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Ritmo de la noche

BUENOS AIRES -- La noche del Monumental se asemejó bastante a un concierto, como esos que suele albergar la cancha de River. Con el estadio prácticamente completo, esta vez no hubo una multitud dentro del rectángulo. Apenas 22 jugadores y un árbitro.

En cuanto al show, la selección argentina estuvo lejos de ser una sinfonía pero marcó tres goles, la música del fútbol. El verdadero recital lo protagonizó el grupo de hinchas de Trinidad y Tobago, que aportó música y calor en la fría noche de Núñez.

Llamaron la atención, vestidos mayoritariamente de rojo, con banderas de su país y un ritmo contagioso, influenciado por el calipso que los identifica. Esos tambores generaron tantos aplausos de los hinchas locales, como los recibidos por sus propios jugadores.

Ah, también hubo un partido, que tal como se presumía fue bastante light. Como aquellos que se disputaban en Ritmo de la Noche, parafraseando al título de esta nota y al recordado programa conducido por Marcelo Tinelli. Una muestra del relajo: Ataullah Guerra le hizo una reverencia a Messi en el saludo de los equipos.

Sin embargo, Argentina tardó un tiempo en abrir el marcador. Corner por izquierda de Di María y un anticipo de cabeza de Palacio que no pudo detener el arquero Williams. Durante los primeros 45 minutos, la Selección "podía haber ganado 8-0" como dijo de forma exagerada Sabella, pero si no logró marcar fue por su propia impericia al definir, sobre todo en jugadas con desborde y centro atrás o al medio.

En esa primera mitad, Trinidad y Tobago tuvo dos aproximaciones que salvó la defensa argentina. Campagnaro cerró justo cuando se filtraba Kenwyne Jones y Demichelis barrió para evitar que el propio Jones quedara mano a mano. Por ese esfuerzo quedó dolorido. El defensor de Manchester City no aguantó mucho más: debió salir en el entretiempo por un problema en un tobillo. Lo mismo le ocurrió a Rodrigo Palacio, a 15 minutos del final. Sin duda, las notas negativas del 1º amistoso con plantel definido para Brasil 2014.

El complemento sirvió para que entren los suplentes y ampliar diferencias. A los 5, el tiro libre de Messi fue devuelto por el palo derecho y Mascherano aprovechó el rebote. Y a los 19, Palacio corrió por la derecha, eludió al arquero, evitó que la pelota saliera y tocó atrás para que defina Maxi Rodríguez.

De un partido de estas características no se pueden sacar conclusiones demasiado contundentes. Como admitió Di María, "sabíamos que corríamos riesgo de lesión y queríamos evitarlo". A favor de Argentina, las reapariciones de Zabaleta, Agüero e Higuaín deberían darle otro vuelo.

La música de los hinchas visitantes acompañó gran parte del 2º tiempo. El sonido incesante resultaba mucho más armonioso que las vuvuzelas sudafricanas de hace cuatro años. El pitazo final no logró interrumpir el show. Ellos seguían jugando su propio partido, aunque los futbolistas ya se habían ido a los vestuarios.

Sin exigirse al máximo, Argentina aprovechó para sumar ritmo de juego. Y al ser tan similar al carnaval brasileño, el ritmo de los simpatizantes de Trinidad y Tobago sirvió como aperitivo para lo que viene.

Lo esperamos ansiosos.