Es solo el segundo capítulo en la temporada de la mejor rivalidad en la NBA, pero las primeras planas se escriben solas.

El dos veces campeón Miami Heat recibe a los Indiana Pacers en horario estelar por ESPN, justo a tiempo para alegrar las festividades en la decepcionante Conferencia del Este, y de paso robarle la atención por una noche al más poderoso Oeste.

Fascinante es la mejor palabra para describir como la contienda individual entre las tropas de Erik Spoelstra y Frank Vogel se desarrolla en el entorno de lo que ocurre en su conferencia, donde el mediocre juego de la competencia deja a Miami e Indiana en colisión directa por el boleto a la final de la NBA.

Significa también otro mano a mano entre el 'Rey' LeBron James y Paul George, quien repitiría como mayor progreso si no fuera porque reta por el premio MVP que el astro de Miami ha ganado en cuatro de las pasadas cinco temporadas.

En el primer enfrentamiento de la campaña, el 10 de diciembre, George respondió a segunda hora contra un LeBron que fue de más a menos, cerrando el triunfo de Indiana 90-84 en el Bankers Life Fieldhouse. Fue un partido que significó más para los hambrientos Pacers (20-4) que el experimentado Heat (18-6), aunque su desenlace quizás inspira a Miami a tener una actuación digna del dos veces monarca en la revancha.

En papel, el Heat es el segundo mejor con 109,0 puntos por 100 posesiones, mientras que los Pacers son el mejor tolerando 94,3 puntos por cada 100 posesiones. En otras palabras, algo tiene que ceder.

Más allá de James (quien llega con un tobillo lastimado) y George, veamos otros factores claves en el desafío, el segundo de lo que esperamos sean 11 ocasiones que chocan antes de definir un ganador.

Roy Hibbert

Roy Hibbert
Brian Spurlock/USA TODAY Sports
George más que se defiende ante James, pero es Hibbert la piedra en el camino que el Heat simplemente no puede mover.

El pívot fue el MVP de Indiana en la final del Este -promediando 22,1 ppj y 10,4 rpj- cuando por poco noquean al campeón, y su dominio lo extendió a esta temporada. Anotó 24 puntos con 15 rebotes en la primera cita, limitando al Heat a tres cestas en 12 intentos directamente defendidos por él, según ESPN Stats&Info.

Tanto en ofensiva como en defensa, Hibbert es la pesadilla de la cual Miami no puede despertar una vez suena el silbato inicial.

Debajo de los tableros

Como es la norma en esta rivalidad, los Pacers a ganaron la batalla de los rebotes (43-33) en el primer 'mano a mano' de la campaña, una ventaja que Indiana supo utilizar para hacerle la vida imposible a Miami la pasada postemporada.

Indiana superó a Miami por casi 10 rebotes por juego (43,7-33,5) en los primeros seis desafíos de la final del Este, antes de perder dicha batalla 43-37 -más la serie- en el séptimo y decisivo choque.

Sabíamos de antemano que el Heat tendría problemas en dicho departamento este año, pero su promedio de 35,7 rpj es casi tres menos que la campaña pasada (38,6) cuando se convirtieron en el campeón con menos rebotes por juego en la historia de la NBA.

Sucio difícil repetirlo.

Chris Bosh

Bosh
AP Photo/Nam H. Huh
Y hablando de rebotes, hemos visto como Chris Bosh cada vez es más alérgico a forcejear en la pintura, debilitando aún más el talón de Aquiles de Miami.

El delantero del Heat promedia apenas 6,1 rpj, el total más bajo de su carrera, y luce lejos de ser el canastero que promedió rebotes en doble dígito tres veces con los Toronto Raptors. Su baja en minutos por desafío (apenas 28,1) juega un papel en sus estadísticas, pero cuando tu ´hombre grande´ pretende ser un especialista de tres puntos, hay un problema.

Contra Indiana es peor, acumulando 2, 5, 3, 3, 5, 4, 8 y 3 rebotes en sus últimos ocho partidos, contando la postemporada.

Mientras se aleja de la pintura y sus rebotes disminuyen, sus tiros de tres aumentan y nos encontramos de frente con un canastero diferente, y no necesariamente mejor.

Ventaja local

Si bien Indiana y Miami demostraron que pueden ganar en la cancha del rival, la realidad es que ambos reconocen la importancia de tener la ventaja local en los playoffs, especialmente los más jovenes Pacers, quienes sufrieron su primera derrota local el pasado lunes luego de 11 victorias corridas para abrir la temporada.

Por eso toman tan en serio el finalizar con la mejor marca en el Este, máximo si logran pisotear a su archirival en el proceso. No quieren tener que jugar otro séptimo partido en Miami, donde la energía de la fanaticada contagia e impulsa al Heat.

De hecho, el dos veces monarca de la NBA tratará de canalizar esa misma energía para defender su cancha y enviarle un claro mensaje a su impetuoso oponente en su segunda cita del año: somos todavía el campeón.

La mejoría de Indiana vs. la maña del Heat

Podemos hablar de lo que significaría la ventaja local para los Pacers, pero también tenemos que reconocer que no sorprendería ver al veterano campeón ganar un hipotético séptimo juego en casa de los de Larry Bird el factor LeBron no puede ser menospreciado.

Sin embargo, Indiana mejora con cada juego, y gracias a las agrias derrotas y decepciones del pasado -especialmente frente a un Heat que lo eliminó las dos temporadas anteriores- luce predestinado a superar el escollo del veterano monarca para acomodarse en el tope de la competición. Es una historia conocida.

Y la realidad es que mientras los Pacers son un equipo mejorado, el Heat parece debilitado en comparación con sus pasadas dos ediciones; Bosh no es el mismo -y parece creeerlo-, no veremos al verdadero Dwyane Wade hasta los playoffs, y el área de la pintura es una gran debilidad. LeBron no lo puede hacer todo.

O simplemente no veremos lo mejor de ellos hasta los playoffs.

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