El Barça, a octavos como primero

BARCELONA (Jordi Blanco | Corresponsal) -- El PSG ya sabe lo que es perder en el Camp Nou. El Barça necesitaba el triunfo y entre Messi, Neymar, Xavi y David Luiz se aliaron para facilitar las cosas a Luis Enrique. Leo porque frenó en seco la euforia gala al marcar rápido el empate, Neymar por anotar con un disparo mágico el 2-1 cerca del descanso, Xavi por hacerse el dueño del partido desde el mismo momento en que entró y David Luiz... por ser el mejor amigo del Barça. Despistado en el 1-1, estuvo perdido en el 2-1 e inició la jugada del 3-1 al perder de mala manera un balón en ataque. Fuera de su posición. Horrible.

Si en París perdió su virginidad, el Barça de Luis Enrique ante el mismo rival recuperó sus sensaciones. No, no hizo el mejor de los partidos, pero sí acabó por mandar en el campo al equipo de Laurent Blanc, cuya apuesta futbolística no le dio el resultado esperado. Cuando le dio entrada a Pastore, que había hecho una exhibición en su última aparición por el Camp Nou ya era tarde para todo.

Remontó el Barça porque el PSG demostró ser un equipo menos poderoso de lo que su billetera enseña. Tiene muy buenos futbolistas y a Ibrahimovic, pero adolece en ocasiones de juego de conjunto, no tiene el ánimo coral que marca la diferencia entre un gran equipo y un grandísimo equipo. Y por eso cedió en el Camp Nou.

Hizo probablemente lo más difícil, adelantarse en el marcador, pero a la que cedió lo mínimo en su intensidad se vino abajo. No de forma escandalosa porque nunca fue muy inferior al Barça, pero sí lo suficiente como para que el equipo azulgrana, con sus golpes de genio, le diera la vuelta al marcador.

Sorprendente y atrevido en el planteamiento de Luis Enrique, sus hombres no acabaron de sentirse, sin embargo, cómodos en el campo. El 3-2-3-2 con que se presentó el Barça descolocó de entrada al PSG, pero en apenas diez minutos el equipo francés ya le había tomado la medida y al cuarto de hora, en su segunda llegada al área de Ter Stegen, Ibrahimovic enmudeció al Camp Nou con un excelente gol.

Bartra, Piqué y Mathieu cerraban por detrás de un doble pivote en el que Busquets no sabía si ir o venir al lado de Mascherano mientras que Messi retrasaba su posición junto a Iniesta y Pedro para que Neymar y Suárez fueran los más adelantados. Con mucha presión en la salida de balón del rival, pero lentitud en la ejecución del juego, el Barça acabó por ser un equipo predecible, al que salvó, no podía ser otro, Messi.

David Luiz, tantas veces ligado al Barcelona, ofreció en el Camp Nou una clase maestra de inutilidad hasta en tres ocasiones. Y la segunda de ellas, mirando como si no fuera con él el balón en el centro desesperado de Suárez, acabó con el mágico remate de Messi en el segundo palo, para igualar rápido el gol de Ibrahimovic y cerrar el susto.

A partir de ahí pareció retomar la gobernabilidad del juego un Barça asustado por las contras del PSG por la banda de Lucas, pero calmado y paciente, por mucho que la lentitud de su ataque fuera a veces preocupante. La fortuna apareció al final de la primera mitad, en otra cantada de la zaga del campeón francés que regaló el balón a Neymar, quien desde fuera del área lanzó un disparo estratosférico que puso por delante al Barça.

En la continuación, el tedio duró hasta que Blanc quemó sus naves dando entrada a Pastore y sacando a Verratt para desnudar a su centro del campo, que entregó las armas cuando Luis Enrique puso en danza a Xavi, excepcional en el gobierno final del partido y trascendente para que Suárez se estrenase en la Champions para cerrar el partido con el 3-1.

El Barça cumplió. Sorprendiendo el entrenador y jugando a ráfagas el equipo. Y aprovechando, también, que el PSG se presentó con tanta fiereza que acabó siendo un gatito triste.