Fútbol Americano
Jordi Blanco, corresponsal en Barcelona 67d

Protagonistas: Robert Lewandowski toma la delantera

La eliminatoria está en el aire, pero si el Barcelona mantiene toda la esperanza en su clasificación es, en buena parte, gracias a Robert Lewandowski.


Robert Lewandowski ha perdido aceleración, no tiena la capacidad de presionar al rival de sus mejores días y pierde trascendencia cuando se aleja del área, buscándose la vida si no le llegan balones en condiciones. Pero mantiene, o ha recuperado, su condición de killer. Y si fue su figura trascendental para explicar la victoria en Balaídos, volvió a serlo para que el Barça atisbe, a pesar de todo, por primera vez, desde 2020, los cuartos de final de la Champions.

Contra las dudas, goles. Cinco en los últimos cuatro partidos para un total de 18, de los cuales nueve los ha anotado desde que comenzó el año 2024, despertando de un letargo que llegó, con lógica, a provocar desconfianza. Es una evidencia que los mejores años de Lewandowski, camino de los 36 y cumpliendo ya 15 temporadas al máximo nivel de exigencia, han quedado atrás, pero si Xavi habló de él como un personaje innegociable en sus planes, manteniendo la confianza, fue por esperar pacientemente a que recuperase ese instinto que en el momento oportuno ha vuelto al escenario.

La eliminatoria está en el aire, pero si el Barcelona mantiene toda la esperanza en su clasificación es, en buena parte, gracias a Lewandowski.

Jules Koundé volvió a ser un flan. Inseguro en el pase, lento al corte y poco acertado en la combinación, el zaguero francés atraviesa su momento más crítico de la temporada y el equipo queda tan perjudicado como destensado.

Sin ser responsable del gol del Napoli, sí evidenció una falta de confianza preocupante, obligando ya fuera a Araújo o a Íñigo Martínez a multiplicarse en los apoyos y provocando que los mediocampistas estuvieran más atentos de lo esperado a cualquier error.

Alex Meret Si el Napoli viajará a Barcelona con esperanzas de clasificarse se lo debe mayormente a su portero, un auténtico gigante en la primera mitad que evitó goles a Lamine Yamal, Lewandowski y Gundogan. Cuando peor lo estaba pasando el equipo italiano mejor se mostró un Meret que sacó manos imposibles y se multiplicó para evitar una hecatombe.

El Barça perdonó. Mucho, pero en en ello tuvo también mucho que ver el meta napolitano.

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