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Borja se inmortalizó en Wembley

MÉXICO -- Una de las muchas cualidades del joven Enrique Borja como futbolista era la improvisación. Cuando se habla de una leyenda del deporte mexicano, los más mordaces refieren que el espigado delantero que jugaba en la UNAM no era más que un suertudo y oportunista que metía los goles más inverosímiles que se hayan visto en la época.

Y no, no era un dechado de técnica. Pero entre sus joyas más valiosas está uno de los goles más importantes para México en las Copas del Mundo. Lo hizo el 13 de julio de 1966, en Wembley, frente a Francia, en el debut de la Selección Nacional en el Mundial de Inglaterra.

Atento, cortés y siempre entusiasta, Enrique Borja atiende vía telefónica a ESPN desde su domicilio en Miami, donde reside hace varios años. Han pasado casi 48 años de aquella tarde que describe como mágica, pero que narra con una frescura que parecería trasladar al oyente a aquella época, en que el futbol se jugaba con menos velocidad, con esfuerzo colectivo, y en el que apenas se notaba la influencia de la televisión.

Después de sentirse un tanto excluido y sentir que su rol era de suplente, Borja recuerda que después de mucho misterio, Nacho Trelles, entrenador de la Selección Mexicana, le avisó que jugaría en el primer partido de México, frente a Francia.

"Fue cumplir un sueño, que tienes desde chico. De repente ver que estás en una alineación, que estás jugando contra Francia, representando a tu país, que tienes la oportunidad de anotar un gol, combinado con todos tus compañeros", relata animoso el ex goleador.

LA JUGADA

Gracias a la televisión, muchas personas pudieron disfrutar una de las frases más celebres que han dejado los Mundiales. Fernando Marcos narraba el partido entre México y Francia. El árbitro israelí Menachem Ashkenazi le anuló un gol que aparentemente era legítimo y le hubiera dado la ventaja al equipo de Trelles.

Tuve oportunidad de ver la jugada, y a lo largo de mi vida, cada vez que hablan de los goles del Mundial y del gol que yo anoto a un pase de Aarón Padilla, un amigo de toda la vida, pues esa narración hizo época, te deja marcado.

-- Enrique Borja, acerca de su gol a Francia en el Mundial de 1966

Terminó el primer tiempo, con un dominio infructuoso de México. Al reiniciar, tres minutos después, Aarón Padilla escapó por la izquierda, amagó con una 'bicicleta' y envió el centro al área. Al primer poste apareció el '20 mexicano' amenazante. "No falles, Borja...", se le escapó a Fernando Marcos en el micrófono, cuando observó que Enrique no conectaba bien en su primer intento por anotar. "No falles...". No lo hizo. Al segundo intento, tras dar una vuelta completa, Borja adelantó a México en el marcador.

"Tuve oportunidad de ver la jugada, y a lo largo de mi vida, cada vez que hablan de los goles del Mundial y del gol que yo anoto a un pase de Aarón Padilla, un amigo de toda la vida, pues esa narración hizo época, te deja marcado.

"Él (Marcos) agarra y dice, cuando centra Aarón Padilla y entro a rematar: 'No falles Borja, no falles', yo le pego a la pelota, giro en mi eje y agarro la segunda y al portero francés saliendo, y ahí dice: "Gol de México, gol de México", y después entiendes... primero disfrutas y todo lo que tú quieras, ahí brincaba yo como loco en el partido, abrazos y besos... pero lo que después notas en esa narración es eso, que se quedó para la posteridad. Primero, porque lo hace una persona que tenía un gran reconocimiento y la forma en que lo hizo; segundo: que me hizo entender que uno va representando a su país", explica Enrique, entregado a uno de sus mejores recuerdos como futbolista, pues durante su carrera viviría grandes historias, mas ninguna comparada con ese gol no apto para exquisitos.

"Qué bueno que en ese tiempo hubo televisión, qué bueno que se quedó grabado, que se quedó para la posteridad y que te recuerda mucho la gente con esa narración", admite el ex directivo, quien acepta que a sus 20 años de edad, y sin la difusión que ahora tiene el futbol, fue hasta que regresaron a nuestro país cuando dimensionó el logro que había conseguido.

"Te marca porque juegas un campeonato del mundo, sabes que en un momento dado pudiste o tuviste la oportunidad de estar jugando contra Inglaterra, el país anfitrión, que a la postre es el campeón, y después juegas contra Uruguay en la despedida de la Tota Carbajal".

El éxito personal fue suficiente para que llamara la atención de los aficionados. Después de jugar en Pumas y ser estrella en el América en los gloriosos años 70, a Borja no se le olvida lo que logró en Inglaterra 66.

"En el aspecto personal, te marca porque anotaste un gol, y en el aspecto colectivo pues te lamentas porque no puedes llegar a las primeras rondas y a buscar un puesto muchísimo más importante".