Neymar arrodilla al Athletic

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- Un mal rechace acabó con el Athletic en el Camp Nou. Cuando Messi recibió el balón y vio la carrera de Neymar comenzó a entenderse que los 78 minutos de sueño vasco estaban cercanos a su fin. Leo asistió al brasileño, sustituto de Munir un cuarto de hora antes, y éste marcó el gol del liderato, de la tranquilidad, cruzando el balón ante la desesperada salida de Gorka Iraizoz.

Apartado a la suplencia, Neymar acabó por acertar todo lo que antes no se había concretado. Luis Enrique volvió a apostar por Munir en detrimento del brasileño y toda la mala fortuna que acompañó al joven canterano se convirtió en suerte para Ney, quien en tres remates anotó dos goles y apartó del plano cualquier polémica respecto a su suplencia.

Y es que el Barça, que precisó 78 minutos para marcar y 84 para sentenciar, se estrelló antes ante todo. Venció se diría que a los puntos, por insistencia y mereciéndolo, atendiendo a la multitud de ocasiones que tuvo para marcar, pero estuvo más cerca de lo que pudiera pensarse de restar sus primeros puntos en el casillero.

Bien plantado y atrevido, el Athletic tomó el relevo del Villarreal en enseñarle al equipo azulgrana cuánto deberá trabajar esta temporada si quiere reconquistar la Liga que ganó el Atlético de Madrid el último curso. El 11 de Valverde jugó con descaro y jugó con la suerte. Y con Iraizoz, con la mala puntería y hasta con la mala visión del árbitro, quien pasó por alto dos penalties.

El Athletic avisó de pronto, rápido, haciendo saber que no estaba en Barcelona de paso. Y fue una suerte ese carácter del equipo vasco, por cuando despertó de golpe al Barça. Pedro a los 3 minutos se estrelló contra Gorka Iraizoz en una jugada que pudo haber cambiado el rumbo de la tarde.

Y a partir de ahí se convirtió el duelo en un intercambio de golpes entre un peso pesado y un peso pluma. Aguantó el Athletic, pero no hasta el final.

Munir pudo y debió marcar. Recibió, además, dos empujones claros en el área de los leones, primero de Gorka y después de Gurpegui, que merecieron ser señalados como penalti. Se estrelló hasta tres veces con el portero en sus remates y su pelea incansable y esfuerzo mayúsculo no obtuvo el premio merecido.

El trabajo fue suyo y la gloria de Neymar, el que marcó los dos goles. Aunque fuera a partir de Messi, claro. Porque la Pulga, que se quedó esta vez sin marcar, fue quien acabó por decidir la victoria del líder. Un líder que mostró idea y espíritu. Ese que le da un entrenador que tiene en la ambición y firmeza su hoja de ruta.