Rodrigo Azurmendi 10y

Spurs y el acertijo de LeBron James

La final que disputarán Miami Heat y los San Antonio Spurs tendrá centenares de aristas y piezas de ajedrez que tanto Erik Spoelstra como Gregg Popovich moverán a lo largo de lo que podrían ser siete encuentros.

Sin embargo, el factor que inclinará la balanza para un lado o para el otro pasa nada más ni nada menos que por LeBron James. El Rey, el mejor jugador del mundo y uno de los mejores de la historia es la cabeza de la serpiente, el motor que hace funcionar la maquinaria de los floridanos.

Lo que lo convierte en un jugador tan especial y en un talento tan letal es la versatilidad que posee, esa capacidad para leer cualquier situación del juego y tomar la decisión correcta en la gran mayoría de las ocasiones. Resumiendo, James representa en un solo cuerpo la suma de las partes que hace a San Antonio un rival admirable.

Es por eso que los texanos deberán emplear gran parte de su atención en minimizar, dentro de lo posible, el efecto de James sobre la serie. El número 6 anotó 29.8 puntos en las cuatro victorias y 19.3 en las tres derrotas, un indicio más que claro según ESPN Stats & Info.

"A esos jugadores no puede frenarlos, solo debes intentar contenerlos". Así va el cliché, la frase de cabecera de todos los mortales que tienen que toparse con superestrellas para las que realmente no hay antídoto.

Obviamente ahogar u opacar la influencia de LBJ es una tarea monumental, pero no es algo a lo que los Spurs no estén acostumbrados. No olvidemos que estos tuvieron cierto éxito hace exactamente un año, y aunque las circunstancias son un poco diferentes, los planteles son bastante parecidos a los de 2013.

A la hora de las observaciones uno puede decir que San Antonio hoy es un equipo más completo, con más variantes, más pulido y con más confianza, sobre todo cuando se habla de algunos de sus jugadores de reparto. Miami, por el otro lado, ya no tiene a Mike Miller y otros jugadores como Shane Battier, Udonis Haslem o Chris Andersen han dejado de ser tan efectivos. Sin embargo, el estado de salud de Dwyane Wade es mucho mejor al de 2013, y Chris Bosh ha dado un salto de calidad (otro más) impresionante que lo convierte quizás en la superestrella menos valorada de toda la liga.

Toda esta cuenta arroja resultados parecidos a lo que vimos hace 12 meses, por lo que la predicción de siete juegos se supone casi lógica. Por ende, ante tanta paridad, cada pequeña victoria (particularmente en defensa), irá definiendo el destino de las Finales.

Hablar de ofensivas es en vano, ya que se trata de dos trenes imparables. Quizás no lo ejecuten exactamente de la misma manera, pero los cánones de espacio, pase y movimiento son los mismos. Uno tiene más atletismo y el otro más orden táctico, pero a la hora de la verdad los dos son capaces de tener pasajes en los que son impenetrables.

Por eso Popovich se habrá roto la cabeza en estos días en buscar respuestas, pequeñas maneras de obligar a James a hacer cosas que este no prefiere. Jugar los porcentajes, como se suele decir. Reducir las probabilidades, ponerle algún palo en la rueda a esta máquina tan bien aceitada.

Eso no será tarea fácil, y nada tiene que ver con la falta de candidatos. Los Spurs, en realidad, tienen varios jugadores con las características necesarias como para complicarle la vida por momentos a James. Boris Diaw cuenta con la altura y la experiencia, Danny Green con el conocimiento y la velocidad, Kawhi Leonard con la longitud y los instintos y hasta Manu Ginobili con las mañas y la determinación.

El tema es que James no juega solo, y alguien también tendrá que vigilar a Wade, y un tercero deberá seguir atentamente a Ray Allen si no quiere volver a vivir la misma pesadilla del sexto juego. Los números, de alguna manera, le dan una luz de esperanza a los texanos, pero la realidad se verá en el terreno. James también evolucionó en estos 12 meses, y solo porque una estrategia haya sido efectiva en el pasado no quiere decir que todavía lo sea.

PICK AND ROLL

Cuando James maneja el pick and roll, el rival está en problemas. Es así de simple, ya que la diferencia entre que su marcador pase por debajo de la cortina o por encima de esta es casi inexistente.

Si la marca de James va por debajo de la cortina y le da espacio para tirar, LBJ disparó de 6-14 (y sus compañeros 4-6). En estas ocasiones Miami anotó 1.08 puntos por posesión. San Antonio decidió tomar este camino en el 42 por ciento de los pick and roll.

Por contrapartida, la vez que el marcador fue por encima de la cortina, James tuvo un camino más abierto para crear. En esas ocasiones falló sus cuatro tiros, pero sus compañeros encestaron 11-19. Esto generó 1.03 puntos por posesión. Los Spurs escogieron bien, y aunque la diferencia de 0.05 por posesión es bastante pequeña, a lo largo de 100 posesiones estaríamos hablando de cinco puntos.

DISTANCIA EN LA MARCA

Según ESPN Stats & Info, los Spurs fueron bastante efectivos a la hora de limitar las penetraciones de James, generando que este dispara solamente 40 por ciento en esas jugadas (para poner en contexto en estos playoffs está disparando 68.3).

La idea es darle espacio e invitarlo a tirar al canasto, ya que la alternativa es que James llegue al corazón de la defensa, su hábitat natural. Allí es de los mejores definidores en la zona pintada, y un pasador prodigioso capaz de encontrar a cualquier tirador disponible.

Esta estrategia hubiera sido más exitosa hace varias temporadas, pero las mejoras en el tiro exterior de James lo convierten en un arma de doble filo. Por ejemplo, en las Finales de 2013 James encestó el 50 por ciento de sus tiros desmarcados, y el 41.7 de sus triples desmarcados. Por contrapartida, cada vez que lo hizo con una mano en la cara sus números bajaron a 25.0 y 20.0, según NBA.com.

¿QUIÉN SE ENCARGA?

Aquí es donde empezamos a hablar de jugadores puntuales. Los encargados de marcar a James serán los mencionados, y Diaw, Green y Leonard tendrán la gran parte de la responsabilidad, algo que ya sucedió en 2013.

En aquella ocasión Leonard lo marcó en el 44.0 por ciento de los ataques en media cancha, mientras que Diaw y Green tuvieron un 15.0 por ciento cada uno. El más exitoso, aunque en una cantidad mucho menor de jugadas fue el francés, quien logró limitarlo a 14.3 por ciento y a 0.40 puntos por posesión. Está claro que esos números no son sostenibles, ya que hablamos del mejor jugador del mundo y una fuerza de la naturaleza.

Sin embargo, esto habla de que el tamaño y la inteligencia de Diaw le dan problemas a James, y seguramente por eso Popovich incrementará las veces en que tendrá que marcarlo. El alero de Miami solamente encestó 3 de sus 21 tiros ante Diaw.

Algo similar podría pasar con Green, ya que este tiene la velocidad para molestar seguirle el ritmo a LBJ, demostrado por el 38.1 por ciento en tiros de campo y 0.88 puntos por posesión que permitió contra él. El escolta de los texanos es además muy adepto a marcar sin hacer faltas, algo que es sin dudas clave ante un equipo tan agresivo como el de Miami.

Sin embargo, el duelo más interesante será el que tendrá El Rey contra Leonard. El alero de los Spurs es un año más inteligente, más atento y más efectivo en ambos lados de la cancha, y se da por descontado que le dará más pelea que en 2013. Los brazos largos y la agresividad de Leonard son suficientes para generar aunque sea un hilo de duda en cualquiera, y la experiencia de la temporada pasada le da además un punto de referencia para corregir y aprender de sus errores. El problema pasó en las Finales por las veces que James lo posteó. Allí el "6" tiene la ventaja en estatura y fuerza, además de un buen repertorio de variantes.

Sin dudas que en esas mini-batallas se irá encaminando el rumbo de la serie. Está claro que Miami necesita más que a un James en condiciones óptimas, pero se sabe que si LBJ está bien todo lo demás a los Spurs se les hará cuesta arriba.

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