Fin de fiesta

FECHA
13/07
2010
por Damian Didonato
Copa FIFAGetty Images

BUENOS AIRES -- "Vamos bajando la cuesta, que arriba en mi calle, se acabó la fiesta". Con maestría describió Joan Manuel Serrat el final de aquella fiesta que comenzó con su calle sembrada de bombillas y banderas de papel lilas, rojas y amarillas. Así también terminó nuestra fiesta del fútbol y ambos epílogos tuvieron dos colores en común: el rojo y el amarillo.

Son cuatro años de espera para vivir un mes intenso, repleto de emociones, que se termina cuando recién nos estamos dando cuenta de que se está jugando la Copa del Mundo. Es tanta la ansiedad que después cuesta reconocer que aquello que aguardamos con impaciencia infinita está por fin entre nosotros. Pero el Mundial que empezó aquel once de junio se terminó hace horas y nos dejó alegrías, tristezas, golazos, polémicas, leyendas, anécdotas y la enorme emoción del fútbol. Sólo por eso, bendito sea.

Es tiempo de análisis y lo primero que hay que destacar es al campeón. España fue el mejor rey que podía tener este momento futbolero. Desde hace tiempo juega mejor que cualquiera y enarbola la bandera del buen juego, de la bondad. La Roja puso a la pelota en el pedestal hace cuatro años y nunca más la bajó. Por eso merece este festejo interminable, este éxtasis que se vive en toda la madre patria.

De la mano de Andrés Iniesta y Xavi, una dupla de mediocampistas que ya se ganó la inmortalidad, siempre fue fiel a su idea y se coronó gracias a sus armas nobles. Tuvo en David Villa a un goleador implacable que además se unió a esa sociedad de pies sensibles.

Como si contar con ese trío de talentos fuera poco, también dejó de ser aquel Seleccionado que prometía pero no daba la talla en las situaciones límite. En Sudáfrica, España se recibió de gigante y se llevó un premio merecido que debe ser una lección para todos los demás, porque para ser campeón hay que respetar a la pelota antes que cualquier otra cosa.

La otra gran conclusión que se puede sacar de este campeonato es que el equipo siempre será más importante que la suma de individualidades. Los cuatro semifinalistas son conjuntos concebidos como tales, en el que el todo es mucho más importante que la suma de sus partes. Tanto Holanda como España llegaron a lo más alto por su funcionamiento colectivo, porque cuando sus figuras fallaron, el resto del plantel supo cómo resolver ese problema.

Iker Casillas
APIker Casillas fue una de las figuras del campeón

En cambio, las grandes decepciones fueron protagonizadas por las Selecciones que priorizan el talento individual. El caso paradigmático es el de Argentina, en el que Diego Maradona eligió este concepto como idea principal de su proyecto. Fue su elección y como tal es respetable, pero la Albiceleste no funcionó en sus últimos dos presentaciones y se despidió en cuartos de final.

Justamente el entrenador argentino puede ser considerado como el personaje del Mundial. Su figura en el planeta fútbol tiene un tamaño inconmensurable y durante este mes quedó más claro que nunca. Por primera vez desde su retiro vivió una Copa del Mundo como técnico y cada vez que su imagen apareció en un estadio o por televisión, el planeta se paralizó. Maradona puede ser amado u odiado, pero es imposible resistirse a su aura de grandeza.

De la mano con la sentencia que habla del funcionamiento colectivo por sobre lo individual aparece la decepción que provocó el nivel de las más grandes estrellas del firmamento internacional. Liderados por el famoso y sobredimensionado Cristiano Ronaldo, los más encumbrados futbolistas se fueron de Sudáfrica con pena. Kaká, Wayne Rooney y en menor medida Lionel Messi, volvieron a defraudar en un Mundial y su crédito es cada vez es menor si se habla de torneos de Selecciones.

Quienes sí se destacaron fueron algunos jugadores que parecen hechos para jugar con la camiseta de su país. Diego Forlán es el más fiel exponente de esta clase de futbolistas. El uruguayo se consagró como el mejor del campeonato por la enorme influencia que ejerce en la Celeste. Gran parte del éxito de Uruguay es responsabilidad del delantero del Atlético, que hizo lo único que le faltaba para ser considerado uno de los mejores sudamericanos de los últimos años.

Si Forlán logró brillar a los 32 años, hubo dos alemanes que no tuvieron que esperar tanto. Thomas Mueller y Mezut Ozil sorprendieron a todos con su talento y demostraron que el fútbol teutón está más vivo que nunca. Son los líderes de una generación que irrumpió con todo en este Mundial y promete hacer historia.

Una de las frases más escuchadas fue "estos alemanes no juegan como alemanes". Y es cierto, Joachim Loew le dio otra mentalidad a aquellos que en otra época fueron "Panzers" y hoy conforman un equipo que juega al ataque con paciencia y buen fútbol. Enhorabuena.

No hablaremos del beso de Iker Casillas a Sara Carbonero ni del pulpo Paul, una celebridad ya más importante que el vapuleado Cristiano. A nosotros, los freaks de ESPNdeportes.com nos encanta el fútbol, el juego. Por eso disfrutamos con España, con Alemania, con momentos de Argentina, con algún partido de Brasil. Por eso extrañaremos este certamen, que comenzó repleto de equipos mezquinos y terminó como debe terminar un Mundial, con la Copa en manos de los mejores jugadores.

La penúltima imagen que dejó Sudáfrica 2010 tiene como protagonista al hombre imprescindible de toda esta historia. Nelson Mandela, el último procer universal viviente, es el responsable de cambiar la historia de un país que salió de la barbarie y hoy fue el hogar adoptivo de todo el mundo. Mandiba se dio el gusto de saludar a todos el día de la final y nosotros nos dimos el gusto de verlo a él, el ícono de la justicia y la paz.

"El sol nos dice que llegó el final, por una noche se olvidó que cada uno es cada cual". No fue una noche, fueron treinta, pero la descripción es la misma. Todos somos lo mismo durante la Copa del Mundo. La pelota acapara la atención del planeta y el fútbol ocupa todos los espacios. Para nosotros, los amantes de la pelota, será un mes inolvidable, con un campeón inolvidable.

Diego ForlánGetty ImagesDiego Forlán guió a la sorprendente Selección uruguaya y fue el mejor del Mundial

BUENOS AIRES -- Es un ejercicio casi obligatorio después de una Copa del Mundo. Cuando llega el final, es la hora de repensar todo lo ocurrido, de intentar sacar conclusiones y de elegir lo mejor de la gran fiesta del fútbol. Para hacer un análisis más global aún habrá tiempo, hoy nos toca a los freaks de ESPNdeportes.com elegir el once ideal de este campeonato en el que festejó el mejor Seleccionado del planeta.

El sistema señalado para nuestra Selección de estrellas es el mismo que escogieron los entrenadores más exitosos de Sudáfrica 2010. En esta elección nada tienen que ver los gustos personales, sólo la tendencia que se vio en el primer Mundial africano. Un arquero, cuatro defensores dos laterales con salida-, dos mediocampistas de contención, tres de ataque y un centrodelantero. Así jugaron los mejores equipos del torneo y así jugará este conjunto soñado.

Iker Casillas. Hasta antes de la final, la atajada del holandés Stekelenburg a Kaká y su buen rendimiento global le alcanzaban para ganar el puesto. Sin embargo, el capitán del campeón del mundo brilló en las situaciones límite, cuando más se necesita a aquellos futbolistas capaces de transformarse en héroes.

El galáctico del Real Madrid se destacó frente a Paraguay, cuando le atajó el penal a Oscar Cardozo y llegó al cielo en la final ante Holanda, tras taparle dos mano a mano a Arjen Robben. Luego, cumplió el sueño de cualquier amante del fútbol y se convirtió en el primer arquero que levanta la Copa desde Dino Zoff en 1982.

Philip Lahm. Irrumpió hace cuatro años como un atrevido lateral izquierdo que le dio claridad y salida al equipo local en el Mundial 2006. Hoy, cuatro años más tarde, es el capitán de uno de los Seleccionados que más sorprendió en Sudáfrica.

Su versatilidad le permite jugar en ambas bandas con el mismo resultado. En este torneo jugó por el sector derecho y volvió a mostrar las mismas virtudes, aunque también le sumó presencia y carácter. Fue uno de los líderes del sorprendente conjunto de Joachim Loew.

Lucio. Sí, Brasil decepcionó y se despidió mucho antes de lo esperado. Sin embargo, el central del Inter volvió a ser una de las figuras del Scratch. Como durante los últimos cuatro años, la defensa fue lo más firme del equipo de Dunga, que esta vez sufrió la falta de presencia en el mediocampo y no los desacoples defensivos.

El caudillo de esa zaga es Lucio, quien no desentonó en ninguno de los cinco partidos que jugó la Verdeamarelha. Incluso, además de su solidez, se mostró como una salida constante y lideró varios ataques brasileños en esta Copa del Mundo.

Gerard Piqué. El mejor defensor del torneo. Inteligencia, firmeza y seguridad. El catalán es una garantía para cualquier equipo y es el líder de una defensa que llegó a Sudáfrica cuestionada pero fue digna de la mejor Selección del Mundial.

Piqué no se nubla con la pelota en los pies y desde su figura nace cada acción de ataque de España. Si el campeón no recibió goles en ninguno de los encuentros de eliminación directa fue por el gran nivel de sus centrales. El hombre del Barcelona formó junto a Puyo, Ramos y Capdevila la defensa menos vencida de la Copa.

Giovanni Van Bronckhorst. Jugó su último torneo internacional con alma y vida. Como si se hubiese guardado lo mejor de su carrera para el final, Gio brilló como nunca antes lo había hecho. Aunque tiene más de 100 partidos internacionales y es el capitán de Holanda, nunca había sido tan importante para la Naranja como lo fue en Sudáfrica.

Seguro en defensa y a la vez muy peligroso en ataque, el ex lateral del Barcelona cumplió una actuación sin fisuras y como si fuera poco marcó uno de los goles más importantes de Holanda, frente a Uruguay en las semifinales.

Xavi Hernández
Getty ImagesXavi Hernández defendió a la Selección española

Xabi Alonso. Puede ser una elección polémica, pero en este Mundial se vio con claridad su importancia en el esquema español. Frente a Chile, Portugal, Paraguay y Alemania fue una de las figuras del equipo gracias a su claridad y a su sacrificio. Es el eslabón entre los defensores y los magos del ataque. Cumplir esa tarea con precisión ya lo transformaría es un jugador clave, sin embargo Alonso no es sólo eso.

También es el corazón del equipo, capaz de dar el primer pase y también de generar peligro gracias a su gran remate de larga distancia.

Bastian Schwensteiger. Desapareció en los encuentros ante España y Uruguay, pero su actuación en la primera parte del Mundial le sirvió para ganarse un lugar entre los mejores. Lejos de aquel desordenado extremo que defraudó en Alemania 2006, el jugador del Bayern encontró su posición en el centro del campo y desde allí fue el cerebro del conjunto teutón.

Contra Argentina brilló como nunca y fue la gran figura de la goleada. Marcó y jugó en la misma proporción y fue imparable para los defensores argentinos. En los cuartos de final llegó a su techo y para muchos ya era el mejor del campeonato, sin embargo, tras esa actuación, su nivel ya no fue el mismo.

Xavi. El mejor jugador del campeón. Junto a Iniesta conforman una dupla de mediocampistas que será recordada por siempre. Si necesitaba algo para entrar en la historia como uno de los más grandes futbolistas europeos de todos los tiempos, ya lo consiguió en Sudáfrica.

Aunque en este Mundial no jugó como se esperaba, su influencia en el mejor equipo del planeta es gigante. Sus pies son un imán para la pelota y él siempre la trata con cariño. Es el símbolo de una Roja que vive por y para el balón.

Wesley Sneijder. Esta decisión costó muchísimo, porque es casi un sacrilegio dejar afuera a Andrés Iniesta. Pero era necesario incluir al mejor exponente del subcampeón, como un acto de justicia. Aunque no dio la talla en la final, fue el artífice de la campaña holandesa y además es una especie de símbolo, ya que jugó como un armador tradicional, en esta época en la que muchos creen que esa posición esta muerta.

Terminó como uno de los goleadores del campeonato y estuvo a un paso de convertirse en el primer ganador del Botín de oro que no es delantero. Las tres asistencias que dio el joven Thomas Mueller no se lo permitieron.

Diego Forlán. El mejor de la Copa del Mundo. Pocas veces el Balón de oro estuvo tan bien entregado como en esta ocasión. Su influencia en el heroico Seleccionado uruguayo fue tan grande como la sorpresa que generó esta excelente actuación de la Celeste.

Se entendió con la Jabulani más que ningún otro delantero, más que aquellas estrellas de publicidades que llegaron a Sudáfrica con mucha más fama pero mucho menos fútbol que el atacante charrúa. Sólo su fútbol y su coraje lo llevaron hasta un lugar impensado pero muy merecido.

David Villa. Llegó a la Copa del Mundo a la sombra de cracks como Xavi, Iniesta y Fernando Torres, pero se ganó el mote de figura gracias a sus goles clave durante la primera etapa del torneo. Además, demostró que no sólo está para finalizar la jugada, sino que también puede formar parte del fino circuito de juego de la Roja.

Es el paradigma del nuevo jugador español, que cambió su mentalidad para siempre. En otros tiempos, España no hubiera mostrado la actitud necesaria para ganar los partidos definitorios. Sin embargo, algo se modificó en el carácter del futbolista español, que ahora gana hasta cuando no juega bien.

Aquí están nuestros once elegidos. Se puede acordar o disentir en algunos nombres, pero sí está claro que estas estrellas armarían un equipo que podrá ganar o perder, pero del que no nos perderíamos ni un partido.

Holanda v EspañaAPEspaña levanta su primera Copa del Mundo en Sudáfrica. Merecían este título más que nadie

BUENOS AIRES -- Joaquín Sabina debe estar rebosante de alegría por ver a su Roja en la cima del mundo. Estará feliz como todos los españoles, los de Madrid, los de Valencia, los de Sevilla, hasta los de Cataluña. Hoy todos viven bajo una sola bandera: la bandera del triunfo, de la gloria. El eximio cantautor nacido en Úbeda compuso la canción "Incluso en estos tiempos" muchos años antes de este día maravilloso para su país. Sin embargo, esa premisa se puede asociar a este presente futbolero.

Esta Selección de España se ríe de la postmodernidad, un concepto que intenta irrumpir en todos los órdenes de la vida. Estos futbolistas juegan de la forma más antigua que se conoce: al toque, intentando pasarle siempre la pelota a un compañero, con el arco contrario como principal objetivo. Por eso pienso en el maestro Sabina y su "Incluso en estos tiempos" cuando miro a uno de los mejores campeones de los últimos treinta años.

Se ríe Andrés Iniesta de aquellos agoreros que tras la derrota frente a Suiza dijeron que era imposible jugar como lo hacía este equipo. Se ríe Xavi, con la Copa del Mundo en sus manos, mientras otros conjuntos más "cuidadosos" tienen que ver por televisión esta fiesta. Se ríe Villa de aquellos que piensan que para ser goledor hay que medir un metro noventa y jugar más con la cabeza que con los pies.

Se ríe España, por primera vez en su vida. Y es imposible no alegrarse junto a ellos. Porque en Johannesburgo no sólo festejan los españoles, que ganaron su primer Mundial. En el Soccer City también triunfó el fútbol, porque por primera vez en muchos años habrá un campeón de lujo, que se paseará orgulloso con un título muy merecido.

¿Que no jugó bien la final? Jugó como se tienen que jugar las finales, sin traicionar a su identidad pero con fibra y hambre de victoria. Holanda salió a pelear el partido y España no pudo evitar entrar en ese juego. Juntos protagonizaron una de las definiciones más dramáticas de todos los tiempos, en la que se luchó mucho más de lo que se jugó.

Demostró que aquella fama de equipo liviano que no da la talla en las situaciones límite ya quedó en el pasado. Demostró que además de jugar mejor que todos también tiene carácter. Demostró que no hace falta pegar y sumar defensores para ganar una final del mundo. Demostró que los mejores campeones son y serán los que mejor juegan.

Los grandes protagonistas de este triunfo frente a Holanda fueron Casillas e Iniesta. Un madrileño y un catalán adoptivo, como para equilibrar los méritos. El arquero apareció cuando el equipo más lo necesitó y le sacó dos mano a mano a Arjen Robben. El mediocampista, por su parte, marcó el gol más importante de la historia del deporte español y se ganó un lugar en el bronce.

El Cerebro hizo lo único que le faltaba para ser considerado uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Conforma con Xavi la mejor dupla de mediocampistas que se recuerden y hoy se subió al olimpo del fútbol mundial. Juega y hace jugar, tiene la misma capacidad para dar un pase-gol como para definir o defender. Es el que mejor entiende este juego. Por eso, es un acto de justicia que él fuera el autor del gol del campeonato.

Antes de dar vuelta la página de este torneo, hagan un ejercicio. Piensen en los últimos Mundiales. En Italia 2006, Brasil 2002, Francia 1998, Brasil 1994, Alemania 1990. Piensen en cómo jugaban esos campeones, en si disfrutaron o no con ellos. Bien, ahora vuelvan a ver la semifinal España-Alemania. Así entenderán porque nunca olvidaremos a esta Selección.

Incluso en estos tiempos, en los que es más fácil destruir que construir, hay un equipo que nos alegró la vida con su fútbol. La Roja, como diría el gran Sabina, nos demostró que jugar es "soñar con los pies".

BUENOS AIRES -- A esta Copa del Mundo todavía le falta un día, en el que se vivirá al partido más importante de todos. Sin embargo, a 24 horas del final de Sudáfrica 2010 se pueden sacar muchas conclusiones. Una de ellas, la más importante para nuestro continente, es el renacimiento del fútbol uruguayo, que tuvo a la Selección más heroica del torneo. La segunda impresión que deja esta penúltima jornada de competencia es que Diego Forlán es -a la espera de lo que harán Xavi, Iniesta, Villa, Robben y Sneijder- el mejor jugador del campeonato.

Diego Forlán
Getty ImagesDiego Forlán fue la gran figura de Uruguay

El delantero del Atlético Madrid llegó a su segundo Mundial como la gran figura de la Celeste, aunque no tenía ni una porción de la fama de otras estrellas en la previa de la cita ecuménica. A pesar de su éxito en Europa, donde ganó dos de los últimos botines de oro y es uno de los atacantes más peligrosos, Forlán no estaba entre los candidatos a ganar el Balón de oro. Pero su fútbol y su coraje lo llevaron hasta un lugar impensado pero muy merecido.

En Japón Corea 2002, el rubio que en ese tiempo se desempeñaba en Manchester United sólo disputó un partido y anotó un gol, frente a Senegal. A pesar de su juventud, fue uno de los mejores de aquella Selección de Púa que se despidió en primera fase y no tardó en convertirse en el símbolo más importante del fútbol charrúa. Triunfó en el viejo continente pero tenía una deuda con la Celeste. Vaya si la cumplió en Sudáfrica.

Forlán hizo todo lo que no hicieron futbolistas más marketineros pero muchísimo menos influyentes. Fue el alma del equipo y se puso la esperanza de todos los uruguayos sobre sus espaldas. Su extraordinaria actuación en la Copa comenzó en el segundo encuentro del torneo, ante Sudáfrica, cuando anotó dos goles y le dio a Uruguay el primer triunfo mundialista en veinte años.

Frente a México y Corea del Sur le cedió el protagonismo ofensivo a Luis Suárez, aunque siempre participó del armado de cada acción de ataque. Porque aunque su posición natural es la de centrodelantero, sus características le permiten también desempeñarse como armador, donde Oscar Tabárez lo utilizó durante casi todo el campeonato.

Desde sus pies comenzaron a crecer las ilusiones celestes a medida que pasaban las etapas. En cuartos de final convirtió el gol del empate contra Ghana y en la semi también equilibró el marcador, frente a Holanda. Pese a que Uruguay es un gran equipo antes que una suma de individualidades, Cachavacha brilló más que el resto de las estrellas que le dieron orgullo a todo un pueblo.

El accidente de la derrota en Ciudad del Cabo obligó a jugar el partido por el tercer puesto. Forlán culminó el choque ante Holanda con una dolencia y se dudó de su participación ante Alemania, pero su coraje volvió a aflorar y estuvo en el duelo por el tercer puesto mundialista. Allí, en Port Elizabeth, volvió a ser el hombre clave del Seleccionado más heroico de la Copa.

Por su influencia en el funcionamiento de un equipo que sorprendió al planeta, por su actuación en los partidos más importantes, por aparecer cuando más era necesaria su presencia y por ser el líder de Uruguay, Forlán merece el Balón de oro en la misma proporción que Xavi, Iniesta, Villa o Sneijder.

Nadie olvidará a este combinado charrúa, que jugó y luchó hasta el final en cada una de sus presentaciones. Estos gladiadores que le devolvieron la gloria perdida al primer país rey del mundo quedarán en el recuerdo de todos.

Esta Copa presumirá de haber presentado un nuevo campeón al mundo, pero también fue testigo del regreso de un gigante dormido. Uruguay está de vuelta y Forlán tiene mucho que ver en eso. Aplaudan a un equipo y a un jugador de oro.

BUENOS AIRES -- "Jugando bien, queriendo agradar, apostando por un fútbol ofensivo, tienes más posibilidades de ganar que especulando". La frase parece una obviedad, pero tras este Mundial repleto de equipos mezquinos y con pocos Seleccionados que apuestan por el juego de ataque, adquiere una importancia superlativa.

Johann Cruyff
APCruyff citó a siete del Barça y siete del Espanyol

El autor de esta máxima es el hombre en común que tienen los dos finalistas de la Copa del Mundo, uno de los personajes más influyentes de la historia del fútbol, tanto en su función de jugador como de entrenador. Johan Cruyff fue el alma de la Naranja Mecánica y el padre de uno de los equipos más importantes de todos los tiempos en España: el Dream Team del Barcelona.

En aquel Seleccionado holandés dirigido por Rinus Michels, el Tulipán de oro fue el mejor intérprete de la revolucionaria idea del fútbol total. Con el catorce en la espalda, se convirtió en leyenda tras el extraordinario Mundial de 1974, en el que cambiaron este deporte para siempre pese al accidente de la derrota en la final frente a Alemania.

Cruyff tenía habilidad, pero también potencia. Era veloz, pero también inteligente. Era elegante, pero sabía cuándo luchar. Ningún otro jugador europeo lo igualó y posiblemente nadie lo iguale jamás. Fue un talento individual inconmensurable, aunque la mayor virtud de aquella Holanda era el juego de equipo.

Ganó todo lo que se puede ganar en el Ajax, pero su legado va más allá de los trofeos. Él convirtió a Holanda en una potencia, porque después de la Naranja Mecánica, el fútbol de los Países Bajos se ganó un lugar en la consideración de todos. Fue el líder del último equipo revolucionario, el cerebro de un maravilloso intento de mejorar este juego.

Tras su retiro de la actividad profesional, se dedicó a ser entrenador y logró algo casi imposible: igualar su valor en un equipo, esta vez desde afuera de la cancha. Hasta su arribo, el Barcelona era un gran club pero vivía a la sombra del poderoso Real Madrid. Había ganado varios títulos locales aunque nunca había logrado trascender en el ámbito internacional. Era necesaria una presencia mágica para cambiar la historia.

"Todos los entrenadores hablan sobre movimiento, sobre correr mucho. Yo digo que no es necesario correr tanto. El fútbol es un juego que se juega con el cerebro. Debes estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, ni demasiado pronto ni demasiado tarde". Cualquier semejanza de esta idea con la que hoy profesa la Selección de España no es pura coincidencia.

Con este fundamento llegó al Barça a principios de los noventa y cambió para siempre las ambiciones del club catalán. Ganó la Liga de Campeones gracias a un concepto que es adoptado como propio por cualquier niño que se ponga la camiseta azulgrana. Aún hoy sobrevive ese modelo, que es la principal razón del éxito español.

Xavi Hernández, Carles Puyol, Gerard Piqué, Pedro Rodríguez, Andrés Iniesta, Sergio Busquets, Cesc Fábregas. Siete jugadores, seis de los cuales son titulares, aprendieron a jugar al fútbol viendo a un equipo de Cruyff dar cátedra. Eses es el argumento por el cual hoy se destacan como los mejores del planeta.

España y Holanda jugarán la final del mundo en busca de su primera Copa. Mucho tiene que ver en esto un solo hombre: Johan Cruyff.

BUENOS AIRES -- En esta Copa del Mundo en la que la mayoría de los equipos se preocuparon más por cuidarse que por intentar atacar, hay un finalista que hace culto del juego ofensivo, que vive por, para y gracias a la pelota. España merece ser campeón, no sólo por cómo jugó hoy frente a Alemania, sino porque un título para la Roja sería una verdadera lección para todos aquellos Seleccionados mezquinos que deberán ver por televisión la final que se jugará en Soccer City.

España-Alemania
APEspaña venció a Alemania gracias su gran fútbol

Desde la derrota contra Francia en el Mundial 2006, la Selección que dirigía Luis Aragonés comenzó una refundación que cumplió su objetivo en Durban. Con las mismas armas que permitieron su consagración en la Euro 2008, España logró algo que parecía que nunca sucedería: jugar el último partido de una Copa del Mundo.

Como para terminar con ese mito de buen equipo que no rinde en las situaciones límite, la Roja jugó su mejor partido del torneo en la semifinal, una instancia que jamás había disputado un combinado de ese país. Sí, a este plantel le sobra fútbol, pero también actitud.

El conjunto de Del Bosque cumplió una de las premisas clave para ser campeón: ir de menor a mayor. Perdió el primer encuentro frente a Suiza en lo que fue un verdadero accidente y luego ganó todos sus compromisos. Le costó encontrarse con sus virtudes, pero cuando lo hizo superó a todos sus rivales con claridad, sobre todo a los más difíciles: Chile, Portugal y Alemania.

Sus figuras brillaron cuando más se necesitaban, no se escondieron y dieron la cara por el equipo. Porque España es ante todo eso: un equipo. Tiene grandes individualidades, futbolistas que son estrellas en la Liga de las estrellas, sin embargo cuando juegan en la Selección nacional piensan en el todo y no en la suma de sus partes.

Esta es una de las principales conclusiones que se pueden sacar de este campeonato: ganarán los equipos que fueron concebidos como tales y no aquellos que sólo son un conjunto de voluntades individuales. Los cuatro semifinalistas forman parte del primer grupo, mientras que casi todos los demás se alistan en el segundo.

Ante Alemania, España ganó en su ley. El encuentro más importante de su historia debía ser así. La Roja tuvo control de pelota, paciencia y fantasía, aunque el gol llegó por intermedio de un balón detenido. No es una paradoja, es simplemente una muestra de que los grandes equipos pueden contar con múltiples recursos.

Xavi e Iniesta le dan toque y fútbol, pero los mejores jugadores del Mundial están adelante y detrás de ellos. David Villa, que hoy casi no participó del juego, es el artífice de esta campaña, mientras que Xabi Alonso fue el corazón en los choques eliminatorios.

Todos hablan de los lujos de los cracks del Barcelona, pero la presencia del medio del Real Madrid es vital en el funcionamiento español. De él nacen todos los ataques, es el dueño del primer pase y casi nunca se equivoca. Además, entiende el juego ofensivo a la perfección y es uno más a la hora de defender. En este torneo su importancia creció muchísimo y en la semifinal volvió a ser figura.

Como para acentuar aún más esa imagen de equipo lujoso y a la vez durísimo, los defensores centrales también se destacaron en los últimos compromisos. Piqué y Puyol personifican la Furia Roja en tiempos en los que el resto del plantel se encargó de cambiar ese paradigma por otro mucho más valioso.

Habrá un campeón novel en este Mundial. Cualquiera sea el resultado, la sensación será de justicia plena. Uno por su rica historia y por haberle regalado al planeta el mejor equipo de todos los tiempos, el otro por su calidad actual y por hacer más feliz un torneo que nació triste. España nos da alegría, por eso le decimos gracias.

BUENOS AIRES -- Sí, la noticia del día es la clasificación de Holanda para una final de Copa del Mundo por primera vez desde 1978. Sin embargo, el eje de este blog será el equipo que perdió, como para demostrar que el resultado es sólo una más de las muchas cuestiones que tienen valor en este juego.

Uruguay
APTodos sufren, pero dejaron el alma en Sudáfrica

Uruguay es la Selección que quedará en el recuerdo después de este mediocre torneo de fútbol. Cada Mundial deja figuras, grandes equipos, decepciones, dudas y certezas. Este campeonato ha dejado más temas para criticar que para elogiar, pero ya habrá tiempo para eso. Lo importante hoy es destacar la dignidad de la Celeste, un equipo que quizás no fue el mejor pero sí será el más recordado.

El último encuentro de las Eliminatorias se disputó en el estadio Centenario, la sede de la primera final de todos los tiempos. La riquísima historia uruguaya convivía desde hacía años con la mediocridad de conjuntos que no tenían nivel como para dignificar esos logros del pasado. Este proceso no fue diferente, el equipo de Tabárez sufrió como siempre y debió jugar el repechaje ante Costa Rica.

Con un gol de Washington Sebastián Abreu, el local consiguió el empate necesario en aquella noche de Montevideo y obtuvo el deseado boleto para Sudáfrica 2010. Fue la última Selección en sacar pasaje y también será una de las últimas en dejar el continente africano. Hoy, contra todos los pronósticos, las opiniones y las inútiles casas de apuestas británicas, jugó la semifinal frente el primer clasificado a esta Copa.

Llegó de la mano del perfil subterráneo del Maestro Oscar Tabárez y debutó en el grupo de la muerte con un triste 0-0 ante Francia. Hasta el final de la primera fase sólo los tres millones de uruguayos que viven en el planeta hablaban de la Celeste. Ellos siempre confiaron en este equipo de hombres.

Los goles de Diego Forlán y Luis Suárez, sumados a la solidez defensiva ya conocida, le dieron fama al combinado que ganó la zona más complicada del torneo. El duelo de octavos de final frente a Corea del Sur no fue más fácil que las batallas de la fase inicial y recién lo liquidó gracias a uno de los mejores goles del Mundial, obra de Luis Suárez, el nuevo héroe oriental.

El choque de cuartos de final quedará en los anales como el más importante de la historia moderna del fútbol charrúa. Allí, en Johannesburgo, terminó de revivir la Celeste, cuando nadie lo esperaba y gracias a una atajada monumental de un delantero y a un penal pateado por un Loco. Sí, a lo Uruguay.

En esta emotiva semifinal, el equipo del Maestro jugó con el espíritu del cincuenta. Muy pocos de quienes vimos este partido disputado en Ciudad del Cabo podemos presumir de haber presenciado el Maracanazo. Sin embargo, no es difícil afirmar que el estilo, la forma y la garra de aquellos héroes fue la misma que la que mostraron estos 23 gladiadores hoy, sesenta años después del batacazo más impresionante de todos los tiempos.

Uruguay luchó como siempre pero también jugó como nunca en este Mundial. Le sacó la pelota a Holanda y contó con varias ocasiones de gol. Tuvo en Diego Forlán a un goleador certero y también a un líder futbolístico como pocos. Walter Gargano se adueñó de la mitad de la cancha por sobre todos los holandeses y el resto apoyó una tarea extraordinaria.

La Celeste se agranda en las difíciles. Esa frase parece un lugar común, pero hoy fue una realidad. En una instancia donde todos los demás flaquean, Uruguay hace su mejor partido del torneo. En un momento en el que cualquiera sufre, Uruguay disfruta. Por eso el milagro era posible, hasta que dos jugadas aisladas terminaron con el sueño no sólo del segundo país más pequeño de la Copa del Mundo, sino de todo un continente.

Holanda triunfó y tendrá la oportunidad de ganar un título que tiene merecido desde que le regalaron al mundo aquella inolvidable Naranja mecánica. Gracias a ese equipo maravilloso, ellos merecen dar la vuelta olímpica, como un acto de justicia histórica.

Sin embargo, nada hará olvidar al heroico y ya legendario Seleccionado uruguayo del Maestro Tabárez. Ellos le devolvieron la vida al fútbol charrúa y se convirtieron en leyenda. Ellos también son campeones.

BUENOS AIRES -- Durante los primeros 22 días de esta Copa del Mundo, este blog que nació freak mutó para darle importancia sólo a los temas estrictamente futboleros. Porque sí, somos freaks, pero nuestra verdadera obsesión es el fútbol y durante un Mundial lo que pasa en las canchas sobrepasa cualquier otro tema periférico.

Jagger
Getty ImagesJagger tomó la mala decisión de viajar al Mundial

Sin embargo, este recreo de tres días sin actividad es una buena oportunidad para expandir la mirada un poco más allá, aunque sin apartarla de lo que se viene en las semifinales del Mundial.

Sin duda, las eliminaciones de Inglaterra, Brasil y Argentina representan tres de las más grandes sorpresas de este campeonato. Llegaron como los grandes favoritos al título y no pudieron alcanzar las semifinales. Las razones del fracaso de estas potencias son muchas y muy variadas. El bajo nivel de sus estrellas, el fixture inclemente, rivales en estado de gracia y falta de actitud son algunos de los motivos de estas derrotas sorprendentes.

Sin embargo, hay una circunstancia común que terminó de minar las posibilidades de estos gigantes: La presencia de Mick Jagger en los tres partidos en los que quedaron eliminados.

El cantante británico, líder del legendario grupo The Rolling Stones, se transformó en una especie de presencia indeseable para los hinchas en esta Copa del Mundo. Su primera "víctima" fue Estados Unidos, que perdió ante Ghana y se despidió del torneo con el gran Mick en la tribuna, junto a Bill Clinton.

Al día siguiente, no conforme con el resultado obtenido por su patria artística, quiso ir a alentar al equipo de su país, Inglaterra. Frente a Alemania, el Seleccionado de los Tres Leones recibió la peor derrota de su historia mundialista y le dijo adiós a la ilusión de volver a la gloria.

Le llegó el turno a Brasil, donde nació uno de sus hijos. El Scratch fue uno de los mejores equipos de la primera parte del torneo y había hecho un primer tiempo perfecto contra Holanda, sin embargo, la energía del artista inglés es muy fuerte y puede terminar con cualquier racha. En el complemento, la Naranja lo dio vuelta y le ganó 2-1, la primera caída de la Verdeamarelha fuera de Europa desde 1950.

Tres de tres. La eficacia de la mala suerte emanada por el aura de Mick era indiscutible. Aquellos que no creen en supersticiones y sólo eligen mirar la realidad debieron rendirse ante los hechos. Pero si necesitaban una prueba más, la Piedra rodante dio un último golpe.

Sin motivos conocidos, Jagger eligió a Argentina como su siguiente equipo. Sí, tocó varias veces en el estadio de River Plate y es conocido el enorme número de fanáticos de la banda que hay en Buenos Aires. Sin embargo, no había lazos palpables entre el músico británico y la Celeste y blanca. Pero el autor de Satisfaction elogió el poder ofensivo del equipo de Maradona y luego fue a Ciudad del Cabo para disfrutar del juego de Messi, Tevez e Higuain.

Sin embargo, debió conformarse con ver a Schweinsteiger, Podolski, Klose y Ozil, porque Alemania vapuleó a su nuevo equipo favorito y se clasificó semifinalista. Sí, hubo un cuarto Seleccionado al que Jagger pintó de negro. Y esta vez, para mí, fue demasiado lejos.

No me gusta hablar de gustos personales porque no creo que sean del interés del lector, pero esta vez me siento casi obligado. Soy un eterno admirador de otro grupo británico, que poco tiene que ver con el visitante menos querido hoy en Sudáfrica.

Estos cuatro genios tocaron juntos durante menos de diez años, pero eso les sobró para ser considerados un ícono de la cultura popular. No necesitaron de más de cuatro décadas de shows y giras para cambiar la música para siempre. Nacieron casi al mismo tiempo que los Stones, pero siempre estuvo muy clara la diferencia de calidad entre unos y otros.

The Beatles. Ellos sí que trajeron, traen y traerán buena suerte. Lástima que Paul o Ringo no viajaron a Sudáfrica. Su sola presencia hubiera sido un estímulo para quienes fueran sus admirados futbolistas. Amo a los Beatles por su música y por su genialidad, pero a partir de este Mundial tengo una razón más.

Las dos caras

FECHA
03/07
2010
por Damian Didonato

BUENOS AIRES -- Es el hombre más importante la historia moderna del fútbol español. Fue el goleador de la última Eurocopa y es uno de los máximos artilleros históricos del Seleccionado. Pese a estos logros indiscutibles, recién se convirtió en ídolo y leyenda por lo realizado en esta Copa del Mundo. Es David Villa, el mejor futbolista de Sudáfrica 2010 hasta el momento.

David Villa
EFEVilla sueña con España en la final

Hay un dato que describe a la perfección la superlativa importancia que tuvo y tiene el Guaje en esta competencia para la Roja: convirtió cinco de los seis goles que llevaron al equipo a las semifinales de un Mundial por primera vez en la historia. Sí, España al fin jugará siete partidos mundialitas y el gran responsable de eso es el delantero del Barcelona.

Villa debutó en el Sporting Gijón, luego pasó por el Zaragoza y brilló en el Valencia. Al final de esta temporada fue fichado por el Barcelona, que pagó por él 40 millones de euros. Siempre se destacó en la Liga, pero su verdadero ámbito favorito es la Selección. Allí es donde se siente más cómodo y con esa camiseta descolló como en ningún otro sitio.

Debutó en el combinado nacional a los 24 años y nunca más perdió la titularidad. Sufrió la eliminación en Alemania 2006 y fue uno de los abanderados de la recuperación del fútbol español, que ganó en la Euro 2008 su primer título en cuarenta años.

En Sudáfrica terminó de subir al olimpo de los dioses. Superó a Emilio Butragueño entre los máximos goleadores españoles en Mundiales y marcó en los octavos y los cuartos de final. Su categoría apareció cuando más se necesitaba y toda España le rinde tributo a su olfato.

Llegó a la Copa del Mundo a la sombra de cracks como Xavi, Iniesta y Fernando Torres, pero se ganó el mote de figura. Demostró que no sólo está para finalizar la jugada, sino que también puede formar parte del fino circuito de juego de la Roja.

Es el paradigma del nuevo jugador español, que cambió su mentalidad para siempre. En otros tiempos, España no hubiera mostrado la actitud necesaria para vencer a un rival durísimo como Paraguay en una instancia semejante. Sin embargo, algo se modificó en el carácter del futbolista español, que ahora gana hasta cuando no juega bien.

Villa es el alma y el gol del semifinalista que enfrentará al que hoy es el super equipo del Mundial. Si Alemania vuelve a jugar como lo hizo ante Inglaterra y Argentina, será muy difícil para el conjunto de Del Bosque repetir la victoria de la final de la Euro. Aunque con el gran David todo es posible.

QUE NO SE PEGUE POR PEGAR
La contracara del Guaje hoy es Lionel Messi. No sólo por nivel futbolístico, sino por la fría realidad que generan los resultados. Argentina fue vapuleada por una Alemania pletórica de fútbol que no le dio opciones y el crack del Barça es señalado como uno de los culpables.

Lionel Messi
Getty ImagesBatista lo quiere en el área contra Portugal

Sí, era la gran esperanza para dar la vuelta olímpica después de 24 años. Sí, es el mejor de todos y tenía la oportunidad de demostrarlo en la Selección. Sí, fue de mayor a menor y jugó peor cuando Argentina más lo necesitaba. Todo es cierto, pero también es cierto que a partir de este campeonato algo puede cambiar en la relación de Messi con la Albiceleste.

En Sudáfrica 2010 dejó de ser ese adolescente fastidioso que se enojaba cada vez que no le llegaba la pelota. Aquí se convirtió en el posible líder del futuro. En este torneo generó varios de los goles del equipo pese a su sequía personal. En este Mundial dio un paso que deberá ser aprovechado por el próximo conductor del Seleccionado, se llame o no Diego Maradona.

Habrá que aprender a rodearlo, a entender qué es lo que mejor le hace, lo que más le sirve. En la primera fase fue el mismo jugador que ganó el Balón de oro, el mismo que descolla en el Barcelona. Después se cayó y rindió menos de lo que todos esperábamos.

Las causas pueden ser la inexperiencia o la ansiedad por marcar un gol. Pero nunca se podrá decir que fracasó, como tampoco fracasó el Seleccionado en su conjunto.

En cuanto al nivel del equipo en general, esta Copa del Mundo deja varias certezas. La más importante es el crecimiento de Diego Maradona como entrenador. El ex astro demostró que puede conducir a un grupo con criterio y seguridad. Además, con errores y desacoples en la defensa y el mediocampo, le dio una idea muy valiosa a su equipo: la de salir a atacar siempre.

La eliminación es dolorosa pero también es un baño de realidad. Alemania es mejor equipo, con un funcionamiento superlativo y en un momento inmejorable. No hay más que decir. Fue un partido de fútbol en el que ganó el mejor, no hay más misterios.

O sí, quizás queda sólo uno: el eterno interrogante de por qué cada vez que llega un Mundial los argentinos creemos y sentimos que somos los mejores para después, tras el golpe, entender que sólo estamos para intentar y dar pelea. Esa será una lección para aprender de cara a Brasil 2014, aunque no puedo evitar sentir que ese aprendizaje será más difícil que volver a levantar la Copa.

BUENOS AIRES -- Y hubo un día en el que Holanda se terminó de hacer grande. Lo que comenzó con aquel equipo revolucionario en Alemania 1974 culminó en una fría noche sudafricana, el 2 de julio de 2010, tras décadas de derrotas inexplicables.

Holanda
Getty ImagesHolanda llega invicta al partido por el título

A partir de este día ya nadie mirará con desconfianza a los Seleccionados naranja que alcancen las etapas decisivas de los torneos internacionales. Ya nadie creerá que tiene el partido ganado ante un equipo que juega lindo pero no da la talla en las situaciones límite. Ya nadie sentirá que Holanda siempre brilla ante los débiles y sufre contra los grandes.

Las imágenes de Johann Cruyff, Rep o Rensenbrink ahora convivirán con las de Sneijder, Kuyt y Robben en la memoria colectiva holandesa. Estos serán los nuevos héroes de los Países Bajos, los hombres que volvieron a levantar la bandera holandesa, pero de un manera muy distinta a aquellos inventores del fútbol total. Esta vez las razones tienen que ver con el corazón, con la actitud y no con la belleza futbolera.

En Puerto Elizabeth se vio una de las sorpresas más resonantes de los últimos tiempos. Brasil, que sólo había perdido dos partidos mundialistas fuera de Europa -el último hace sesenta años-, se enfrentaba a un combinado que sólo tres veces alcanzó las semifinales y cosechó seis derrotas en la fase de eliminación directa. El favorito era claro, pero el fútbol volvió a dar una muestra de su poder y se rió de los pronósticos.

El Scratch jugó de manera excelente en el primer tiempo y se puso al frente con un golazo de Robinho. De la mano de Maicon, Dani Alves y Kaká, la Verdeamarelha mereció marcar algún gol más y no bajó su nivel con respecto a la gran victoria sobre Chile en octavos de final. Pero en el complemento algo cambió y Holanda se vistió de equipo aguerrido y heroico por primera vez en su historia.

El increíble error del hasta ahora invencible Julio Cesar abrió el camino de un resultado milagroso para la Naranja. Tras esa equivocación, Brasil se cayó a pedazos y le cedió la iniciativa a un equipo que se mostró tan sorprendido como su adversario por el cambio en el trámite del juego. Pese a los antecedentes negativos, el cuadro europeo atendió la llamada y dio vuelta el marcador.

Después, aguantó los inevitables intentos de un gigante herido de muerte. Brasil dejó de ser Brasil después de los goles holandeses y se descontroló como nunca. Gracias a esto, el conjunto dirigido por Bert Van Marwijk se se metió en la cuarta semifinal de su historia por la puerta grande.

Holanda cambió para siempre y ahora va por el sueño postergado, por el objetivo que tantas veces estuvo cerca. El primer paso ya está dado. Este Seleccionado tiene la actitud y la fibra de un campeón.

Uruguay
Getty ImagesEste plantel emuló a los héroes de otros tiempos

EN EL LUGAR MERECIDO
El final del tiempo suplementario disputado en Soccer City fue a la medida de la historia del fútbol uruguayo. En la última jugada del duelo de cuartos de final, Luis Suárez atajó un centro como si fuera Muslera y se fue expulsado. Ghana tenía la oportunidad de convertirse en el primer africano en semis de un Mundial, pero Gyan, el infalible Gyan, envió su penal a las nubes y le dio vida a la Celeste.

En la definición por penales se consumó la hazaña más grande del modernismo para Uruguay, una Selección que hace años estaba en la ruina, sin expectativas y en estado de coma. En Johannesburgo el fútbol uruguayo resucitó para siempre, gracias a la garra de siempre y a un guiño del destino.

Como en 1930, 1950, 1954 y 1970, la Celeste se clasificó para las semis. Aunque esta vez tiene un significado diferente a aquellas hazañas. Tiene el valor de los objetivos casi inalcanzables, de las llamadas utopías. Nadie esperaba a este invitado en el cierre de la Copa del Mundo, pero está aquí. Y lo acompaña la historia más gloriosa del planeta.

Si el cierre del partido fue extraordinario, con Suárez emulando al Mario Kempes de 1978, el último penal le dio el final adecuado a esta noche que quedará en el recuerdo de todos los lationoamericanos. Sebastián Abreu picó su penal como lo hizo Zinedine Zidane hace cuatro años y desató la locura total.

Uruguay está entre los cuatro mejores del mundo. Le ganó a un equipo sólido, prolijo y joven como Ghana, la mejor Selección africana de los últimos años que tendrá su revancha en Brasil 2014. Pero hoy el protagonista es uno solo: el viejo y querido fútbol charrúa.

Alemania-ArgentinaGetty ImagesArgentina y Alemania le darán vida a un duelo con mucha historia mundialista

BUENOS AIRES -- Este viernes comienza el final de esta Copa del Mundo. Los próximos cuatro años de fútbol conocerán su nuevo rey en sólo algunos días y los cuartos de final arrojarán los cuatro Seleccionados que cumplirán el primer gran objetivo: jugar siete partidos.

Las Selecciones que han quedado en la historia siempre dan el gran salto en esta instancia. Los primeros partidos son para encontrar el equipo, por eso los verdaderos candidatos aparecen en estos momentos, en los instantes definitivos. Las figuras también nacen aquí y las derrotas duelen más cuando la meta está más cerca. En definitiva, esta fase marca un antes y después, da prestigio o quita. Aquí comienza a escribirse la historia grande.

No es costumbre de los freaks de ESPNdeportes.com realizar pronósticos sobre partidos de fútbol, sobre todo porque es una actividad inútil en un deporte imposible de predecir como este. Ésta no será una excepción y tampoco aventuraremos posibles resultados, aunque sí presentaremos datos y antecedentes de cada duelo para comenzar a palpitar esta etapa definitiva.

Sin dudas, el encuentro más equilibrado y esperado será el que enfrentará a Argentina y Alemania, dos de los campeones mundiales que aún sobreviven en este torneo, junto a Uruguay y Brasil.

Por primera vez en la historia, una Selección repitió adversarios en octavos y cuartos de dos Mundiales consecutivos. La Albiceleste le ganó a México por segunda vez consecutiva tras la victoria en Alemania 2006 y ahora volverá a chocar con los teutones, aunque espera que el marcador sea distinto.

Argentinos y alemanes chocaron cinco veces en Copas del Mundo, con un triunfo argentino, dos alemanes y dos empates. Dos de esos duelos se vivieron en finales, con una victoria para cada lado. Por todo esto, es uno de los tres o cuatro partidos con más historia.

Son los equipos que mejor fútbol desplegaron en lo que va de Sudáfrica 2010 y protagonizarán un choque que dejará al ganador a sólo un paso de la gloria. Además, será el duelo entre Lionel Messi y Mezut Ozil, las estrellas de un torneo que aún no ha visto brillar a sus astros más importantes.

El ganador de este apasionante cotejo se las verá ante España o Paraguay. La Roja comenzó con una derrota y todos la veían afuera de la pelea, pero se recuperó y frente a Portugal mostró su mejor cara, para intentar volver a meterse entre los cuatro mejores tras sesenta años.

Holanda v Brasil
Getty ImagesHolanda-Brasil abrirá la serie

Estos dos Seleccionados chocaron dos veces en Mundiales, con un empate y un triunfo español. El último antecedente es muy triste para los europeos, ya que después del 0-0 en la fase inicial de Francia 98, el conjunto de Javier Clemente quedó casi eliminado.

Muchos dicen que éste es el enfrentamiento menos parejo de los cuartos de final, con una España que va de menor a mayor y un Paraguay que ganó sólo un partido y no mostró buen juego hasta ahora. Lo cierto que la solidez guaraní es conocida por todos y será un duro escollo para un conjunto que luchará contra su rival y contra su historia.

Del otro lado del cuadro, Brasil y Holanda le darán vida a un choque lujoso. Jugaron tres encuentros mundialistas, con un triunfo por lado y una igualdad. El dato: cada vez que chocaron, el ganador jugó la final del campeonato.

El punto en común más importante que tienen la Naranja y el Scratch es el cambio de estilo que ambos experimentaron en los últimos años. Brasil se alejó del jogo bonito para acercarse al pragmatismo del entrenador Dunga. Aunque ya no es tan divertido ver un partido de Brasil, la defensa que ideó el estratega gaúcho es la mejor del planeta y se convirtió en casi inexpugnable. Sí, por primera vez la gran virtud brasileña no es su poder de ataque, aunque también es temible.

Holanda tampoco profesa su juego atildado de otros tiempos, aunque los pies sensibles de sus jugadores compensan ese cambio de idea. La aparición de Arjen Robben frente a Eslovaquia es la mejor noticia que podría tener un Seleccionado que busca de una vez por todas su primer título mundial.

En el último cruce de cuartos, las dos grandes sorpresas del certamen se enfrentarán en Soccer City. Uruguay, con su historia gloriosa, enfrenta a la esperanza africana, Ghana. Sudáfrica 2010 tendrá el primer semifinalista del continente anfitrión o vivirá la resurrección del primer gran campeón de todos los tiempos. Pase lo que pase, este resultado quedará en el recuerdo.

No hay candidatos ni favoritos. Sólo el fútbol sabe quiénes serán los últimos en irse del primer Mundial africano. Desde aquí, el deseo es uno solo: Argentina-Paraguay y Brasil-Uruguay en semis. Sudamérica merece vivir su más grande fiesta futbolera de todos los tiempos.

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