

De manera satelital involucrado en la olímpica, lejos de enfrentar una desventaja, goza Gerardo Martino de una enorme ventaja. Los hándicaps positivos es que tiene en pie de guerra a dos seleccionados nacionales en torneos oficiales, y de nivel competitivo al menos para el horizonte del octagonal eliminatorio.

Ojo: no se trata de parches, se trata de soluciones. No se trata de untarle engrudo o hacer un remiendo, se trata de estrictamente jugadores de repuesto, y en algunos casos, jugadores titulares, que de no haberse empalmado los dos torneos, tendrían prioridad en la Copa Oro.

Por eso, ‘El Tata’ Martino suda, pero no se acongoja. Todo fue conversado con Yon de Luisa. El presidente de la FMF dio el visto bueno. Es obvio que el relumbrón olímpico rebasa la cascada, cobriza, deteriorada y oxidada Copa Oro.

El Tsunami de peros puede desatarse. Sí, Francia no presentó ni remotamente, la mejor versión posible para unos Juegos Olímpicos, pero, aún así, la mayoría son titulares en sus equipos, además del pie veterano que poco pudo hacer, porque mientras André-Pierre Gignac marcó desde el manchón, Florian Thauvin fue un pegoste en la alineación.

El recorrido en Liga Mx y en el caso de Lainez con el Betis, fortalecieron anímicamente al grupo. Ni el escenario, ni la camiseta, ni el compromiso, ni el debut en el torneo, arredró a los mexicanos, además confabulada la fortuna de que los cambios dieron un revulsivo a México, cuando Gignac había acercado en el penalti.

Recuérdese que aquí le revelamos la petición o exigencia de Yon de Luisa a Gerardo Martino: quiere un equipo competitivo para Catar 2022, pero, principalmente, quiere una generación de alto nivel para el Mundial 2026, del cual, si #ElGrito no lo impide, México tendrá la segunda tajada más importante, después de Estados Unidos, en la alianza que complementa Canadá.

Queda además, cantaría José José, un volcán apagado. El auto exilio, la deserción, de José Juan Macías para comenzar su aventura en el Getafe, mantendrá el seguimiento de Gerardo Martino, con el que, según diversas aseveraciones, habría conversado en buenos términos, sobre su decisión de abandonar la olímpica y emigrar a España.

Ciertamente, las dos escuadras del ‘Tata’ Martino aún están con obligaciones pendientes. En Tokio, aguardan los compromisos ante el anfitrión Japón, y Sudáfrica, los dos, como ocurrió con Francia, afectados por negativas de clubes por prestarles a jugadores clave.

Y en la Copa Oro, ante un Honduras maltrecho, y aún en fase de Cuartos de Final, el Tri mantiene la obligación establecida por la FMF y aceptada por el entrenador, de ganarla, especialmente después del fracaso ante Estados Unidos en la Final de la Liga de las Naciones.

Entonces, parecería que este híbrido, este mestizo, este Frankenstein de Martino, gozará de cabal salud en el octagonal, pese a los achaques que sufre en la Copa Oro.

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La fatalidad despliega su bipolaridad: se ensaña con Honduras y termina bendiciendo a México. Al menos cuatro bajas clave entre los catrachos para enfrentar al Tri en los Cuartos de Final de la Copa Oro.

Honduras llega desmantelado a esa cita. El técnico Fabián Coito con COVID-19 y la selección con la columna vertebral fracturada: Maynor Figueroa, Diego Rodríguez y Romell Quioto, en riesgo de perderse la batalla, pero llega lastimado, no desahuciado.

Entre las penurias de México, tras sufrir en el segundo tiempo ante El Salvador y la lesión de Hirving Lozano suaviza sus atribulaciones al ver abarrotado el hospital de sus próximos rivales. El juego que parecería normalmente una pesadilla, con tantas bajas catrachas se convierte en ensueño.

Los centroamericanos pagaron caro su pecado de desdén. Menospreciaron al invitado y Catar plasmó su venganza en el marcador: 2-0. Ahora, los fastuosos organizadores del Mundial 2022 se miden a El Salvador.

Un balazo de Homam Amhed para el 1-0 a los 25 minutos estremeció a los hondureños y la desgracia siempre llega con comitiva maligna. Quioto acusa dolor en el muslo y entra al relevo Jerry Bengston. Sufren los catrachos para recoger los pedazos de sus pecados de soberbia.

Catar tendría el 2-0, pero Akram Afif pone su propia dosis de petulancia y en alarde absoluto de sangre felina, Buba Fernández ataja el disparo y, además el, contrarremate.

En un baño de fe, Honduras se rebela, pero las arpías siguen agazapadas: Figueroa sucumbe, pide su cambio y está casi descartado. Marcelo Pereira entra y no desentona. Harían los catrachos, en el segundo tiempo, méritos suficientes para conseguir el empate que les habría reinstalado el liderato del Grupo D y enviado a la vieja rivalidad con los salvadoreños, pero con su buena voluntad sólo empedraron el camino al infierno.

Ciertamente, el receso del medio tiempo debió estar cargado de reprimendas y exigencias en el vestidor hondureño. El asedio fue intenso. Cercó a Catar, que se sintió cómodo, por otro lado, bajo el ejercicio de ensayar contragolpes.

Con el control absoluto del balón, bajo el riesgo de una embestida con el vértigo catarí, los centroamericanos se quedaron en la orilla de un empate y el motor, la rabia, no era un temor por enfrentar a México sino la sensación de la dignidad herida tras la displicencia con la que recibieron a los cataríes.

Con 48 horas más de descanso, México recuperará la salud absoluta de sus jugadores y tendrá, a partir de este miércoles, la posibilidad de escudriñar en la cartografía táctica de Coito y su equipo. Es evidente que Gerardo Martino enfrentará a una Honduras muy distinta de la que planeaba.

Quedan, sin embargo, los antecedentes. Catrachos y mexicanos han protagonizado épicas batallas. Sus enfrentamientos en Copa Oro y eliminatorias tienen voluminosos pasajes de sangre en ebullición.

Además, el mismo biotipo del jugador hondureño suele ser el que más se complica para el Tri y, seguramente, Coito buscará el artilugio tecnológico, por si hiciera falta, para recordárselo a sus jugadores en la arenga previa al partido.

¿Catar? Sus sensaciones siguen siendo agradables. El entrenador Félix Sánchez mejora, a cada partido, los vestigios de ese estilo catalán, horneados de acuerdo a las buenas hechuras de sus futbolistas.

Así pues, México ya conoce a su adversario en Cuartos de Final. No era el que más deseaba, pero llega en las condiciones más deseables, con cuatro ausencias sensibles. La pesadilla que representaba Honduras, hoy no le quita tanto el sueño a Gerardo Martino.

Sin embargo, y El Tata lo sabe bien, el exceso de confianza en el futbol tiene esa azufrosa pestilencia a suicidio.

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LOS ÁNGELES -- Sobada, cacofónica y perogrullesca, pero tan vigente: “¡Ganas de ganar!”. Simplona la frasecita, desfallece de obviedad, sin duda.

¡Ganas de ganar!”. La Selección Mexicana de Gerardo Martino empieza a descubrir el poder fascinante de esa expresión, de esa explosión fonética. Lamentablemente lo hace, lo hará, a través de sus adversarios, más que como una manifestación propia.

Coapa, 1986. Tiempos en los que uno podía interactuar hombro con hombro con Diego Armando Maradona en la concentración de Argentina en la sede del América.

--¿Cuál es la fuerza de este equipo?, le preguntan a Maradona.

--El hambre, el hambre de ganar…--, responde Diego.

--¿Eso es todo, Diego?--, tercia otro reportero.

Maradona detiene su andar rumbo a la cancha de entrenamiento. Mira detenidamente a ese reportero. Lo escudriña de arriba abajo, con cierto desprecio. Y le responde.

--Si no tienes hambre, si no tienes esas ganas de ganar, no mereces salir a la cancha, no mereces jugar un Mundial--, espeta ‘El Pelusa’ molesto, y acelera el paso rumbo a la cancha principal de Coapa.

“¡Ganas de ganar!”. Parece un himno a la obsolescencia. La obviedad yéndose de bruces.

Estados Unidos fue el primer aviso. Guatemala atizó la hoguera. El Salvador se lo restregó en la cara. En su feudo, en su reinecito ‘conkakafkiano’ (dixit Guillermo Chao), donde ejerce con soberbia desde el trono de ‘El Rey Tuerto’, México ya debería haber recordado que es el antipático de la zona, y que su presencia es una invocación y evocación a esas ganas de ganar, a esa hambre de ganarle en su vecindario.

¿Futbolísticamente el Tri fue mejor que Estados Unidos? Sin duda. Pero la victoria fue para quien más enjundia tuvo en la cancha. 3-2 y la Liga de las Naciones se quedó con el anfitrión, cortesía de Andrés Guardado y un cobro bobalicón desde el manchón. Le pegó sin esas cacofónicas “ganas de ganar”.

Guatemala se fortaleció de sus debilidades. Llegó de última hora. Llegó en desbandada. Llegó en la incertidumbre. Llegó con vestigios de bronceador en la piel. Pero, ejerció el derecho a complicarle el partido a México.

Con El Salvador, el marcador de 1-0 cuenta dos mentiras. La victoria tiene una sonrisa torcida. La Selecta merecía más, porque en el segundo tiempo sometió al Tri. No necesitó de dar patadas, sino de enamorar a la pelota con esa maldita perogrullada de “ganas de ganar”. Pero, el marcador no se mueve a golpes de testosterona y de furia, sino de goles.

¿La segunda mentira? Que la figura del partido fue el arquero González Martínez. Hizo uso desde el juanete del pie derecho, hasta la cutícula del meñique izquierdo, para atajar disparos a gol de Funes Mori, Orbelín Pineda, Héctor Herrera y compañía. Sin embargo, ¿por qué fallaron tantos y por qué acertó uno? Sí, el diagnóstico es el que usted se imagina: “¡Ganas de ganar!”.

En la antesala del torneo hay otros, tan o más ansiosos, de cimbrar al favorito para ganar esta Copa Oro. Enliste ahí a Honduras, Costa Rica, Panamá y obviamente a la selección B de Estados Unidos. ¿Por qué? “¡Ganas de ganar!”.

De meterse Catar a Cuartos de Final, tal vez la Selección Mexicana no confronte esa rabia entre los anfitriones de la próxima Copa del Mundo. Sin embargo, obligados y presionados están, porque hay billones de suspiros en torno a ellos. Y no hablo de billones de seres humanos, sino de billetes de dólares con el perfume sacrílego del petróleo.

¿Y cómo andan por casa Gerardo Martino? Ante El Salvador, la diferencia se fue escribiendo por ese gol, percudido por una pierna traicionera (Ronald Rodríguez), a disparo del ‘Chaka’ Rodríguez. Entre un primer tiempo dominante, pasó a un segundo tiempo de angustias y soponcios.

El Salvador había entendido que en el primer tiempo los zarandeó el infortunio de un gol con toda la facha de autogol, pero además se dio cuenta que el poderosísimo Tri era una maqueta engañabobos, y que podía ir a lapidarlo.

Para entonces, México se arrellanó en la soberbia, creyó aquello resuelto. Vio el 1-0 con la fatuidad del todopoderoso. Cuando se dio cuenta de su pecado, su portería estaba bajo asedio.

“¡Ganas de ganar!”. ¿Hay en esta Selección Mexicana un tipo con la autoridad moral y futbolística, para convocar a la rabia y a la dignidad, cuando lo más áspero está por venir? Ciertamente, no.

No se mal entienda: hay tipos con empuje, con ansias, con devoción por el juego, que en lo colectivo pueden provocar una arenga silenciosa y hasta efectiva, tal vez. Pero, alguien que les recuerde que principalmente en la aridez de su zona ‘conkakafiana’, tienen la obligación de, al menos, tener, siempre, ganas de ganar.

¿Voz de mando? ¿Voz de urgencia? ¿Voz de alerta? ¿Voz heroica? Absolutamente ninguno. ¿Héctor Herrera? Debería, por su talento. Tiene en su equipo a un tipo doctorado en soflamar pasiones. Pero, regresan nebulosas las imágenes de él como valet de aquella fiesta premundialista en Las Lomas, y con esa versión quirófano de Nicolás Cage cuesta trabajo creerle.

¿El resto? Carlos Salcedo tiene el temple de un rinoceronte psicópata. ¿Héctor Moreno? El aburguesamiento le hurtó aquella chispa de testosterona que alguna vez mostró en España. Y así, contando, y recontando.

En lo futbolístico, México está capacitado para ganar la Copa Oro. Dicen, quienes siguen al Tri, que hay cierto pesar y asombro en el ‘Tata’ Martino. ¿Cómo lo que se ensaya en la semana se olvida el día del juego?

El jugador mexicano tiene un recalcitrante caso de amnesia en su propio oficio. Bien lo decía Manuel Lapuente: “con el jugador mexicano hay que trabajar todo el día, todos los días y cada día”.

Ya recibieron tres sopapos. Estados Unidos les arrebató un torneo. Guatemala, los inquietó. El Salvador les llenó de pesadillas la noche. Insisto, hay otros desesperadamente ansiosos en espera de una oportunidad: Honduras, Costa Rica y Panamá, además de EEUU.

Y es tan simple, aparentemente. Sí, eso, cacofónico y perogrullesco. “¡Ganas de ganar!”.

Bien lo dijo Diego Maradona: “Si no tienes hambre, si no tienes esas ganas de ganar, no mereces salir a la cancha, no mereces jugar un Mundial”.

Éstos, tal vez, no merezcan entonces, ni jugar una Copa Oro.

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LOS ÁNGELES -- Honduras vela paciente sus armas. Dejará seguramente entre Catar y Panamá la encerrona con México, que se clasifica como líder del Grupo A, a los Cuartos de Final de la Copa Oro. 1-0 sobre El Salvador, en un trámite complicado, embrollado, con penurias en el segundo tiempo.

Como líder del Grupo D, pero aún con una peligrosa cita pendiente ante los cataríes, Honduras seguramente mantendrá la posición de mando tras el último juego de la Fase de Grupos, calibrando la posibilidad de aplazar el que parece inevitable choque ante México, que se daría ya sólo en la Final.

Aunque, después de ver el segundo tiempo de escalofríos de México ante El Salvador, posiblemente el equipo de Fabián Coito, debe haberle bajado en densidad al respeto hacia el Tri de Gerardo Martino.

Aunque, ciertísimo, la figura de la noche fue el arquero Mario González Martínez, quien atajó toda la artillería del Tri, toda vez que el gol se origina de un balón desviado por un compañero.

El Tri resolvió transpirando, sin llegar al sufrimiento extremo en el primer tiempo. El Salvador fue un equipo serio e intenso, decidido. Complicó los primeros minutos a México, a pesar de que Tecatito Corona y Orbelín Pineda se dedicaron a hacer travesuras.

Sin embargo, un enorme trabajo de sacrificio físico --no futbolístico--, y recorridos en las marcas, entre Joaquín Rivas y Joshua Pérez, desde el frente, para hacer marcación alterna sobre Héctor Herrera, principalmente, impedían la organización en media cancha de México.

México, festejo vs. El Salvador
Imago7México se impuso con el solitario gol del 'Chaka' Rodríguez a El Salvador en el Cotton Bowl
Con 45,792 mil apasionados en la tribuna del Cotton Bowl, con un aparente dominio salvadoreño en la festiva jornada, el encuentro mantuvo la algidez en la cancha y en el tendido. El encuentro nutría perfectamente las expectativas generadas en el enfrentamiento entre quienes marchaban invictos, y con el pent-house bajo disputa.

Bajo esa implacable intensidad, México encontró el gol que aplacó momentáneamente no sólo a La Selecta sino también a la efervescente multitud en la tribuna.

Desperdicios de Rogelio Funes Mori y Orbelín Pineda, más una noche soberbia del arquero Mario González, mantenían el 0-0 en el marcador, hasta que descuidos en la marca de Larín y Gómez, con un desplazamiento de engaño del mismo Orbelín, permitieron a Herrera y a Chaka Rodríguez, generar la jugada del gol.

El Zorrillo encuentra una planicie entre la zaga salvadoreña, sirve el balón impecable a la llegada de Chaka, quien amaga, recorta, y define cruzado, con la pierna de un Judas, pues el balón se enreda y rebota en la pierna de un adversario. 1-0.

Los minutos subsiguientes insinuaban un marcador más amplio. El Salvador se vio consternado, perturbado, tras la desventaja, y ese silencio futbolístico encontró eco en la tribuna, cuya fogosidad se vino abajo.

La selección de Martino cerró el primer tiempo con el control del juego, asumiendo el mando, el ritmo, y hasta arrimándose a la portería salvadoreña. Pero, sin alterar el 1-0.

Sin embargo, en el complemento, El Salvador sometió a México, espiritual y futbolísticamente. El Tri no tenía capacidad de respuesta. Le robaron el balón, la cancha, las ideas, y el control del partido.

Lejos de reaccionar como el supuesto Gigante de la Concacaf, el enanismo temperamental, táctico y competitivo, hizo presa de México. Y padeció, con balones en los postes o disparos apenas desviados del arco de Alfredo Talavera.

En esa segunda parte, El Salvador lo rebasó, no sólo por la precisión futbolística, sino por una desbordada testosterona, demostrando que se plantaba con más personalidad y hambre que su adversario. Sin embargo, a pesar de ese dominio intenso y abrumador, La Selecta no encontró las redes, y debió cargar con el segundo sitio del Grupo A, a espera del adversario.

¿México? Tal vez el partido en la era del Tata Martino en el que se vio al equipo más apocado, gris, huidizo y atemorizado, tomando como referencia esa segunda mitad, cuando el gato salvadoreño acorraló al roedor tricolor.

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LOS ÁNGELES -- Raúl Jiménez ha regresado a la cancha este sábado con La Jauría. José Juan Macías, tuvo minutos con Getafe. Mientras tanto, Rogelio Funes Mori trata de hacerles su chamba en la Copa Oro.

Fatalidades del futbol mexicano. Un día se regocijaba con tener a un depredador consumado en la Liga Premier, y fantaseaba con otro depredador en ciernes bajo el amparo del León. En la desmesura, la afición guiñaba con desespero hacia el Quinto Partido.

Getty ImagesRaúl Jiménez tuvo momentos positivos en su regreso a las canchas tras la lesión.

Pero, al otro día, un día cualquiera, bajo la siniestra fatalidad del infortunio, un choque de cabezas coloca entre el paréntesis y las sirenas a Raúl Jiménez. Y otro choque de cabezas bobaliconas en Chivas, coloca a J.J. Macías en el aislamiento. Entre la luz y las sombras, sólo distancia un soplido, también siniestro.

El camino es largo, penoso, para ambos, pero con una recompensa al final de la ruta. El destino les ha subastado una nueva oportunidad. Cuan dolorosa, como generosa. La desgracia abre puertas que a veces la prosperidad cierra.

Claro, hay diferencias entre las encrucijadas de Jiménez y Macías. Acaso hay sólo un común denominador: su fortaleza radica en lo invisible, en lo inmedible. Radica en el vigor y en el rigor espiritual. En la fe en sí mismos. En la fertilidad de sus gónadas.

Porque, queda claro, los dos han sido postrados, por aplastantes factores externos. La fatalidad, pues, arpía de paladar exquisito cuando de la desgracia se trata.

1.- A Raúl lo victimó y lo victimizó un cabezazo de David Luiz, cuyo cráneo debía ser objeto de estudios antropológicos y paleontológicos, y seguramente encontrarían ADN del prehistórico paquicefalosáurio.

2.- A Macías, en Chivas, le dieron tanta libertad que terminaron por montarle grilletes. El feroz jugador con el León, se volvió apacible chiva de ordeña en un establo donde pulula la mediocridad.

Ahí radica una gran diferencia. Jiménez se hizo cargo de la manada del Wolverhampton en la poderosa Liga Premier. Macías confirmó que puede ser cola de León, pero no –ni siquiera--, cabeza de un ratón rojiblanco.

Sin duda, la odisea que desafía, que reta, que azuza, a Raúl Jiménez, es colosal. Llegó a dominar los alcances poderosos de su organismo y de la exquisitez asesina del goleador. No había secretos ya, acaso los que le depararan sus propios límites.

Hoy, sin embargo, el ex americanista ha vuelto a plantarse en las faldas de su propio Everest, un Everest que ya conquistó, pero del que fue arrojado cuesta abajo.

Raúl sabe todo lo que hay que saber de su organismo al servicio del futbol. La aventura mayúscula es que su organismo vuelva a ser tan noble, tan dócil, tan dúctil, tan perfecto, tan preciso, tan estricto como llegó a serlo en una cancha de futbol.

“Mejor que nunca”, ha bromeado Jiménez reiteradamente sobre su estado físico, luciendo una diadema neumática como protección, luego de ocho meses del trágico impacto.

Los cronistas del quehacer diario de La Jauría en Wolverhampton, relatan que el delantero mexicano se ha visto sin temores en las prácticas. No rehúye los contactos, va al choque si es necesario, y lo principal es que su coordinación psicomotriz es casi perfecta. El resto se lo irá dando la cancha de futbol, conforme el jugador se lo vaya reclamando.

Juan José Macías tiene sus propios demonios, aunque, quede claro, nada que ver con el reto titánico que aguarda a Jiménez.

Digámoslo tal cual: J.J. huyó de un ambiente tóxico, de un hábitat que lo carcomía. Ya relatamos como en la serie de Chivas en Amazon, es evidente que lo convierten en el epicentro del Guadalajara. Se le hizo sentir que era más poderoso que su entrenador. Víctor Manuel Vucetich le hizo saber que era mentira. La mayor humillación la perpetró al sacar a Macías en el Clásico ante América.

En esa ecuación errónea, de los alquimistas Ricardo Peláez y Amaury Vergara, en lugar de explosión, hubo implosión.

El acto de escapismo no fue el más noble. Habló de un desgarro muscular y por eso se bajó de los Juegos Olímpicos de Tokio, pero este viernes apareció en la cancha sin molestias. Getafe contra Ibiza. Primeros escarceos. Alguien consignó en video esa primera aparición. Duró sólo minuto y medio para reseñar imprecisiones.

Tampoco será fácil para Macías. En el Getafe de Míchel no encontrará esos socios incondicionales, ni ese mentor como Nacho Ambriz, como sí ocurrió en el equipo León. Ha llegado sin fuero alguno.

Macías llega desnudo. Las investiduras de veneración que le acompañaron en México, no pasaron la aduana. Su pasado megalómano en México, es ya, puramente, un eufemismo.

Si bien su fuga desde México no tuvo nada de honorable, es inevitable reconocerle el atrevimiento de sumergirse a ciegas en la adversidad. Getafe fue como una casa hogar para niños abandonados. La mitad del sueldo, aseveran algunos, la paga Chivas, y los Azulones no son muy generosos en la paga.

Dicho está que tendrá que confrontar sus propias bravatas. Cuestionó, con legítima razón, la presencia de bultos extranjeros en canchas mexicanas. Hoy, él es un extranjero en canchas españolas. Será observado de tres maneras: con optimismo por algunos; con escepticismo por otros, y con rechazo por algunos más.

Sin duda, Macías es más afortunado que Raúl: no tiene un impactante pasado con el cual ser comparado como si lo tiene Jiménez, con el museo de logros personales en la limitada geografía de su equipo.

Macías es hoy su propio artesano. Ese barro que tanto presume, ostenta y cuida, tendrá la magnífica posibilidad de moldearlo él mismo. Si el ambiente era tóxico para él o si él era la toxicidad del ambiente, tendrá la generosísima oportunidad de demostrarlo.

Así pues, este fin de semana, el caudillo herido de la selección mexicana, y su posible heredero en la misma, comienzan una ruta ascendente, escabrosa, intensa, demandante, pero con una espléndida recompensa al final.

Mientras tanto, veladoras ansiosas parpadean en la oscura capilla del futbol mexicano. Y, mientras tanto, Funes Mori trata de hacerles su chamba en la Copa Oro.

Sí, cuan dolorosa, como generosa, la desgracia abre puertas que a veces la prosperidad cierra.

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LOS ANGELES – Comprobado. Si México habla en la cancha, #ElGrito enmudece.

La mejor retórica del Tri contra el aullido homofóbico (según FIFA) es la victoria.

Un 3-0 a Guatemala, un rival digno de acuerdo a las peripecias que ha vivido desde su sanción en FIFA y la forma en que fue reclutado intempestivamente para sustituir a Curazao, infectado del COVID-19.

Rogelio Funes Mori hizo dos goles (‘29 y ‘55). Orbelín Pineda cerró la cuenta (‘79). Ahora, ante El Salvador, México buscará clasificarse como primero del grupo.

Dos circunstancias marcaron la victoria de México: el trabajo arbitral del jamaicano Daneon Parchment y el desplome físico de los chapines y un hombre en especial impidió el escándalo en el marcador: el arquero Nicholas Hagen, quien al menos abortó tres remates a gol de México.

De entrada, Parchment perdonó una amarilla a Carlos Salcedo y una roja a Edson Álvarez, ambas agresiones con alevosía absoluta. Además, perdona un penalti al Tri, por un claro empujón del mismo Salcedo en el área.

El mensaje es ya inconfundible: hay que llevar en escrupuloso cortejo a la selección mexicana hasta la Final de la Copa Oro. Recuerde que el boletaje está agotado para la Final en Las Vegas y los mayores compradores son mexicanos.

Para el segundo tiempo, Guatemala paga las consecuencias de su fondo físico. Problemas identificado por el tipo de nutrición, de preparación y de formación y hábitos menguan su rendimiento, además de esa larga condena de aislamiento que dictó la FIFA.

Más allá de celebrar que esta vez la afición mexicana se olvidó de #ElGrito, la euforia en el Tri era haber encontrado el gol, sacar la victoria y recuperar las posibilidades absolutas de ir a la siguiente fase.

Luego de un retraso en el juego de una hora debido a una tormenta eléctrica, finalmente el juego pudo iniciar en el Cotton Bowl y un golazo de Funes Mori, de control, recorte y disparo impecablemente cruzado, terminó por exorcizar cualquier indeseable alarido en la tribuna, más allá de que se advirtió antes del juego que de presentarse cualquier agresión verbal, se vendría una cascada de repercusiones en detrimento del espectáculo y de los alborotadores.

Sufriendo en el primer tiempo a pesar de la ventaja del 1-0, fue hasta el complemento cuando México se apoderó del encuentro, reflejado en el 71 por ciento de posesión que no hinchó el marcador por las cinco intervenciones de Hagen.

Conforme avance el torneo, la preocupación de Gerardo Martino será contener la excesiva rudeza de Salcedo, especialmente cuando los arbitrajes sean más puntillosos, pues este miércoles por la noche, ni siquiera acudieron al VAR, donde la sorpresa fue un árbitro de Gambia, Bakary Gassama.

Por lo pronto, el Tri, la FMF y Martino deben haber identificado la fórmula para callar el grito y esa es ganar, gustar a medias al menos y golear. Insisto: ya cuando recurre a #ElGrito, la afición no se ensaña con el portero rival sino que la emprende contra su propia selección.

El Salvador llegará ante México como líder del grupo y perdería esa condición estrictamente con una derrota ante el Tri.

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LOS ÁNGELES -- Alguien ha traicionado a Florentino Pérez. Porque, todo tipo con ínfulas torcidas y narcisistas de sentirse un Julio César, encuentra a su respectivo y vindicativo Bruto. Ocurre, tarde o temprano.

El Confidencial de España ha sido el confidente de esta vendetta contra el Tío Flore. De acuerdo con las grabaciones, él estalla enfática, nuevamente, la voz temida y temible en Valdebebas.

Getty ImagesRevelaron más audios de Florentino Pérez y ahora el ataque fue contra Cristiano Ronaldo.

Cristiano Ronaldo es un imbécil”, ha expresado con ese matiz del omnipotente.

“Mourinho es un anormal”, ha sentenciado Florentino con ese pliegue de voz con la cuerda insensatez de un todopoderoso.

Antes había deshonrado a Iker Casillas y a Raúl González. “Las dos más grandes estafas del Real Madrid”, y en su embestida con esa rasposa y bífida lengua, se llevó por delante a Sara Carbonero, propietaria del tálamo nupcial del legendario arquero.

Las grabaciones que revela El Confidencial sólo confirman el alter ego, o el genuino personaje, que es Florentino Pérez. Las víboras cambian de piel, pero no la reptante letalidad de su veneno.

Las palabras son un arma peligrosa. Madame de Sévigné aseguraba que “hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia”. Cada palabra es un bumerang, puede hacer más daño de vuelta que de ida.

“Imbécil”, lapida a Cristiano. “Anormal”, acuchilla a Mourinho. “Estafas”, incinera a Iker y a Raúl. El bumerang está de vuelta, Tío Flore. El escupitajo que lanzó al cielo hace años, se estrella aún tibio en el rostro adulterado de ira de Florentino.

Porque, de eso hay que estar seguros. Hoy, el señor Pérez no teme a sus palabras. Olvídese de que sienta arrepentimiento, preocupación, inquietud o insomnio. Si no duerme, será porque orquesta su venganza.

“Que se reproduzcan ahora, tras haber transcurrido tantos años desde que tuvieron lugar esas conversaciones, entiendo que obedece a mi participación como uno de los promotores de la SuperLiga”, ha respondido el presidente madridista.

Es decir, no desmiente ni una sola de las palabras. No objeta ninguno de los cargos. No rechaza ninguna de las acusaciones. Cada puñalada trapera lleva el ADN de su perversión. El veneno de los Borgia. La cicuta babea.

Ciertamente hay que tener una colosal valentía o un desproporcionado cinismo para mantenerse granítico, impertérrito, ante la andanada universal. No habrá disculpas ni desistimientos. Para él, lo dicho, no era un juicio, era un veredicto.

El madridismo lo quema en la leña verde e inocua de las redes sociales. Él sólo se toma fotos en la Sala de Trofeos del Bernabéu, la morada de las 13 Champions y de más de 5 mil trofeos. Sólo él, después del General Franco, entregó tanta orfebrería a la Casa Blanca.

Y si no niega nada, ratifica todo. Y si no niega nada, reitera todo. Para él, entonces y hoy, los epítetos, intentando estercolar las carreras de Cristiano, Iker, Raúl y Mourinho, no han caducado. Como hiena decrépita, deglute sus propios despojos.

Y si Florentino no arredra ante las descalificaciones con sus calificativos a cuatro amados del madridismo, quien sí debe temer a la revelación de estas aseveraciones es quien las filtró a El Confidencial, medio que además debió seguir el rigor periodístico de verificar su legitimidad antes de hacerlas públicas.

Florentino sabe quién filtró las grabaciones. Porque él sabe mejor que nadie, en presencia de quién flageló, inmoló, embalsamó y enterró a Cristiano, Iker, Raúl y Mourinho. Y claro, los que falten en este ceremonial de injurias.

El poder, lo último que pierde es la memoria. Necesita tenerla fresca, para cuando llegue el momento de cobrar favores y coleccionar cadáveres.

Y Florentino mastica y masculla lentamente la venganza. Seguramente, al tiempo, con una contratación rimbombante, pantagruélica, dará un puñetazo y silenciará los coros de repudio. Mientras tanto, buscará nombres, y a cada nombre le acompaña una cabeza, y a cada cabeza un pescuezo, que será tronchado con la sevicia casi lasciva de la venganza.

Iker y Raúl trabajan hoy aún para el Real Madrid, es decir, bajo la bendición de Florentino Pérez. Casillas es embajador del club y presidente de la Fundación. González dirige al Real Castilla. ¿Qué llegará más rápidamente, su renuncia o la disculpa del Tío Flore?

Y si algún tipo audaz le grabó una conversación a Pérez, tal vez otro haya hecho lo mismo. Y otro. Y otro más. ¿Aparecerán nuevas embestidas desde la sombras? Tal vez esos “otros” esperarán a ver el destino del primero que osó escabullir esas grabaciones.

Pero, insisto, éste no es el linchamiento de Florentino Pérez. Él sobrevivirá a este su hobby íntimo de injuriar y difamar. Y sobrevivirán también los injuriados y los difamados, porque sus trayectorias silencian las abyectas palabras del dirigente.

El verdadero linchamiento vendrá cuando el presidente madridista sepa quién o quiénes, escurrieron los audios revelados. Es más, en este momento, Javier Tebas debe tener insomnio, mientras Florentino debe roncar como un oso feliz, bien alimentado, y en plena hibernación, aún en el estío.

Porque seguramente el dirigente madridista tiene a Nietzsche en su mesa de noche: “La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio”.

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LOS ÁNGELES -- #ElGrito ha convertido el triángulo amoroso perfecto en un perfecto triángulo de odio sin límites. La Concacaf está dispuesta a matar antes que a morir. Y México ya lo sabe. Y SUM también. Ora pro nobis.

Yon de Luisa, presidente de la FMF, acusó a la Concacaf de negligencia, y de boicotear los protocolos y la logística para controlar #ElGrito ante Trinidad y Tobago.

“En los dos juegos anteriores los protocolos implementados por la Federación Mexicana de Futbol funcionaron, ahora que Concacaf estuvo a cargo, no fue así”, aseveró De Luisa.

México, aficionados en AT&T Stadium
Imago7La Federación de Trinidad y Tobago se quejó por el grito homofóbico en el duelo contra México

#ElGrito regresó estentóreo, irreductible, en el juego ante Trinidad & Tobago, el sábado pasado. Y coloca a México, de nuevo, en la picota. Ya tiene una penitencia pendiente: dos juegos de veto. Ahora, si el aullido regresa ante Guatemala, podría perder los puntos en la mesa promiscua de la Concacaf.

Y si #ElGrito ocurre nuevamente ante El Salvador, el Tri sería expulsado de la Copa Oro, claro, si la Concacaf se apega a su propio reglamento. Pero, ya se sabe, el organismo conkakafkiano (dixit Guillermo Chao), puede cortarse un meñique, pero no el pescuezo.

Y todavía podría ser peor... o mejor, según se le vea. La Concacaf podría vetar a la selección mexicana de jugar partidos amistosos en Estados Unidos. Esto restaría 10 millones de dólares por año a la FMF, y una cantidad mayor a SUM, la comadrona financiera del Tri.

Sin duda, la Concacaf le haría un favor al Tri. La FMF sería 10 millones de dólares menos rica por año, pero se libraría de los partidos moleros que le agendan. Además, podría explorar en otros países. En Canadá habitan 250 mil mexicanos, y según cifras de 2010, en España están asentados 61 mil, y en Alemania, 17 mil, según recuento en 2020.

No debe ser tan grave separarse de SUM. La federación de futbol de Estados Unidos (USSoccer) romperá su relación con SUM en 2022, y a partir de 2023 manejará de manera independiente todos sus acuerdos deportivos y de transmisiones. Esa relación le significaba un pago de 30 millones de dólares.

Ojo: no menosprecie a SUM. En 2017, con todos sus activos y contratos, estuvo valuada, según Bloomberg, en dos mil millones de dólares, y es hermano siamés de una próspera MLS, que ha llegado a cotizar sus franquicias hasta en 325 millones de dólares.

Pero, a Concacaf no le importa el negocio entre SUM y México. Le importa poder ordeñar al Tri y a sus gritones seguidores en cada torneo auspiciado por ella, incluyendo su involucración con las eliminatorias para el Mundial de Catar 2022.

Por eso, cuando Yon de Luisa sugirió jugar ante Guatemala a puerta cerrada en esta Copa Oro, la Concacaf saltó a gruñir y mostrar las fauces, para aseverar que habrá aficionados este jueves en el Cotton Bowl de Dallas.

Enclaustrarse para este juego, como quería la FMF, habría significado pérdidas por cerca de 4 millones de dólares. La voracidad conkakafkiana tiene una afilada dentadura de oro. Lo que no ruñe, hasta dejar sólo el hueso, lo hace crujir.

Yon de Luisa ha enviado legajos a Concacaf, pero principalmente a FIFA, advirtiendo de un riesgo en los dos próximos juegos del Tri en Copa Oro. ¿Y si quienes gritan son aficionados rivales, pretendiendo damnificar a México? ¿Cómo detectarlo?

Por eso mismo, De Luisa pretende que la Concacaf deje de inmiscuirse en los protocolos y la logística contra el grito, y deje a la FMF y a SUM proceder con el plan original. Pero la matrona de la zona no quiere ceder un ápice.

El presidente, que preside pero no manda, Víctor Montagliani, cabeza de la Concacaf, es un feroz mastín de México. No es nada personal. Son negocios. Él vio con desagrado que Estados Unidos le sirvió una rebanada más generosa a México de cara al Mundial 2026. Montagliani vería con enorme satisfacción, según allegados a Concacaf, que México perdiera la sede de esa Copa del Mundo, y que sólo se organizara entre dos países.

“Para nosotros (Concacaf), el grito no es folklore, es un insulto”, ha dicho reiteradamente el canadiense, quien ha defendido apasionadamente la diversidad sexual incluso con vehemencia e insultos, alguna vez, contra Donald Trump.

Sin embargo, la FMF debe entender que tiene el control absoluto de #ElGrito. Aunque se niegue a aceptarlo, Yon de Luisa sabe que una selección mexicana que juegue con intensidad, que juegue bien y que gane, esa ecuación, es el esparadrapo absoluto, el bozal perfecto, para acallar #ElGrito.

Sin embargo, el sábado ante T&T, todos los factores se complotaron a favor del alarido incómodo. Chucky Lozano arrollado, con 40 puntos de sutura, según De Luisa, y el equipo no funcionó en la cancha. Los burdos trinitarios le entregaron a México el espacio y el balón, y se atrincheraron en el fondo.

México tuvo un estéril 83 por ciento de posesión. Hizo 30 disparos y sólo 7 al arco. Cobró 15 tiros de esquina que sólo mostraron la impotencia ofensiva del Tri. La pregunta es si antes, trabajaron en los entrenamientos, variantes de los cobros desde el banderín. Y si no, ¿qué hacen en las prácticas para no planificar cómo capitalizar un córner?

Si el Tri juega mal, juega feo, lo golpean y se asusta, y además aburre y se muestra timorato, es inevitable que aparezca #ElGrito. Es frustración, injustificable, pero es eso, un chasco, un fiasco, y el tipo que paga un boleto por 90 minutos de alegría, toma venganza a su manera.

Insisto, entonces: #ElGrito no es ya un insulto contra el portero contrario, es ya una reclamo, una increpación, un vituperio, directamente contra la selección mexicana, y la decepción que genera.

#ElGrito se ha convertido en una manera burda de cobrarle a la selección mexicana esa falacia de que prometa tanto y que entregue tan poco.

¿Quieren erradicarlo? Insisto en lo de hace meses, sólo hay una forma: ganar, gustar y golear a rivales de menor envergadura en la zona.

Y lo peor de todo es que el futbol mexicano mientras más conoce a la nueva Concacaf, más extraña a Jack Warner. El trinitario ya habría solucionado esto en FIFA, sí, al estilo mafioso de siempre, pero habría quedado documentado como un mal necesario.

Sin embargo, por lo pronto, México debe entender y prepararse: la Concacaf está dispuesta a matar antes que a morir.

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LOS ÁNGELES -- La Selección Mexicana está ya bajo cautiverio. Ha sido ya totalmente secuestrada.

La noche del sábado vivió un aquelarre extremo, sumario. Está indefensa. Es explotada por parte de todos quienes la aman, la odian, la necesitan, la regentean, la prostituyen, la exprimen. Los grilletes de la ambición desmedida son irrompibles.

El yugo que le oprime el gaznate al Tri, lo controla un enemigo despiadado. Y el enemigo está en casa. Y no hay quién lo defienda. Todo eso y más, fue evidente la noche de este sábado. Una noche té-Tri-ca y paté-Tri-ca.

1.- EL AULLIDO

La afición, lamentablemente, ha tomado el control del destino del Tri. Si le decepciona, si no le embelesa, si no le cumple, la oprime, la reprime, la deprime, con #ElGrito.

Este sábado, el árbitro costarricense Ricardo Montero detuvo dos veces el juego entre México y Trinidad & Tobago ante la persistencia del aullido en la tribuna, aunque debió haberlo hecho desde el primer tiempo.

#ElGrito vive una metamorfosis. Ya no es un insulto al portero contrario, es un insulto a la mismísima Selección Mexicana. Es un reclamo, un emplazamiento implacable: “O ganas, gustas y goleas, o grito”. Y hoy el Tri del ‘Tata’ Martirio no está para gustar ni golear, y difícilmente para ganar.

Lamentable y bobaliconamente, aparecen jugadores con declaraciones que dejan a todos perplejos. Rogelio Funes Mori con el galardón de la estulticia: “El grito es culpa del árbitro”. Decía Montaigne que “nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con tanto énfasis”. No Mellizo, #ElGrito eres tú y los otros diez que bailotean en la cancha, para causar lástima en una zona lastimosa y lastimera como la Concacaf.

¿Jugará México ante El Salvador y Guatemala a puerta cerrada? Por supuesto que no. A Concacaf le narcotiza de placer el olor de los dólares de los mexicanos. La Copa Oro no es, genuinamente, un torneo de futbol, sino una casa de apuestas en la que la Concacaf es la única que gana.

2.- DIABÓLICO MUÑECO…

Minuto 18. Hirving Lozano va con todo, por todo en el área trinitaria. Se trompica y su rostro se estrella con la rodilla del arquero Marvin Phillip. Escena dantesca. El cuerpo del mexicano se arquea casi en una escalofriante ‘U’. Además, una mancha escarlata se desborda sobre el ojo izquierdo del jugador. Chucky está inconsciente. Terror, horror. Las asistencias médicas titubean. Más lentas que el ataque mexicano la noche de este sábado.

Más tarde, llega el trino tranquilizador a través de la cuenta de Twitter de la Selección Mexicana. “Está estable y consciente”, mientras en redes sociales queman en leña verde al silbante Montero, cuya única torpeza, mayúscula, ciertamente, fue no dimensionar la lesión de Lozano, y demorar el auxilio médico.

En Tokio, con la Olímpica, Guillermo Ochoa quiere vestirse de advenedizo justiciero en un tweet. Paladín del oportunismo. Recrimina a Víctor Montagliani, ese que es presidente que no manda en Concacaf, increpándolo por la lesión del Chucky.

¿Por qué Ochoa no arrobó a Emilio Azcárraga Jean o a Yon de Luisa, quienes han entregado al manoseo y la degradación de su casquivana favorita, el Tri, a la Concacaf? Exacto: ellos firman sus cheques, y ellos decidirán también si acude o no a su quinto mundial.

3.- Y FUTBOL, ¿PARA CUÁNDO?…

Trinidad & Tobago entregó la cancha y el balón. Se amontonó en el fondo. Superiores atléticamente a los mexicanos, los trinitarios entendieron que salir vivos merecería ya una vuelta olímpica. Y fueron por ella, revolcándose en la trinchera.

Pero, el Tri, con el rival rendido y esperando la decapitación, no supo ni pudo, aunque, quede claro, siempre quiso. Ciertamente, la estrujante lesión de Chucky Lozano impactó anímicamente.

La rendición tácita de T&T, fue evidente en la posesión. 83 por ciento en favor de México. Siete remates al arco, y 23 desviados. Quince tiros de esquina.

Y la sabiduría en su máxima expresión. Enmarquemos semejante erudición. “La pelota no quiso entrar”, es la cantaleta de Jorge Theiler, auxiliar de Gerardo Martino, al término del partido.

Tampoco es que México desarrollara un plan magistral en la cancha. Con 15 tiros de esquina y 30 remates al arco, ante un adversario acurrucado en la desesperación, no se puede culpar a la rejega y perjura pelota, de confabular y complotar contra los mexicanos.

Se vienen Guatemala y El Salvador. Los chapines fueron secuestrados de sus vacaciones, tras la separación de Curazao por Covid-19. Los salvadoreños viven un nuevo proceso con Hugo Pérez, en relevo de Carlos de los Cobos.

Si hubo histeria entre algunos por la dureza y rudeza de los trinitarios, la intensidad que mostrarán Guatemala y El Salvador será muy superior, porque estos seleccionados le agregarán pasión y rencor a cada jugada.

No obstante, por el pedigrí de sus jugadores; por las tres giras de preparación por Europa; porque tiene clavada una alcayata ardiendo por perder la Liga de las Naciones, para Gerardo Martino y sus espartanos, alquilados a la Concacaf, sólo les queda ganar, gustar y golear.

Aunque esa maldita esfera de estilizado y terso cuero sintético, se confabule con el adversario, como lo asegura la sapiencia de Thelier, portavoz de los pretextos de Martino: “La pelota no quiso entrar”.

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LOS ÁNGELES -- “Cimbronazo”. La Real Academia de la Lengua Española lo apareja con términos como “sacudida” o “estremecimiento”. Y lo emparenta con “cintarazo”. Errada la RAE. Actualicémosla.

“Cimbronazo”. Dícese de los escalofríos, los temblequeos y las temblorinas que se posesionan del delicado organismo de un entrenador de medio pelo, antes de un torneo de medio pelo, en una Confederación (Concacaf) por debajo del medio pelo, para una afición acostumbrada a resultados de medio pelo, con jugadores (con sus muy contadas excepciones) de medio pelo, pertenecientes todos a una Federación (FMF) de medio pelo.

Gerardo Martino, en la videoconferencia del viernes: “Estas (Copa Oro) son competencias oficiales y ponen a México como favorito, algo muy difícil de llevar adelante en el sentido de que mental y futbolísticamente hay que estar preparado, porque uno sabe que cualquier otro resultado que no sea ganar el torneo siempre implica un cimbronazo para la confianza y para todo el entorno de la selección”.

Imago7Gerardo Martino

“Cimbronazo”. O lo que es lo mismo: ¡Ábrase el paraguas, pues, porque el tsunami conkakafkiano (dixit Guillermo Chao) se avecina!, con Estados Unidos sin ocho de sus mejores embajadores europeos; mientras Costa Rica, Honduras y Panama presentan importantes ausencias, y Guatemala recibió el llamado para viajar de su país, en vuelo directo –prácticamente–, hasta la cancha del Toyota Stadium en Frisco, porque, lamentablemente, hubo negligencia en Curazao ante el implacable y perruno COVID-19.

Magnífica la oportunidad para la selección chapina, luego de estar confinada por dos años, a la espera claro de nuevas pruebas que se harán al llegar a Dallas, para evitar que algún miembro de la delegación cargue con el COVID-19 como polizón. Guatemala ha presentado esta semana cerca de dos mil casos positivos diarios, y un total de 314 mil 302. Estados Unidos envió 1.5 millones de la vacuna Moderna a este país, para ayudar a solucionar la crisis.

Este sábado México enfrenta a Trinidad y Tobago, selección clasificada, por la vía de una repesca de kermés, en una organización de kermés como la Concacaf. Se inmiscuyó en Copa Oro al vencer en penaltis a Guayana Francesa. El héroe fue el arquero danés Nicklas Frenderup, que juega para el Ranheim de Noruega.

Después, le aguardan en los coliseos texanos, El Salvador y Guatemala, dos equipos que sin duda entienden mejor el furor extremo que les nutre enfrentar al Tri. “Al Mundial no vamos, pero a México le ganamos”, frase salvadoreña acuñada en 1993, cortesía de la arrogancia de Hugo Sánchez: “Ni por accidente perderemos en el Cuscatlán”. Ese día, El Salvador ganó 2-1.

“Cimbronazo”. Dícese, pues, de aquel lactante que rompe en llanto antes de la primera nalgada.

El panorama queda claro para el Tri de Tata Martino: ganar, gustar y golear, en una Copa Oro en la que Estados Unidos desertó, y el resto de las selecciones, arrastra ausencias, procesos de transición en generaciones de jugadores o cambio de técnicos, hasta el abrazo de la fortuna, como la aparición de Guatemala en el torneo.

Concacaf explica que se eligió a la selección chapina por sus números en la eliminatoria. Puede ser, pero le preciso: Guatemala es el quinto país latino con más cantidad de migrantes en Estados Unidos: 1.5 millones, miles de ellos avecindados en Texas, sede de su equipo. A Concacaf le interesan más las estadísticas migratorias y demográficas, cruzadas con el factor dólar, antes que las futbolísticas.

Por otro lado, si bien Gerardo Martino tiene una generación de precaria calidad, especialmente en zona defensiva, al ataque, cuenta con jugadores capaces de devastar el horizonte conkakafkiano, si es que son bien aprovechados: Chucky Lozano, Tecatito Corona, Héctor Herrera, y claro, con la bomba termonuclear, despreciada por Argentina, Rogelio Funes Mori, la mayor apuesta del Tata.

Ya se ha dicho que bajo el cobijo de esta selección nacional, que jugará como local todos sus partidos, lejos del temible y temido “cimbronazo”, México es favorito para levantar una Copa Oro con un futbol cobrizo, y el Mellizo Funes Mori convertirse en el nuevo francotirador de la zona.

México es un afortunado de tener a Martino. Debió aprender de las cicatrices profundas, sísmicas, que le dejaron su paso por Barcelona y Argentina. “Lo mío en el Barça fue un fracaso total”, ha aceptado. “Un bonachón de formas ochenteras”, le llamó el diario El Mundo de España.

Más allá de que ha aceptado que aún tiene pesadillas con esos dos procesos, lo cierto es que se reivindicó en el Atlanta United, en una temporada de pobretón nivel en toda la MLS. Sin embargo, entre degustar la hiel a grandes niveles, y la miel a niveles emeleseros, el aprendizaje del ser humano debe derramarse copiosamente en el Tri, claro, a pesar de esa agonía infundada por un “cimbronazo”.

Pero, que no se preocupe el Tata. Su antecesor, Juan Carlos Osorio, sobrevivió a hecatombes futboleras como el 7-0 ante Chile; la humillación en la Copa Confederaciones, además con el colombiano siendo suspendido seis partidos, por sus arrebatos climatéricos contra el arbitraje, y, por supuesto, el fracaso en la Copa Oro, eliminado por Jamaica.

Así que tranquilo, Tata, no pasará nada con un “cimbronazo” más o menos, para una selección de medio pelo, en una Confederación (Concacaf) por debajo del medio pelo, para una afición acostumbrada a resultados de medio pelo, con jugadores (con sus muy contadas excepciones) de medio pelo, pertenecientes todos a una Federación (FMF) de medio pelo.

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LOS ÁNGELES -- Concacaf es territorio mexicano. 11 blasones así lo certifican. León tuerto de un zoológico en recurrente decadencia. Sin embargo, sólo ha tenido dos artilleros de impacto: Luis Roberto Alves Zague, con 11 goles (1993); y Javier Hernández, con siete (2011).

El máximo goleador en Copa Oro sigue siendo Landon Donovan, de Estados Unidos, con 18 anotaciones, pero en un total de siete ediciones del torneo estelar de la Concacaf. Zague consiguió 11 en una sola competencia, en sólo cinco partidos, aunque marcándole siete a Martinica.

Javier Hernández, en seis juegos marcó siete tantos en una sola Copa Oro, tres de ellos ante El Salvador, pero eso le bastó para ser campeón de goleo de esa edición.

Con las notorias y notables ausencias en la mayoría de los planteles, con el armado del equipo mexicano que pretende Gerardo Martino, ¿está obligado Rogelio Funes Mori a ser campeón de goleo de esta Copa Oro 2021? Sin duda.

Ya se habló de las ocho ausencias de Estados Unidos, en un acto deplorable de rendición por parte de Gregg Berhalter, sin disparar siquiera una bala de salva. Panamá. Honduras y Costa Rica también extrañarán al menos a tres o cuatro jugadores en su plantilla.

Jugando de local, con la tribuna a favor, todos sus partidos, México abre ante Trinidad y Tobago, este sábado, la fase de grupos. Los trinitarios llegan de polizontes a la Copa Oro dejando en el camino a Guayana Francesa, en el paupérrimo proceso clasificatorio. Curazao y El Salvador complementan la caravana.

Más allá de la fragilidad defensiva que encontrará México en su grupo, y posteriormente en el torneo, ante los reajustes de las diferentes selecciones, Rogelio Funes Mori encontrará la solidaridad perfecta en su equipo, para aspirar a igualar los tamaños de Zague y de Chicharito, como líderes de goleo en una Copa Oro.

En Héctor Herrera, campeón inconsistente con el Atlético de Madrid, tendrá sin duda el mariscal de las ofensivas mexicanas, y el Mellizo contará con dos cómplices de profundidad, desborde y puntualidad en las entregas al área, como Hirving Lozano y Jesús ‘Tecatito’ Corona.

En su momento, ni Zague ni Chicharito tuvieron acompañantes en el ataque con semejante recorrido europeo y condiciones futbolísticas. Tener a Herrera, Lozano y Corona al servicio de un rematador como Funes Mori, sin duda le coloca en perspectivas inmejorables para ser campeón de goleo, o al menos, asumir esa responsabilidad, en sus pretensiones de jugar la Copa del Mundo de Catar 2022.

A favor de Funes Mori, está además, la aparente aceptación del grupo, como lo reveló Héctor Moreno a ESPN.

“Está cumpliendo un sueño de poder participar en el más alto nivel. Luchando por un puesto para la próxima Copa del Mundo. Lo que todos necesitamos es un buen recibimiento, estar tranquilo y cómodo para que ahí uno pueda rendir lo mejor posible en la cancha. Él ya conocía gente de Monterrey, para él fue muy fácil. Ha sido una persona muy tranquila, muy abierta, intenta llegar a sumar y adaptarse al grupo y dentro de la cancha a dejar todo. Seguramente le irá muy bien y mientras mejor le vaya a él, nos irá a nosotros”, dijo sobre el Mellizo.

El mismo Héctor Herrera se sumó a la verbena en torno a Funes Mori, después de marcar a los cuatro minutos al arrejuntado de Nigeria, contra el cual, el mismo Zorrillo, marcó dos.

“No es un novato que ha jugado pocos partidos, por algo está acá, por algo fue considerado y se ganó la confianza. Lo ha hecho de muy buena manera. La verdad es que se ha adaptado muy bien al grupo y nosotros lo recibimos de la mejor manera. Está para aportar su granito de arena”, dijo Herrera sobre Funes Mori.

Así pues, la mesa está puesta. Funes Mori obligado a ponerse a la altura de Zague y Chicharito como campeón de goleo en esta Copa Oro 2021. Y entonces sí, nadie podrá cuestionar su presencia en el zoológico tercermundista del futbol, como alguna vez llamó Sepp Blatter a la Concacaf.

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