Fútbol Americano
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La gente pide bis

BUENOS AIRES -- Adrenalina. Nervios. Ansiedad. Un cosquilleo que recorre el cuerpo. Faltan 18 días, pero ya se vive el Mundial. No quedan dudas.

Se siente al entrar al Monumental. Falta media hora y los equipos hacen la entrada al calor. Parece un homenaje al 10. Suena la versión de los Ratones Paranoicos y después la de Rodrigo. El que le puso el apellido a esos estribillos no se deja llevar por el clima. Sigue atento a sus muchachos, los observa, los arenga.

Algunas celebridades dejan mensajes en la pantalla gigante. Lluvia de papelitos, aparecen los 22 jugadores. La que no aparece es la mezzosoprano galesa Katherine Jenkins. Se hace desear, pero entra. Glamorosa, vestida de negro y con tacos. La interpretación del himno canadiense es divina. Como ella.

Es el turno de Andrés Ciro Martínez, de Los Piojos, para el himno argentino. Mejor la intro de armónica que su voz. El "Oh juremos con gloria morir" se escucha potente. Contagia.

A priori, como prueba sirve que Canadá se para con un 4-5-1, similar al que seguramente presentarán algunos rivales en Sudáfrica. De hecho, nueve de sus jugadores de campo no parecen muy "amigos" de Robert Friend, al que dejan aislado completamente.

Algunas postales: Mascherano ya había robado limpio a los 10 segundos. Pastore mostró sacrificio para retroceder y marcar. Y Tevez, definitivamente el "jugador del pueblo", nació para jugar en la Selección. Deja la piel y la gente se rompe las manos.

Ya lo dijo Maradona, no existen los amistosos. Como muestra vale su airado reclamo por una infracción que supuso que era dentro del área: "¡Línea, fue adentro!". De ese tiro libre desde la izquierda, Maxi Rodríguez clavó un derechazo cruzado ante un arquero mal ubicado y se acabó el partido. Sí, a los 16 de juego. Obligado a ser protagonista, como lo será en el Grupo B del Mundial, Argentina encontró rápido el siempre difícil 1º gol.

El segundo llegó de contra, como contra Alemania en Múnich. La arrancó Higuaín en su campo, Tevez tomó la posta y entrando al área, sin egoísmo, tocó al costado para la entrada de Maxi, que definió entre las piernas de Onstad. El primer tiempo terminó 3-0, con una pegada deluxe de Di María al ángulo.

Salvo algún aliento esporádico, la gente vivía el partido en silencio. Sin equivalencias entre ambos, ya se parecía a una práctica. Todo estaba tranquilo, hasta que Maxi sufrió un patadón de Simpson. El grito de Maradona se escuchó hasta Springfield.

A los 18 del complemento, Tevez peleó y ganó el balón en la puerta del área. Esta vez el que fue generoso fue Higuaín, que le cedió el cuarto a Carlitos.

Vox populi, vox dei. El mismísimo Monumental lo pidió y Maradona metió a Palermo a los 23. Dos minutos después entró Agüero y en la primera que tocó, encaró por izquierda, al pobre de Hastings le enganchó para adentro, después para afuera y definió cruzado para el 5-0.

Un rival frágil, sí. ¿Es medida? No. Lo repitió Verón ante la prensa: "Fue un entrenamiento". Sirve para crecer en confianza, para generar conocimiento de equipo y obviamente, para sumar una buena cantidad de billetes con la recaudación.

EL MATERIAL Y LAS VARIANTES
Ante un adversario débil, resultó interesante la ubicación de Jonás Gutiérrez, que en la ficha aparecía como lateral derecho y en la práctica fue volante por ese carril.

Esto permite sumar a otro mediocampista por afuera. Y en este sentido, es fundamental que tanto Maxi como el siempre desequilibrante Di María peguen gritos propios. Si Messi o Higuaín están marcados, pueden hacer la diferencia los que lleguen por sorpresa.

Párrafo aparte para Pastore, un recambio bárbaro tanto para Verón, como para Messi. A propósito de Leo, los hinchas lo pidieron un par de veces, pero el técnico prefirió no arriesgarlo después de la contractura en el aductor que sufrió.

Los pobres canadienses vinieron de paseo a Buenos Aires. El que no quiere pasear por Sudáfrica es Ariel Garcé, el más resistido de la lista de 23. Aunque una risueña bandera le pide que traiga alfajores, el Chino dejará todo para ganarse un lugar. Ya lo dijo Maradona: "No hay titulares, ni suplentes".

La gente encontró lo que fue a buscar. Una goleada oportuna para festejar el Bicentenario de la patria. Claro que el espectáculo de despedida de la Selección no conforma.

Los hinchas piden bis...pero en Sudáfrica.

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