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Goles en el shopping

BUENOS AIRES -- El Shopping Abasto tiene, para los turistas, un nombre peso pesado, ya que ha sido, ni más ni menos, que el barrio de Carlos Gardel, el Morocho del Abasto, que posee hasta su propia estatua. Y, ese antiguo y enorme mercado que abarca toda una manzana, ahora es un shopping comercial. Por el desfilan, a diario, miles de personas, pero.. ¿Qué ocurre este miércoles, apenas media hora después del mediodía?

"Hoy no hay nadie", sintetiza Ricardo González, que es el gerente de la librería Yenni. "Sencillamente, estamos totalmente solos, o casi". Y tiene casi toda la razón del mundo, porque por momentos, somos los únicos en atravesar largos pasillos solitarios en los cuales, como en los casinos ce Las Vegas, no existen los relojes...

Argentina juega con Nigeria. Y en lo que sería el subsuelo del edificio, ése que tiene conexión directa con el subterráneo, el panorama es totalmente distinto. Son 58 mesas preparadas en un lugar de comidas. Todas –o casi todas- tienen un papelito: "Mesa reservada". No es para menos, porque hay cuatro pantallas gigantes en las que se puede ver que se acerca la hora del partido.

"Tiene suerte", nos dice un camarero. "Se liberó una". Y ahí vamos: por 78 pesos, el menú del día, que puede ir desde un bife de costilla con guarnición o una porción pollo, más bebida y postre o café. Y, como es casi una primera fila, aceptamos gustosos.

El primer estallido nos hizo pensar en cómo podría ser la digestión de los que estaban a las mesas: apenas a los 3 minutos, Messi obligó a los gritos y a los aplausos. Después de no haberle podido marcar ningún gol a Vincent Enyeama en Sudáfrica 2010, ahora se daba el gusto..

Todo fue fugaz, porque apenas un minuto después vino el gol de Nigeria, a través de Ahmed Musa. Se escuchó una especie de "Mmmmmmmm", colectivo, gutural e inexpresivo: pareció un quejido (y lo fue) surgido de los corazones.

Arriba –en los dos pisos superiores- los pasillos estaban más desolados que nunca. Así que cuando acercaba ya el final del primer tiempo, vino un nuevo gol, y también de Messi, para levantar los ánimos, por apenas dos minutos, porque otra vez Musa, provocó de nuevo el "MMMMMM", esta vez con más preocupación que nunca..

Aprovechamos el entretiempo, nos vamos a ver los libros...

Una vidriera futbolera muestra la gran cantidad de títulos –muchos publicados especialmente con motivo del Mundial- y que incluye, además, una Copa del Mundo. Los tres más vendidos son: primero, "Esto (también) es fútbol de Selección", escrito por Javier Tabares y Eduardo Bolaños (Editorial Planeta, 368 páginas, 149 pesos). El segundo puesto es para "El Gran Desafío", con Lio y Gaturro en la portada (72 páginas, 149 pesos) y, en tercer lugar, "Messi -Elegí creer", con 304 páginas a 449 pesos, con el auspicio del Banco de la Nación Argentina y prólogo del padre de Messi.

Volvemos a la misma posición del primer tiempo. Y llega el tercer gol argentino, a través de Marcos Rojo, el nuevo festejo, la tranquilidad aparente, los puños tensos en algunos. Se va Messi, entre aplausos, a los 63 minutos, entra Ricardo Álvarez y hay –apenas un poco- de una cierta distensión...

La cantidad de gente se va sumando y sumando –todos ya de parados, o colgando de los balcones, ya que quienes han ocupado una mesa no la van a soltar así nomás- y lentamente, comienza a acercarse el final del partido, con un 3-2 que pone a la Argentina a la cabeza de su grupo.

Hay aplausos, algunos gritos, y de pronto todos comienzan a retirarse. Tal vez porque haya que volver al trabajo. Tal vez porque ya no parece tiempo de comentario –no se forma ningún corrillo, no han existido comentarios de mesa a mesa, como salvo en algún caso excepcional no se vieron celulares funcionando- y comienza a correr un aire frío, que todo lo envuelve. Son las enormes puertas del shopping que han vuelto a funcionar, permitiendo que entre el clima de afuera.

Se van todos entre algunos aplausos y algún apuro. Nigeria quedó atrás, el shopping vuelve a vivir.

La cuenta, por favor.