Sebastián Martínez Christensen, Escritor ESPN Digital 10y

Con 7 nadie se queja

SAN ANTONIO -- Aquí no ha pasado nada.

Luego de dos partidos, estamos en el mismo lugar que en las Finales pasadas. Spurs 1-Heat 1.

A diferencia del 2013, el primero en robarse uno de visitante fue el Miami Heat, que ahora viaja a su casa para intentar hacerse fuerte en un American Airlines Arena donde no ha perdido en esta postemporada.

Horas después del partido, nos seguíamos repitiendo entre colegas: "qué partidazo".

No me quedan dudas de que estamos en presencia de los dos mejores equipos de la liga, y yo no tuviese problema si esta final se sigue repitiendo en años por venir, aunque me temo que ni a Tim Duncan ni a Emanuel Ginóbili le quedan más de una temporada más en la NBA.

Por ende, es cuestión de disfrutarlos ahora.

El Heat y los Spurs son la antítesis perfecta. Miami se basa en el peso de sus individualidades, mientras que San Antonio se apoya en su juego colectivo.

"Ellos tienen la habilidad para darle el balón a una de sus estrellas cuando las cosas no les están saliendo bien", expresó Ginóbili. "Nosotros dependemos mucho del movimiento del balón".

Esa estrella se llamó una vez más LeBron James este domingo. Porque cuando todo parecía indicar que los Spurs se iban a despegar en el marcador, apareció LeBron en todo su esplendor. Para que se den una idea, ningún jugador del Heat superó las tres asistencias.

San Antonio se mantuvo fiel a su estrategia, pero hay veces que simplemente hay que hacer una reverencia.

Gregg Popovich sabe que la mejor manera de "detener" a LeBron, es dándole el lanzamiento e distancia, y evitar que ingrese a la pintura.
Pero cuando el mejor del mundo está certero a distancia, entonces no hay mucho que puedas hacer.

Luego de meter una vez más en problemas de faltas a Kawhi Leonard, James quemó las redes cuando Boris Diaw le dio algo más de espacio.

Erik Spoelstra tenía planeado darle algo más de descanso luego de los calambres sufridos en el primer juego, pero la diferencia en el equipo era notoria con James en la banca. No hay mañana, y el riesgo valió la pena, sobre todo cuando tenía la mano caliente.
Sin embargo, este juego una vez más se definió al final.

San Antonio estuvo un poco estático a la ofensiva y ahí es que Miami pudo hacer la diferencia.

Los Spurs se conformaron con demasiados triples sin rotar el balón como están acostumbrados, y el resultado fueron posesiones vacías en los últimos minutos.

Tim Duncan jugó unos excesivos 38 minutos, y apenas intentó un lanzamiento en ese último período, donde a San Antonio le costó hacer llegar la bola adentro.

Y como si fuese poco, revivieron pesadillas del Juego 6 del año pasado, cuando encestaron apenas el 60 por ciento de sus libres, incluyendo cuatro fallados de manera consecutiva en el último período que recordarán por un tiempo.

"No estuvimos bien desde la línea de libres", admitió Popovich. "Pero más que nada no movimos bien la bola en el final".

A pesar de que James fue el héroe de la noche tras anotar 35 puntos y bajar 10 rebotes, mientras encestó el 64 por ciento de sus lanzamientos, no fue LeBron el protagonista de la estocada final, o al menos no directamente.

Chris Bosh había comenzado la noche atacando la pintura más de la cuenta, y recién intentó su primer triple del partido desde su esquina favorita con menos de dos minutos por jugarse; lo falló.

No obstante, tendría una segunda oportunidad.

"Siempre confío en mis compañeros", explicó James. "Tenemos una confianza mutua que nos lleva a dónde estamos".

James penetró a la pintura, y luego de arrastrar marcas, volvió a encontrar a Bosh en su esquina favorita.

Ésta vez, el resultado fue el triple que puso a Miami arriba para no volver a mirar atrás.

"Nunca jugué con una súper estrella tan poco egoísta", enfatizó Bosh. "Aunque él tenga la mano caliente, siempre te va a encontrar si estás libre".

Y aunque Bosh ha sido la tercera opción en Miami, tocan su puerta seguido cuando el encuentro está en un punto de quiebre.

De hecho, fue el decimotercer triple de Bosh faltando menos de cinco minutos en el último cuarto o en tiempo extra que encestó para empatar o pasar al frente desde el 2012.

Vale aclarar que Bosh no encestó ningún triple en las Finales del año pasado, le ha agregado una nueva dimensión a su juego, y Popovich tendrá que ajustar acorde. La mejor parte es que a nadie le quedan dudas de que lo hará.

Los dos equipos han tenido puntos muy bajos: Leonard no se ha podido meter en la serie todavía para los Spurs, y el Heat no ha obtenido nada de sus bases armadores.

En otras palabras, todavía hay lugar para un par de arrugas más.

Por suerte no tendremos que escuchar acerca de críticas tontas a LeBron James. Eso significa que el baloncesto será el principal protagonista.

Y sí les soy sincero, quiero siete de estos juegos.

Spurs y Heat dan espectáculo garantizado.

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