ESPN Los Angeles
Gonzalo Aguirregomezcorta 9y

'Soy el nervio irritado de Nash'

LOS ÁNGELES -- Como nervio irritado de Steve Nash, me reivindico. No paran de hablar de mí como si fuera la causa de todos los males que han perseguido al armador, y en cierto modo lo soy, qué quieren que le haga, pero mi epineuro no puede soportar la carga de tanta culpa. No fue cosa mía que en el segundo juego de la temporada 2012/13 Nash se fracturara la pierna y de ahí se produjera una reacción en cadena. Qué le hago si formo parte del cuerpo más longevo de la NBA y tengo a mi alrededor órganos curtidos por el paso del tiempo.

Simplemente soy lo que soy y he aprendido a vivir con ello. Soy un mero transmisor de señales, un comunicador, el culpable de enviar ondas eléctricas a una velocidad de infarto. Mis impulsos son nerviosos y aunque durante la temporada pasada estuve dando más de un quebradero de cerebro a Nash, a su espalda, a su centro nervioso, lo cierto es que por ahora estoy adormilado.

Los tratamientos que lleva realizando durante todo el verano me tienen preso de la inactividad, sin embargo, sigo latente. Por ahora no se nota mi presencia porque Nash aún no ha comenzado a tener constancia y ritmo de juego, pero ahí sigo, localizado en una maraña nerviosa que afecta a demasiadas partes de su cuerpo: desde el tendón de la corva hasta el cuello pasando por la espalda. Noto más intensidad durante la primera semana de prácticas que en todo el verano, pero también siento cierta mesura en su actividad.

Los tejidos hablan y no puedo hacer oídos sordos a lo que me llega a través de ellos, porque cuando Nash abre la boca, sus células retumban.

"Me siento muy bien, como en septiembre del año pasado, pero entonces estuve luchando por volver a la cancha. Ahora es otra perspectiva y ojalá haya encontrado alivio en el nervio". Cuánto les gusta mentarme.

"Un nervio puede recuperarse muy rápido o puede ser un proceso más largo. En este caso está tomando demasiado tiempo. De todas formas no lo noto tan sensitivo como antes. Tanto yo como los doctores estamos adivinando sobre la marcha".

Soy un misterio, una cuestión de prueba error y una incomodidad que está condicionando los últimos años de la carrera de uno de los mejores armadores que han pasado por la liga. Hace bien Byron Scott en administrar sus minutos de juego, en no hacerle jugar partidos consecutivos ni formar parte de prácticas completas. El final de la carrera de Nash se acerca y mi presencia podría acelerar su retiro.

Sin embargo, también he provocado un efecto relativamente placentero, aunque suene extraño, y es que no todas las señales que corren por mis axones tienen por qué ser negativas. El dolor es de intensidad intermitente y por esa vía he dado una bofetada de realidad a Nash. Pero es cierto que ahora se toma su vida deportiva de otra manera, al menos que los males que provoco guarden un mínimo de positivismo.

Desde que soy parte activa de su vida, Nash aprovecha cada segundo como si fuera el último, saborea su presencia en la duela sin quebraderos de cabeza porque es consciente de que si me activo, todo se acaba. Juega con precaución, pero sin preocupación, y eso lleva consigo un gozo que le hace vivir cada instante con pasión.

"Mentalmente me siento más sano. Estuve en una situación muy delicada en invierno, no me di cuenta de lo mal que estaba hasta que no salí de ahí", sé de buena fuente que las neuronas de Nash estaban de capa caída. "Pero ya me he dado cuenta de que es mi último año y no hay garantía de que pueda jugar todos los partidos. Me lo tomo con tranquilidad e intento disfrutar de cada momento, intento hacer todo lo que puedo para que este que es mi ultimo año pueda jugar mucho. Quiero aprovechar".

Así ve las cosas una estrella de 40 años de edad que ha ganado dos galardones al Jugador Más Valioso (2005 y 2006), que nuca se ha enfundado un anillo pero que ha puesto toda la carne en el asador durante sus 18 años como profesional.

Soy el nervio irritado de Steve Nash y me reivindico, porque aunque haya tenido la culpa de muchos de sus males, también le he llevado a ver la vida de otra manera.

^ Al Inicio ^