Washington Cucurto 10y

Actitud Sabella

BUENOS AIRES -- Queridos lectores, hay algo que ha pasado desapercibido en este mundial y son las figuritas. Sí, no se rían. Antes de este Mundial, yo despreciaba al mundo de las figuritas y a sus figuriteros, esos adultos o niños que intentan por todos los medios de completar un álbum con las caritas de sus ídolos como monedas de oro.

Disculpen, no tuve infancia...

Sin embargo, la alocada vida de Buenos Aires me ha llevado a verme envuelto en un tráfico un tanto ilegal de figuritas de la Copa del Mundo Brasil 2014. Estoy en el parque Rivadavia -a unas cuadras de aquí vivía el gran Leopoldo Marechal-, rodeado por muchos personajes que cambian figuritas, muchos niños con sus álbumes en la mano y gente que oferta a los gritos figuritas de Di María, de Cristiano Ronaldo, etcétera.

Nunca pensé que tantos adultos tuvieran este berretín de las figuritas. De pronto, impulsado por una de mis hijas, descubrí un mundo apasionante de cambios, compras y reventas.

A mi hija solo le falta la figurita de la selección de Holanda, correspondiente a los equipos y el escudo de Costa de Marfil.

- Los escudos valen 20, me dice un gordo que tiene una riñonera llena de figuritas y las vende.

Hay un extraño negocio en todo esto. No acepto comprar las figuritas porque me parecen caras y mi hija se enoja conmigo.

El gordo observa la situación y me dice:

- No tengas una actitud Sabella..

.

Me quedé mirándolo, pero no entendí lo que me quiso decir. Bajo los árboles del parque, cerca de los puestos de libros usados, el gordo me leyó el pensamiento.

- Si tenés plata, comprala, no especules con tus posibilidades, como hizo ayer Sabella sacando a Messi.
- ¿Para vos estuvo mal que haya sacado a Messi?
- Muy mal, una actitud egoísta que perjudicó al equipo. Messi tiene que comunicarse con el mundo y sacarlo es atentar directamente contra el equipo, me dijo el gordo que estaba dispuesto a venderme sus figuritas a cualquier costa.

Me quedé pensando y terminé comprándole sus figuritas. En el subte, cuando nos volvíamos hacia casa, pensé en lo que me había dicho el vendedor.

Con una actitud así, egoísta y poco deportiva, es cierto que no vamos a llegar muy lejos. A Messi no hay que sacarlo nunca. Sacándolo se atenta contra la poesía, la belleza y la vida.

De todo siempre tenemos algo para aprender. Los coleccionistas de figuritas me dieron una lección: no especular. Y me pusieron de ejemplo la actitud del técnico argentino. Nada más ni nada menos.

^ Al Inicio ^