ESPN Los Angeles
Gonzalo Aguirregomezcorta 9y

Kobe: zona de confort antes de retiro

LOS ÁNGELES -- Todo con Kobe Bryant se amplifica. Lo que diga, lo que haga, lo que deje de hacer, lo que piense. Todo trasciende mucho, demasiado. El último capítulo de esta historia de 19 años en la élite se vivió este fin de semana, cuando la Mamba Negra comentó a Los Angeles Times que se había planteado su retirada.

Acostumbrados a sacar petróleo, el caramelo que le puso Kobe al periodista Bill Plaschke era difícil de rechazar. "Mentiría si dijera que no ha pasado por mi cabeza", afirmó el jugador ante la pregunta de si alguna vez se lo ha planteado. "Ahora mismo lo dudo, pero todo es posible. Mi cuerpo me duele demasiado y si no quiero hacer esto más, no lo haré".

Suficiente. Las redes sociales comenzaron a echar humo y surgieron los debates. ¿Debería o no debería retirarse Kobe antes de cumplir su contrato? ¿Está forzando la máquina más de la cuenta? ¿Quién podría reemplazarle cuando se marche?

Sinceramente, todo esto me parece excesivo, exagerado y absolutamente sacado de quicio. Salvo fuerza de causa mayor, el cinco veces campeón con Los Angeles Lakers no se va a retirar cuando acabe el año. Si firmó por un periodo de dos años antes siquiera de recuperarse del todo de la lesión en el tendón de Aquiles que se produjo en abril de 2013 es porque tiene fe de sobra en que podrá dar lo máximo que pueda por el equipo, aunque tenga que sacrificar viajes, partidos consecutivos y minutos de juego. Todo valdrá la pena para Kobe mientras pueda dar el máximo durante los 32 minutos de juego que tendrá siempre que esté disponible.

¿Que le ha costado adaptare a su nueva realidad? Obvio. ¿Qué su competitividad está encarcelada en un cuerpo longevo a efectos baloncestísticos? Absolutamente. ¿Que sus periodos de recuperación son más largos y sacrificados que antes? También.

Pero esto es circunstancial, real, pero superable. Porque por encima de todo, Kobe es un auténtico enamorado del baloncesto. Su oxígeno es la adrenalina de partidos ajustados; de esos lanzamientos de corta, media y larga distancia con el público en vilo; de las asistencias que brinda; de los enfrentamientos con rivales como LeBron James (cuánto disfrutaron los dos con la presencia del otro). Para Kobe todas estas cosas son la salsa de su vida.

Asume con responsabilidad su nuevo contexto. Le duele tanto como su cuerpo después de darlo todo en los juegos, y no hay hielo ni bolsas de calor, ni tratamientos de recuperación que calmen la competitividad que lleva dentro. Ver los partidos por televisión sin jugarlos le cuesta trabajo. Cuando eso sucede, piensa en sí mismo, pero también se acuerda de los fans que fueron a verle jugar y acabaron por quedarse con las ganas. Sabe que hay quien acude a ver a los Lakers por ver a la Mamba Negra en acción y no le gusta privarles de esa posibilidad.

Pero al mismo tiempo, Kobe ha descubierto algo muy valioso: pasar tiempo con su familia. El extenso periodo que estuvo apartado de las duelas por sendas lesiones en el Aquiles y en la rodilla contaron con ese efecto secundario. Su mujer, Vanessa, y sus dos hijas, Natalia y Gianna, están disfrutando de la versión más familiar de Kobe, y él está haciendo lo propio. ¿Significa esto que su retirada será inminente?

De ninguna manera. En este punto de carrera, el hambre de éxitos del jugador está saciada. Lo ha ganado todo y cada vez tiene más asumido que no llegarán más campeonatos. Sabe que no hay plantilla suficiente y que su cuerpo no le permite grandes esfuerzos. Por eso se toma las cosas con más tranquilidad, por eso ha desaparecido ese Kobe a veces temperamental en las comparecencias postjuego. En este punto de su asunción, el lagunero es consciente de que son los últimos coletazos de su carrera y sabe que cuando cuelgue las botas se habrá terminado su sueño en la NBA. Por eso su nueva realidad es la del gozo y disfrute, la del alargue y el equilibrio.

Los galones que ha adquirido le permiten equilibrar la vida profesional con la familiar de una manera que nunca antes pudo hacer. Para qué forzar su retirada si lo puede tener todo a mano. No me queda ninguna duda de que Kobe finalizará su actual contrato con los Lakers (cuando finalice la temporada 2015-16) y mientras tanto saboreará las últimas cucharadas de la miel del máximo nivel.

Para qué poner fin conscientemente de manera abrupta pudiendo mantenerse en esta zona de confort más que merecida.

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