Vela no alumbró el debut a Moyes

LA CORUÑA (Rafael Ramos Villagrana | Enviado) -- David Moyes no olvidará en su noche de debut a Carlos Vela. Estrenándose en la banca azufrosa de la Real Sociedad de San Sebastián, el inglés lamentó que El Bombardero perdonó al Deportivo La Coruña.

Un 0-0, valioso como visitante para la Real, en la contabilidad angustiada de su temporada. Pero Carlos Vela, el generador más activo en cancha, perdonó en tres posiciones claras de gol, en una noche que se cargó de angustias para la Real Sociedad, rescatada por el arquero Zubikarai ante las embestidas del Depor.

Sin embargo, también, Fabricio en tiempos de incendios colaboró, como en remates de Vela, a mantener la ecuanimidad transpirada del 0-0.

EL HOMBRE CON PRIVILEGIOS

Queda claro: Carlos Vela mantiene intactos los privilegios en la Real Sociedad. Privilegios generados con méritos.

Jugador que participa sin pauta en la cancha. No tiene otro guión que el de la improvisación. Su partitura sigue siendo escrita bajo las circunstancias del juego.

David Moyes ni siquiera le retocó las libertades. Sabe que es su jugador diferente. Sabe, claramente, que Vela puede encender la antorcha que ayude a la Real Sociedad a encontrar el final del túnel del equipo que heredó.

En el primer tiempo, Vela soltó pólvora sobre la meta del Deportivo. En una de ellas, se generó la jugada en contragolpe, acomodó balón y cuerpo, como el primero en el amistoso del Tri ante Holanda. Pero Fabricio, héroe recurrente, desvió el balón cuando la curva envenenada se encogía hacia su meta.

En ese mismo lapso, toma un rechace desde fuera del área. El balón se escurre entre las tentaciones de un gol de campo, pero revela, que sabe encontrar su posición en la cancha, conforme a la confección del juego de su equipo.

Pero también desperdició. Comenzó un contragolpe desde su área. Pared larga y acude a recibir, en franca bendición de condiciones de enfilar y fusilar al arquero, pero Insúa barre desesperado en esa milésima de segundo de titubeo del mexicano.

En los primeros 45 minutos, dejó dos sermones amarillos a sus rivales: uno por reclamo y otro por una entrada por detrás, que él espectaculariza con un largo clavado.

Se pueden agregar dos paredes perfectas, además de asistencias para compañeros atribulados, y dos pases desde las bandas que se quedan cortos a los pescuezos estirados de sus compañeros.

Para el complemento, en acoso del Depor, el control del juego, la posesión de balón y la rebeldía por enderezar el rumbo, fue asfixiando a la Real Sociedad, encumbrando a Zubikarai como figura prominente, y la mejor respuesta de Moyes fue confiar en que Pardo mejoraría el extenuante esfuerzo de Canales.

No hubo tal reacción. Sin embargo, la mejor opción para San Sebastián la tuvo el mismo Vela. Pase del recién ingresado Pardo a zona de inclemencia y definición. Pero el mexicano revienta el disparo a la derecha del marco, en un lamento general de su equipo que alcanza las manos sobre las sienes de Moyes.

Y de ahí, el juego se consumió en la antesala de las angustias. 0-0. Vela no fue el mejor Vela, y tampoco alcanzó el ser el mejor de su equipo.