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Jared Weaver apela la suspensión

ANAHEIM -- El lanzador de los Angelinos de Anaheim, Jered Weaver, anunció el martes que sometió una apelación al castigo de seis partidos que le impuso la oficina del Comisionado de las Grandes Ligas como penalidad a su acción de lanzar una bola a la cabeza de Alex Ávila, de los Tigres de Detroit, el pasado domingo a modo de desquite por dos impopulares observaciones de cuadrangulares conectados en su contra ese día por los venezolanos Magglio Ordóñez y Carlos Guillen.

Su apelación, sin embargo, no estará acompañada de una carta de arrepentimiento o disculpa. Tampoco fue sometida como petición para que se le levante la totalidad del castigo.

"Sabía que obviamente algo iba a pasar. Son seis juegos pero he decidido apelar ese castigo para tener la oportunidad de que mi voz sea escuchada sobre la situación. Y así ver que piensan de la situación", dijo Weaver en la antesala del partido ante los Mellizos de Minnesota en Anaheim.

Al foro al que quiere acudir a presentar su caso es al comité de apelaciones de las Grandes Ligas en Nueva York. La oportunidad se dará la semana que viene cuando los Angelinos viajen a la Gran Manzana para jugar una serie ante los Yankees. Hasta tanto esa visita no se lleve a cabo Weaver podrá participar de las actividades de cada juego sin tener que cumplir un día de castigo. La penalidad de seis juegos, de hecho, técnicamente le prevendría de realizar una salida como abridor. Ello quiere decir que al quedar la suspensión en pausa por su apelación, Weaver podrá salir a lanzar este viernes ante los Marineros de Seattle en casa.

Para Weaver, sin embargo, la oportunidad de expresarse ante el comité de apelaciones será una oportunidad para hacer su caso.

"Quiero darles mi opinión de cómo sucedieron las cosas. Ellos tienen una opinión de lo que sucedió y yo tengo una también. Lo principal que deseo de esta oportunidad es dejarles saber cómo me siento sobre cómo sucedieron las cosas", dijo Weaver.

"El béisbol es un juego emociones y yo usualmente no dejo que las emociones tomen control de mí. Y creo que he tenido una carrera bastante tranquila para comprobar eso. Pero creo que en esta ocasión el equipo de Detroit cruzó la línea y no lo podía aceptar. En ese marco hice lo que hice y tendré que pagar las consecuencias de lo que hice. Pero considero el béisbol un juego de lealtad y respeto y eso siento yo hacia muchos jugadores y quisiera que así se sientan otros hacia mí".

El domingo, no obstante, Weaver consideró que Detroit rompió esa raya dos veces y él no lo dejó pasar desapercibido en la segunda ocasión. Todo comenzó cuando Ordóñez le conectó un jonrón de dos carreras en la parte baja de la tercera y se quedó observando en el plato la trayectoria del batazo antes de salir a correr. Esa acción, dependiendo del color del cristal por donde se mira, es para algunos puristas del béisbol una burla hacia un lanzador o un acto de celebración auténtico y genuino. Para Weaver ese día, fue un acto de burla y así se lo expresó a Ordóñez al gritarle que se fuera a correr causando algún tipo de molestia entre los equipos. Pero por gran parte del resto del partido eso quedó allí. Weaver en otras ocasiones le lanzó a Ordóñez y no buscó un desquite o enviar un mensaje con sus lanzamientos.

Las cosas cambiaron, sin embargo, en la parte baja del séptimo cuando Guillen también disparó un jonrón ante Weaver y se quedó más tiempo en el plato observando la trayectoria de su batazo para luego lanzar el bate al aire en actitud de burla y sucesivamente dar un par de saltos mirando a Weaver a los ojos en actitud desafiante. El suceso que nuevamente levantó una reacción de Weaver movió inmediatamente al árbitro principal a advertir a los dos bancos que no iba a permitir repercusiones al suceso, pero eso no contuvo a Weaver de expresarse lanzándole a la cabeza a Ávila en el próximo turno.

"No es algo que quería hacer, pero en el calor del juego no quise aceptar lo que hicieron dos veces. Obviamente no me gustó lo que sucedió y quizás la emoción del gran juego y el detalle que estaba lanzando ante Justin Verlander me llevó a perder el control de mis emociones. Pero el punto es que lo que ellos hicieron no estuvo bien", aseguró Weaver, quien ahora posee récord de 14-5 con la mejor efectividad de la Liga Americana en 1.88.

Weaver expresó que lamentó tener que lanzar el lanzamiento referido a Ávila, quien fue su cátcher en el Juego de Estrellas. De paso, el lanzamiento no le dio al bateador pues este lo esquivó a tiempo. Weaver incluso dijo que no pretendía darle a Ávila y mucho menos quería hacerle daño. Sencillamente jugó la pelota como se juega.

"Si hubiera querido pegarle pude haberlo hecho. Sólo quise tirar una bola adentro y se fue alta… quizás se vio más feo de lo que fue, pero estaba casi dos pies por arriba de su cabeza. No me gustó que fuera a Alex porque le tengo respeto. Pero necesitaba probar un punto", indicó Weaver.

El derecho fue expulsado de juego de manera inmediata. Tras el partido revisó los videos de los jonrones y consideró que Ordóñez sabía muy bien que su batazo sería un jonrón y debido a ello no tenía una excusa válida al decir que se quedó pendiente a ver si el cuadrangular terminaba en zona válida.

Pero sobre esa, la acción de Guillen cuatro entradas después fue la que no pudo permitir. Y su lanzamiento de venganza no le costó una suspensión sólo a él sino que también le otorgó un juego de castigo al dirigente Mike Scioscia, quien cumpliría el partido de suspensión el martes.

Weaver lamentó que Scioscia fuera penalizado por una actuación suya. Incluso bromeó que tendría que pagar su multa.

Mientras, Scioscia admitió no estar contento porque Weaver haya sido suspendido pero igualmente comprendió los motivos que tuvo para hacer lo que hizo.

"Él se había comportado muy bien con lo de Ordóñez al punto que le volvió a lanzar y no buscó desquitarse. Pero luego Guillen hizo algo que la palabra extravagante no es suficiente para expresar lo que hizo. Guillen siempre ha sido una persona bien respetada pero ese día no hizo bien", dijo Scioscia.

A la larga, la consecuencia por el momento es que los Angelinos, en plena pelea por el título de la división tendrán que salir a algún juego sin Weaver. Pero en tanto y en cuanto no llegue ese día, Scioscia y Weaver vivirán tranquilos y resolverán la situación cuando suceda.