<
>

Óxido, el temor del experimento Kobe

LOS ÁNGELES -- Requerido por los medios para dar la alineación titular ante Orlando Magic casi dos horas antes del encuentro, el coach de Los Angeles Lakers, Byron Scott, comenzó a enumerar a sus jugadores.

"Ronnie Price, como armador; Wayne Ellington como dos, Ed Davies, Jordan Hill y Ryan Kelly", esgrimió.

Fue entonces, al obviar su nombre, cuando se confirmó la ausencia por sorpresa de Kobe Bryant, a quien Scott le volvió a dar descanso en la que fue su quinta cita de los últimos 10 partidos que no se viste de corto. Comienza entonces el quinto capítulo de un experimento que estaba funcionando, pero que sufrió un retroceso en el partido ante Los Angeles Clippers del miércoles.

"Hablé un poco con él, le pregunté cómo se sentía y me dijo que 'OK' así que le dije que descansara esta noche. Así de simple. No me replicó, me permitió tomar la decisión por él y pensé que era una buena noche para descansar", confesó el coach. Scott no sintió que Kobe se encontrara en un estado óptimo, no vio convicción en sus palabras tras el "¿cómo te encuentras?" con el que le abordó durante la mañana, por lo que no dudó en volver a mantenerle apartado de las duelas, en darle una jornada más de descanso y esperar a que se encuentre en mejor forma de cara al partido ante Portland Trail Blazers del domingo. Además, se viene una semana complicada para los Lakers con las visitas de Miami Heat y Cleveland Cavaliers.

"Es simplemente descanso, no tiene nada que ver con cómo lució ante Clippers. Será partido a partido y dependerá de cómo se sienta y yo me sienta. Él ha sido completamente honesto conmigo y tengo que ver que está al 110 por ciento. Sólo necesito esa convicción de que se siente estupendamente. No sentí eso hoy", declaró.

El reto con el que Scott afronta la situación de Kobe es mayúsculo. Después de ponerse la bata de científico y conseguir que la fórmula funcionara tras la primera fase del experimento (tres ausencias seguidas de cuatro participaciones) el coach asistió casi incrédulo a unos resultados de lo más positivos: esos cuatro juegos posteriores al reposo ante Golden State Warriors, Chicago Bulls y Dallas Mavericks mostraron al Kobe más prolífico y equilibrado de toda la temporada (líder de los Lakers en puntos, con 17.0 ppj; en rebotes, con 8.5 rpj y en asistencias, con 8.0; también en pérdidas de balón, con un total de 18).

Scott decidió volver a darle descanso de nuevo frente a Portland el lunes pasado, prefirió que no viajara a Oregón y así darle algo más de tiempo de recuperación de cara a la cita ante los Clippers. Fue ahí, en la apabullante victoria de sus vecinos, donde se vio el primer resultado negativo del experimento Kobe. El escolta no mostró la imagen de las cuatro citas anteriores y firmó una de las peores actuaciones de su carrera tras jugar casi 28 minutos (cuatro puntos con un balance de 2/12 y seis pérdidas de balón que eclipsaron negativamente sus siete asistencias y ocho rebotes). Aparecieron en Kobe los primeros síntomas de oxidación y saltaron las alarmas.

La fórmula de Scott se complica más aún con una variable previsible pero inexistente hasta la cita ante los Clippers. La abrumadora diferencia de los Blake Griffin, Chris Paul y compañía, que llegaron a estar 43 puntos por delante, no fue razón suficiente para sentar a Kobe en el banquillo. Podría haber sido la excusa perfecta para descansar sus piernas ante un partido que estaba perdido desde el descanso (momento en el que la Mamba Negra llegó con cero puntos en su casillero y los Clippers vencían 70-48).

Scott asumió la responsabilidad de aquellos minutos a priori inútiles de Kobe alegando que necesitaba ritmo para aclimatarse de nuevo al juego tras un partido de descanso y varias prácticas ausente. El temor a la oxidación estuvo (y está) patente. Fue inevitable ante Clippers y podría convertirse en un componente de riesgo en esta fórmula de resultados impredecibles de cara al futuro.

"Es un reto porque no le quiero dar cuatro o cinco días de descanso. Eso corta el ritmo. Para mí, personalmente, también daña su condición física, por eso quiero mantenerle en buena forma y mantener su ritmo para que no esté oxidado. Para mí, lo más importante es pensar en Kobe, no en el aspecto del básquetbol, sino en Kobe".

Encontrar el balance entre descanso y participación es una tarea harto complicada con la que Scott tendrá que lidiar a corto, medio y largo plazo.