Fútbol Americano
EFE 2y

Escocia-Ucrania, algo más que un partido de fútbol

Escocia y Ucrania se enfrentan por un puesto en la final de la repesca el próximo domingo ante Gales, que dará derecho a jugar la Copa del Mundo de Fútbol en Qatar del 21 de noviembre al 18 de diciembre.

Algunos se vieron forzados a huir de su país. Otros estaban de paso en el Reino Unido y se vieron obligados a quedarse. Pero para todos los ucranianos que este miércoles animarán a su selección ante Escocia en la semifinal de la repesca para el Mundial, lo de este miércoles es algo más que un partido.

Se espera que unos 2.200 ucranianos presencien el choque en el estado de Hampden Park en Glasgow, agradecidos a la región que los acoge, pero con todas sus ilusiones puestas en que el fútbol dé a su país una alegría.

"Iremos, animaremos a nuestro equipo y pasaremos", afirma convencido a EFE Vitaly, un corpulento padre de familia, al ir a recoger junto a su mujer las entradas para el partido contra Escocia.

Las dos selecciones se enfrentan por un puesto en la final de la repesca el próximo domingo ante Gales, que dará derecho a jugar la Copa del Mundo de Fútbol en Qatar del 21 de noviembre al 18 de diciembre.

La familia de Vitaly (el matrimonio y tres niños) llegó hace dos semanas a Glasgow. "Primero estuvimos en Bulgaria -relata-. Después cogimos nuestro coche y atravesamos toda Europa".

Una epopeya de 3.600 kilómetros, "una semana de viaje, unas cinco o seis noches", hasta llegar a Escocia, destaca.

No estarán solos. Niviena Kharlanova llegó a Escocia en septiembre con una beca Erasmus que terminó en diciembre.

Kharlanova está especializada en conflictos, dentro de su carrera de Relaciones Internacionales, y por ello su universidad en Kiev, tras pasar la Navidad con su familia, la propuso como profesora invitada en Glasgow, para "hablar sobre Ucrania y las tensiones justo anteriores a la guerra", explica a EFE.

"Estaba muy segura de que iba a volver", afirma la joven académica, quien recuerda que en uno de sus seminarios le preguntaron si se planteaba pedir asilo aquí.

"Respondí que no, que por qué debería hacerlo... Quizá la gente era más consciente del peligro que nos estaba aguardando", dice.

Kharlanova tenía su avión de vuelta a casa el 21 de febrero y la guerra comenzó el 24: "Fue bastante duro, pero quizá es lo que estaba predeterminado".

"Es una situación muy estresante", declara otro estudiante obligado a permanecer en Glasgow, Maxim Solodarenko, quien también presenciará en persona el partido.

Solodarenko cuenta que tiene su reloj conectado a las alarmas antiaéreas de Kiev, donde sigue toda su familia.

"No sé cómo describirlo, te despiertas cada mañana y lo primero que haces es revisar y ver las noticias", explica.

El momento más duro para el joven fue cuando su familia fue testigo presencial de un ataque.

"Justo encima de ellos, un misil fue interceptado por el sistema antimisiles. Fueron dos explosiones. La primera la del misil interceptado, y después sus restos, que caían a unos 200 o 300 metros de ellos", dice, antes de recordar el trauma que aquello ha dejado en su familia.

FÚTBOL TERAPÉUTICO

La complicada situación que viven quedará de lado durante los noventa minutos del partido, una experiencia que para algunos de ellos es catártica.

"Conectar con alguien de manera nacional, con el mismo sentimiento, es algo que echo de menos", expresa Solodarenko, quien asegura tener ya la "bandera ucraniana preparada".

La Federación de Fútbol Ucraniana estima que habrá unos 2.200 aficionados apoyando a su selección.

"Es una gran oportunidad para todos los ucranianos, juntos y apoyando a un solo equipo (...) es por ello por lo que me gusta el fútbol", dice Kharlanova con las entradas en la mano.

Sin embargo, ambos jóvenes son conscientes de lo que mucho que deben a su tierra de acogida: "Hubiera preferido jugar este partido contra Gales, no tendría mi corazón dividido", afirma Solodarenko.

La académica confiesa que no sólo apoyará a su "equipo ucraniano, sino también a los escoceses", porque están "haciendo cosas que ni siquiera esperaba".

Ese sentimiento lo plasmará en "una bandera en la que uno ambos países" y que llevará al estadio.

"Apoyo a mí país, pero también apoyaré a la selección escocesa y a los escoceses si ganan", expresa Niviena con una sonrisa tímida y emocionada, que muestra gratitud.

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