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Lejos de toda rivalidad

La práctica de Argentina fue invadida por locales AP

BELO HORIZONTE (Enviado especial) -- La primera ovación se escuchó a las 17:58, cuando el micro de la Selección argentina llegó al estadio Arena do Fortaleza, 40 minutos después de haber salido de su bunker Cidade do Galo.

Era tan grandes las ganas de ver de cerca a Messi, Agüero, Di María y compañía que la gran mayoría los confundió con los sparrings. Los chicos, cámara en mano, no querían perderse detalle del acontecimiento.

Pasaron los minutos y persistía el error. Desde la platea, algunos simpatizantes pretendían que esos jugadores vestidos con ropa oficial firmaran sus camisetas. Los jóvenes, con pudor, no accedieron.

Finalmente, la Selección Mayor, encabezada por su capitán Messi, pisó el césped a las 18:11. El suave trote empezó por la platea detrás de los bancos. Entre los muchos aplausos y gritos, se filtraron abucheos. Mascherano miraba fijo a esos disidentes.

Mientras tanto, gorrita blanca, carpeta sostenida con la mano izquierda, Sabella hacía jueguitos con una pelota, en soledad. La otra platea se llenó de flashes, como en un recital, cuando los futbolistas pasaron por ahí. Y cuando el crack de Barcelona levantó la mano, hubo un estallido del público.

Primero se gritó por Messi, luego por Di María. La sorpresa fue mayúscula cuando la gente cantó: "O-ta-men-di". El defensor de Atlético Mineiro, que suele jugar en el Independencia, fue uno de los últimos descartados por Sabella.

Separados entre tres o cuatro, incluidos los arqueros, la entrada en calor continuó con pases. Mientras tanto, Rodrigo Palacio trotaba en el arco más lejano.

"Mirame Agüero", gritó un hincha. Y el 'Kun', simpático como siempre, saludó. El delantero de Manchester City trabajaba con sus amigos Messi, Zabaleta y Lavezzi.

Para cumplir con todos, el grupo se movió hacia la otra tribuna. La rutina continuó con el tradicional "loco" y un fútbol-tenis en cuatro canchitas, con risas, lujos y puntos discutidos a muerte.

En el equipo con Gago y Di María, Leo Messi dibujó una chilena para deleite de la gente. Unos minutos después, 'Fideo' imitó la pirueta y se llevó una ovación. El pitazo final generó abrazos entre los ganadores y saludos a los perdedores.

Di María y Zabaleta probaron desde la mitad de la cancha y la gente gritó "gol". Sabella charló con el grupo en el círculo central y dio por finalizada la práctica que se extendió por 35 minutos.

El entrenador cumplió con el requisito de la FIFA de organizar una práctica abierta y, fiel a su estilo, se guardó cartas de cara a sy debut del próximo domingo ante Bosnia y Herzegovina. El entrenamiento fue un mero compromiso.

Despedida con brazos en alto y caminata hasta el vestuario. En el camino, Di María pateó una pelota a la platea. Cuando estaban llegando, se produjo el desborde. Primero saltó un chiquito al campo y luego varios lo siguieron.

Un muchacho de pantalón largo y remera roja se llevó el buzo de Messi como souvenir. Levantó el brazo y miró al cielo. Mientras era retirado por la policía, hasta Leo se acercó un falso Ronaldinho, que le hizo una reverencia. La seguridad no sabía para dónde correr.

El público, en su mayoría brasileño, agotó rápidamente las entradas y le brindó afecto a la Selección argentina en su primer contacto formal.

De rivalidad, ni noticias.