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Fernando Salas, callado pero efectivo

SAN LUIS -- Pocos se enteran cuando camina por el clubhouse de los Cardenales de San Luis y menos se enteran si habla.
Pero muchos se dieron cuenta de la titánica labor del lanzador, del "otro lanzador mexicano" de los Cardenales, Fernando Salas.

El relevista de Huatabampo, Sonora, de 26 años, es un tipo serio, sin mayores aspavientos. Al contrario, como describió su colega dominicano Octavio Dotel, es muy callado, a veces demasiado.

"Fernando es muy tranquilo, como la mayoría de los mexicanos", añadió Dotel, de 37 años, quien está en su temporada 12 y su duodécimo equipo en las Mayores. "He jugado con muchos mexicanos y todos son iguales, muy tranquilos. Pero Fernando creo que es el más callado de todos".

Sin embargo, Salas se ha dado a notar en las Grandes Ligas con su brazo; en la loma desde donde ha relevado en casi cualquier tipo de situación. Desde un relevo intermedio y largo, hasta como taponero.

"Fernando es la clave para que los Cardenales de San Luis estén en la Serie Mundial", consideró Dotel. "Fernando Salas ha sido increíblemente la pieza para que nosotros podamos estar donde estamos".

"Si no fuera por él...", añadió. "Acuérdate, hubo un tiempo en que él fue el cerrador de este equipo. Ahora realmente es el todo...
Él entra a lanzar en un tercer inning, como puede lanzar en un octavo o entrar a cerrar".

Salas apareció en 27 partidos de la temporada regular del 2010 en los que salió sin decisión, con una efectividad de 3.52 en 30.1 entradas lanzadas, para ganarse su lugar en el equipo de este año, de manera básica como relevista intermedio.

"Gracias a Dios me han dado la confianza y he podido lanzar mi juego", dijo Salas. "Me han ayudado mucho todos en este equipo y creo que he madurado como lanzador en todos los aspectos".

En 68 encuentros como relevista esta campaña, la mayor sorpresa fue cuando el mánager Tony La Russa lo nombró cerrador en mayo, obligado por lesiones y ausencias.

Logró 28 salvamentos y su efectividad fue de 2.28, antes de llegar a la postemporada, en la que es el lanzador relevista con más apariciones (10) y entradas lanzadas (11.1) de todo el bullpen de los Cardenales.

"A mí no me importa si voy a la primera, segunda, tercera... en la entrada que sea", agregó. "Yo sólo sé que tengo que hacer mi trabajo cuando el mánager me llame".

En la Serie Mundial, Salas ingresó en los primeros tres partidos, pero sólo pudo retirar el segundo, en el Busch Stadium sin problemas, en el segundo recibió tres carreras de cuatro hits.

Para su buena fortuna, aquel juego en Arlington terminó con la victoria para sus Cardenales 16-7 en una batalla ofensiva por doquier.

En los primeros dos encuentros, sólo recibió un hit y regaló una base por bolas en San Luis.

"Él ha hecho su trabajo, aunque no siempre te va a ir perfecto", mencionó Dotel. "No siempre van a salir las cosas como entiendes que tienes que hacerlas. La clave es dejar eso atrás y seguir adelante. Siempre se siente uno mejor aquí", dijo. "Con tu gente en este tipo de series siempre tienes el apoyo. Pero es difícil, los Rangers tiene una alineación del primero al octavo o al noveno en la que cualquiera batea".

Según el veterano Dotel la fortaleza de Salas radica en su variedad de lanzamientos para trabajar.

"Es un lanzador calmado que trabaja mucho con su slider", explicó. "Trabaja con su cambio, con su recta, sobre todo con su localización. Él no es un lanzador de poder, pero sabe cómo pitchear y cómo llevar el juego".

"Entiende la situación del juego y sabe cómo reaccionar en esas situaciones específicas", agregó.

La atención de los aficionados mexicanos ha sido mucho menor a Salas que a su compatriota Jaime García, quien en el segundo juego se convirtió en el primer abridor de su país en un partido de Serie Mundial desde Fernando Valenzuela en 1981.

"Desde niño veía el béisbol de las Grandes Ligas y soñaba con vivir este momento", dijo Salas. "Es todo un orgullo tratar de poner en alto el nombre de mi país".

Salas y García se convirtieron en los mexicanos 13 y 14 que juegan el Clásico de Otoño, de manera respectiva, y en la primera pareja de lanzadores de ese país que entran uno por el otro.

"Fernando es un gran amigo mío, llevamos juntos como tres o cuatro años (en granjas de San Luis)", señaló García. "Es un gran lanzador, callado, una gran persona".