En su quinta temporada en el segundo escalón del balompié nacional, el Malevo de Pompeya escribió el capítulo más importante del club, fundado en 1961, que hasta 2014 jugaba en la Primera D. Después de eliminar a San Martín de Tucumán, a Quilmes y a Almirante Brown, se plantó en la final frente a Maipú, y lo venció en la cancha de Instituto con gol del Tortuga Fernández.
El elenco porteño, dirigido por Matías Modolo, se metió con lo justo en el Reducido, como séptimo de la Zona B, merced a 50 puntos en 34 fechas, pero en los mata-mata fue implacable, derrotando a los mejores equipos de la fase regular, con algunas polémicas arbitrales, y recibiendo apenas un gol en los cinco partidos, donde no gozó ni de localía ni de ventaja deportiva.
Y en contra de los pronósticos, por el estilo de juego de cada equipo, el que se apropió del juego desde el inicio del encuentro fue Riestra, que en los 20 minutos iniciales tuvo tres aproximaciones claras: un cabezazo de Eric Tovo, un mano a mano de Walter Acuña bien neutralizado por el arquero Juan Pablo Cozzani y un testazo de Jonathan Goitía, que entraba en una posición peligrosísima.
Del otro lado, Maipú trataba de enlazar pases para avanzar en el campo y hacerse con la iniciativa, dinámica aprovecha por el conjunto blanquinegro, que cada vez que podía contragolpeaba con claridad. En ese marco, el capitán Milton Céliz se filtró en el área y habilitó al Tortuga Fernández, bien atorado cuando se predisponía para abrir el marcador.
Los primeros 45 minutos tuvieron como claro dominador al Malevo, con el Botellero lejos de Ignacio Arce y sin encontrar circuitos de juego.
Sin tanta profundidad ni precisión, los mendocinos se acomodaron un poco en la cancha en el complemento, pero en ese contexto fue cuando pegaron con contundencia los porteños.
A los 61', pasada la hora de juego, Acuña envió un centro frontal al segundo palo y, después de que se pasaran los más altos, el Tortuga Fernández, plantado en el piso, cabeceó cruzado y venció la resistencia de Cozzani.
El formado en River, donde debutó hace una década y media, anotó su tercer gol en la temporada y marcó la diferencia en el Monumental.
Con el resultado adverso, Maipú se adueñó del balón, llenó el área de delanteros y se acercó, en más de una ocasión, al gol, como no hacía sucedido en toda la tarde: Santi González quiso tirar un centro y casi marca el 1-1, pero el travesaño se lo negó, mientras que al toque Marcelo Eggel se topó con Arce y con su floja definición, en una clarísima doble chance de gol.
Ya en tiempio de descuento (el árbitro Darío Herrera añadió 6', uno de los yerros de su floja actuación en Alta Córdoba), Luciano Herrera, el héroe en la semifinal frente a Estudiantes de Río Cuarto, estuvo a punto de lograr otra agónica igualdad, pero su tiró se fue apenas desviado.
Maipú, protagonista de la fase regular desde las primeras fechas, quedó a las puertas de su primer ascenso; previamente, el Botellero de Luis García había dejado en el camino a San Martín de San Juan, Temperley y Estudiantes (RC).
Y Riestra, después de un emotivo Reducido, recibió la copa y ascendió por primera vez en su historia a la élite del fútbol argentino, acompañando al campeón Independiente Rivadavia.
