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Lakers y la mejor manera de proceder

Steve Nash le ha devuelto la esperanza y le ha dado más claridad al equipo de los Lakers Gary A. Vasquez/USA TODAY Sports

LOS ÁNGELES -- No muchos meses atrás, hubo un momento, o tal vez incluso varios minutos, en que Kobe Bryant pareció perder la
fe.

Era mayo nuevamente. Demasiado temprano para que cualquier temporada de Los Angeles Lakers se terminase. Demasiado pronto para que Bryant tuviera suficiente tiempo en el vestuario post-partido para hallar la perspectiva que necesitaba para tragarse otra salida de segunda ronda en la postemporada, entonces vivir con eso durante los próximos meses.

Y entonces sobre el escenario, con las cámaras grabando a la vista de todo el mundo, Bryant reveló sus inquietudes.
"Es territorio más o menos desconocido'', él dijo luego del revés de los Lakers en el quinto partido ante el Oklahoma City Thunder. "En realidad no estoy acostumbrado a esto".

Las palabras se sentían pesadas, suspendidas en el aire.

Los Lakers no habían simplemente perdido una serie de postemporada, es posible que se perdieron a sí mismos. Como una marca que nunca acepta este tipo de decepción, como una franquicia que siempre se ha definido a sí misma al fijar el estándar para el resto de la NBA, no persiguiendo a los demás.

Pero tan pronto Bryant bajó la guardia y mostró un poco de su alma, la volvió a cerrar con un bendaje de voluntad, ira y fe.
"No soy de las personas más pacientes y la organización no es sumamente paciente, tampoco", Bryant dijo, insolente de nuevo. "Nosotros queremos ganar y ganar ahora. Estoy seguro que lo resolveremos. Siempre lo hemos hecho y estoy seguro que lo haremos otra vez.

"Es que la organización de los Lakers tiene algo especial".

Fue una súplica pidiendo ayuda y heroismo así como una orden.

Y menos de dos meses después, los Lakers pasmaron a la NBA al adquirir por la vía del canje a Steve Nash, su antiguo archienemigo de los Phoenix Suns. Un mes después lo hicieron otra vez, llevando a cabo el traspaso que el resto de la liga había temido, al arrancarle a Dwight Howard al Orlando Magic.

Mike D'Antoni era un entrenador asistente con la selección nacional estadounidense al momento del canje por Howard y apenas un atisbo en los ojos de los directivos de los Lakers. Cuando escuchó la noticia a mitad de la noche en Londres, él pensó prácticamente lo que el resto de la liga pensó: "Suertudos Lakers. ¿Cómo demonios ellos lo hacen cada vez?'".

Si los campeonatos se ganaran en agosto, ya habría una 17ma. bandera colgando en el Staples Center.

Pero el año, y el trabajo, estaban a medio camino. Y en muchas formas, aún lo están mientras el 2012 llega a su fin y los Lakers siguen a la búsqueda de la manera correcta de proceder -- para regresar a lo que siempre han sido.

Incluso después de los traspasos históricos por Nash y Howard, ellos siguen siendo cazadores. Todavía en el grupo de equipos que intentan hallar una manera de destronar a los finalistas de la NBA de la temporada pasada: El Miami Heat y el Oklahoma City Thunder.
Caray, después de cómo ha ido esta temporada, los Lakers incluso están elevando la vista hacia sus coinquilinos del Staples Center, Los Angeles Clippers.

Es, como Bryant expresó en un momento mucho peor en mayo, territorio desconocido.

En juego está nada menos que la marca misma, mientras el propietario de los Lakers, el Doctor Jerry Buss, continúa el proceso de entregarle la franquicia a su hijo Jim Buss y su hija Jeanie Buss, y mientras Bryant trata de preparar a Howard para tomar su puesto como la cara de la franquicia dentro de unos pocos años.

Jeanie, vicepresidente ejecutivo de operaciones, se ha probado digna de la responsabilidad desde hace mucho tiempo. Jim, vicepresidente ejecutivo de personal deportivo, ha tardado más en adaptarse al puesto, pero él tomó un paso muy importante este verano ya que no solo dio luz verde para los traspasos por adquirir a Howard y Nash, él abogó por ellos, sin importar el costo.

Si se hubiese podido emitir un veredicto final entonces, Jim hubiera pasado brillantemente. Pero la elección de D'Antoni sobre un tercer baile con Phil Jackson, y la manera en que se manejó esa selección, lo volvió a colocar bajo el microscopio, donde permanecerá -- justa o injustamente -- hasta que D'Antoni se pruebe de alguna manera y otra.

El pase de Bryant a Howard es similarmente complicado y no está más cerca de una resolución. En su tiempo con los Lakers hasta ahora, Howard ha probado ser carismático, trabajador, dedicado y enigmático. Sin embargo, aún debe probarse digno de heredar y guiar una franquicia tan icónica.

Y así, mientras llega el inicio del nuevo año, muchas preguntas quedan.

Los Lakers han regresado del borde del fracaso haciendo lo que siempre hacen -- todo lo que sea necesario para ganar. Excepto que esta vez, no está claro si eso será suficiente.