Deudas del Tri siguen; las dudas, son menos

DENVER (Rafael Ramos Villagrana) -- El lastre de deudas ahí sigue para el Tri. Pero el lastre de dudas se ha aligerado, aunque sólo y estrictamente para la Copa Oro. 3-1 sobre Martinica.

El veredicto, el 3-1, no resiste apelaciones, pero tolera rezongos. Un México de intensidad y dominio en el Primer Tiempo, jugando con fuego, jugando con riesgo, pero jugando con destellos ante unos 40 mil aficionados, en la peor entrada de aficionados mexicanos en un partido oficial.

El segundo tiempo el Tri se amparó en el marcador. Redujo los riesgos y se volvió tacaño. Encima. Martinica perdió la inocencia y el miedo. Presionó mejor, se atrevió más, pero esta vez no encontró dislates defensivos para plantarse ante Moisés Muñoz.

Marco Fabián suma tres en tres juegos, mientras Luis Montes, el fantasma usurpador para algunos, escribió el guión del 1-0 e inmortalizó el 2-0 en el marcador. Un penalti de Miguel Layún dio a Kevin Parsemain la potestad del 2-1. El 3-1 es una invitación de Layún para Miguel Ponce, al 90.

Ahora México esperará adversario en Atlanta en Cuartos de Final. Todo indica que Haití o El Salvador sería el sinodal. Pero en elucubraciones aritméticas, hasta Honduras o Trinidad y Tobago.

ARROLLADOR...

Soponcios y sobresaltos. Kevin Olimpa traga amargo en los primeros minutos. Miguel Layún asalta por derecha y sus dos obsequios mueren de frustración. En el primero no llega Raúl Jiménez y en el segundo él mismo lo estrella en el larguero.

En el agregado, Marco Fabián desplaza por izquierda, el arquero sale, lo toca, pero extrañamente el de Chivas no hace lo que mejor le sale en su lado oscuro: tirarse el clavado.

Pero México parecía jugar solo, pero solo al frente. Atrás entregó dos licencias de gol a Martinica. Muñoz pierde torpemente el balón con Gustan, quien lo despoja de taquito y túnel. Doble humillación. El disparo del francés se estrella en la cobertura de #todoesculpadeLayún.

Y la otra incitación a gol de Martinica fue mejor: el Topo Valenzuela se enreda con uno de sus hoyos de incoherencia, y el balón llega a Herelle, quien dispara potenete, pero Moisés Muñoz exorciza su propio demonio de la jugada anterior atajando espectacularmente.

En el ir y venir, en el concierto secuencial de errores defensivos alternos, México marca primeor, tal vez por aquello de la Ley de las Probabilidades.

Luis Montes sigue repartiendo calidad y bozales. Maneja tiempo al borde de la histeria, para permitir que aparezca Márquez Lugo en el área. Le entrega no un pase, sino una concesión de gol, pero el delantero de Chivas la estrella olímpicamente en Olimpa.

Pero el rebote llega a Fabián, quien remata de volea, contra el césped, con la fortuna de que el canguro techa a los defensores y se cobija de red. Minuto 21: 1-0.

Y México se apodera del escenario: tribuna, balón y cancha. Aquel muerto viviente del 11-0 danza fervoroso. Oportunidades se generan: las desperdician Fabián, Márquez Lugo y Jiménez, pero la amenaza de gol perfuma de angustia el área de Martinica.

Y aparece de Nuevo Luis Montes, haciendo futbol y donando pinole para enredar lenguas viperinas. Zapatazo de zurda, desde 30 metros. El balón es una raya y un rayo. Olimpa estira la osamenta, pero el balón era un instrumento detonador. Minuto 34: 2-0.

Martinica encuentra en su verdugo la víctima. Miguel Layún, bisturí por derecha, termia siendo guadaña en área propia. Penalti. El cobro es del veterano Kevin Parsemain. Potente, implacable. Minuto: 43: 2-1.

FRENO DE MANO...

Los espasmos agradables del primer tiempo no encontraron secuencia ni secuela en el segundo tiempo.

México se dedicó a especular, con los riesgos, y Martinica se dedicó a sobrevivir en la lista de clasificados a Cuartos de Final, recurriendo a un interesante 4-5-1 cuando México tenía posesión, y un 4-3-2-1 en el manejo ofensivo, que terminó con enclaustrar al Tri.

El primer tiempo se escurre sin cruzadas de ninguno de los dos equipos. México muestra otra cara, la de la cautela. Martinica reacciona más por desesperación que por inspiración. No hay cambio. 2-1 y al descanso.

Desperdicios del Tri con sus viejos editores de lamentos en la tribuna, como lo eran Márquez Lugo y Fabián, terminan por cocinar de pinceladas de dramatismo una comedia desafortunada en el segundo tiempo.

Sin embargo, al 90, la ganzúa de Layún vuelve a tirarse un maratón por derecha, sirve cruzado, cierra Miguel Ponce y pone un 3-1 que da el salto pacificador para el Tri entre el regocijo y las suspicacias.

3-1 el veredicto, que no alcanza para carnavales, pero que detiene las idas a la iglesia en busca de un milagro.