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BELO HORIZONTE (Enviado especial) -- "Aquella atajada quedará toda mi carrera. Pero está en el pasado. Ya es historia. Eso que pasó ya no cuenta". A casi cuatro años de la final del Mundial de Sudáfrica y 24 horas después de su declaración en la conferencia, Arjen Robben escribió una historia totalmente diferente en el impactante 5-1 de Holanda ante España, el campeón del mundo, en Salvador. La jugada a la que hace referencia el extremo de Bayern Munich data del 11 de julio de 2010. Corrían 61 minutos y la definición estaba empatada sin goles, cuando Robben encaró con pelota dominada e Iker Casillas le detuvo el mano a mano con su pie derecho. Aquella tarde fuimos privilegiados testigos de España vs. Holanda en el estadio Soccer City de Johannesburgo y twitteamos lo siguiente: El desenlace es conocido, la Roja se impuso por 1-0 con gol de Andrés Iniesta y levantó su primera Copa del Mundo. "Yo no creo en la venganza. En 2010 fue una final. Ahora es un partido de la primera fase. No hay comparación posible", sostuvo el propio jugador antes del encuentro. Sentido común. Sin embargo, su actuación en el Arena Fonte Nova también tendrá un lugar de consideración en su currículum. A los 53, controló una pelota de manera magistral, enganchó al medio ante Piqué y su remate de zurda al medio no pudo ser interceptado por Ramos. Con ese gol, el conjunto de Van Gaal daba vuelta el marcador. Y la frutilla del postre llegó a 10 minutos del final. Robben protagonizó una corrida electrizante por derecha que Piqué no pudo frenar ni con los tentáculos del Pulpo Paul, tuvo la frialdad de su ídolo Romario para dejar desparramado a Casillas y colocó el 5-1 definitivo con un remate certero. Aunque el nacido en Bedum, de 30 años, ganó 17 títulos en sus pasos por PSV, Chelsea, Real Madrid y Bayern Munich, nunca pudo despegarse de esa ocasión desperdiciada en los 90 minutos más importantes de su vida. Ni revancha, ni venganza. Pero sin lugar a dudas, un partido que también quedará marcado en su carrera.
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