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Entre un ambiente hostil en Bogotá, el mediocampista Jhon Duque fue uno de los mejores de Nacional en el empate 1-1 contra Millonarios por la final de Copa Colombia. Recibió la furia de los cuatro costados de El Campín. Atrás quedaron los recuerdos como capitán embajador. Lo insultaron todo el partido, en voz alta. No entró en las provocaciones ni devolvió con gestos los reproches. Aguantó y jugó. Duque afrontó la primera final como corresponde. A diferencia del partido del fin de semana por los cuadrangulares en Medellín tuvo personalidad y carácter. Junto con Felipe Aguirre cerró su zona cuando atacó el campeón. Recuperó la pelota, auxilió a los costados en coberturas, dio salida limpia y contagió a sus compañeros. Le hizo una falta fuerte a David Silva al final del primer tiempo que enardeció a la hinchada local. Recibió amarilla y la manejó con oficio hasta el final del partido. "Para cualquier jugador y para mí es más que especial. Es bonito siempre venir acá, mucho agradecimiento para toda la gente. Disfruto de estar acá soy feliz en Nacional y amo jugar fútbol, como no lo voy a disfrutar", dijo. El equipo tuvo más actitud. Presionó a Millonarios, se fue en ventaja con un gol de Dorlan Pabón en complicidad con el portero Juan Moreno. En el complemento se refugió más atrás, cedió un penal y permitió el empate de Leonardo Castro. "Vinimos a proponer, a sacar un resultado favorable, creo que el empate no es del todo malo. Nos vamos con ese sinsabor que lo podíamos haber ganado. Al final Millonarios también hizo un buen trabajo y se llevó ese empate", añadió. La final está abierta. El título se resolverá el próximo jueves 23 de noviembre en el estadio Atanasio Girardot.
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