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¡Viva México!

Oribe Peralta vs. Samuel Eto'o Getty

BUENOS AIRES -- En la calle Balcarce al 900 hay un bar extraordinario Tacos Chango, de comida mexicana. Cada tanto me gusta ir a ese lugar a comer esos tacos formidables. Debo confesar que la calle Balcarce a esa altura, un par de cuadras antes de terminar en el Parque Lezama, es uno de los grandes paisajes ocultos de Buenos Aires.

Camino mucho por la calle Balcarce. La recomiendo calurosamente. El bar estaba lleno de hinchas mexicanos. ¡Cuántos mexicanos hay en Buenos Aires! Mientras me tomaba mi cerveza Pilsenerburguer, miraba a un equipo mexicano inspirado.

Por cada jugada, los mexicanos alzaban sus copas y brindaban. Creo que no hay gente más apasionada que el pueblo mexicano. Y su selección jugó un gran partido. Recordemos que la selección de este país llegó al Mundial por la última puerta de atrás.

El bar se llenaba más a medida que pasaban los minutos y además de mexicanos comenzaron a llegar muchos argentinos que sienten una gran admiración por México y su cultura. Los argentinos tenemos un feeling muy especial con los mexicanos.

Mientras sonaba de fondo Marco Antonio Solis, el gran interprete melódico mexicano, los parroquianos no paraban de alentar a su equipo que se lucía ante un empobrecido equipo camerunés.

Sin duda, en el bar había gente con plata, porque de inmediato llegaron dos chopos a mi mesa cortesía de un señor que estaba sentado a un costado. Cada tanto, bicheaba sin mucho interés para el lado del televisor.

Para cuando me terminé mis dos chopos ya México ganaba 1 a 0 y demostraba superioridad en todos los sectores del campo.

México nos llenaba de alegría a todos los que estábamos en ese bar inolvidable. Cerca del final, en el total fulgor de los parroquianos que alentaban a su equipo sin parar, se me acercó el señor que invitó los dos chops de cerveza.

-Disculpe que lo moleste señor Cucu. Leo sus crónicas a diario en ESPN. Muchas me hacen reír y otras no me producen nada. Siempre siento que poniéndole más trabajo, las crónicas serían muchísimo mejores.

Eso me dijo el caballero desconocido y se sentó en mi mesa.

- Quiero proponerle un negocio. Su estilo me gusta.
- Entonces dígame en qué puedo ayudarlo.
- Soy agente. Busco la momia de un luchador azteca. Tenemos indicios de que está en Buenos Aires.
- No soy investigador. No creo que pueda ayudarlo en mucho.
- Tenemos pistas de que la momia despertara para el próximo partido de México.

Pensé que este señor me estaba cargando. Pero no me dijo nada más, se levantó y me entregó su tarjeta. "Servicios especiales de la ciudad de México, Jhon Gardner", decía.

Nunca creí con mucha certeza en la resurrección de las momias, pero podía ocurrir. La energía del equipo mexicano podía ayudar a que la momia tome vida. Si esto ocurría, solo dos personas en Buenos Aires sabíamos esta historia. Gardner y yo.

Los hinchas mexicanos me abrazaban contentos de estar en Buenos Aires y felices con el triunfo. Me quedé un rato más y me perdí por las calles de San Telmo. Ando con miedo, espero el próximo partido de México para ver qué sucede realmente.