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Un corazón de repuesto

Con el corazón en la boca... EFE

SAN PABLO (Enviado especial) -- Nunca mejor usado ese corazón. Es el fiel reflejo de la tarde de San Pablo. El símbolo de un partido para el infarto contra Suiza.

El festejo característico de Angel Di María significó mucho más que un angustioso y agónico pasaje a cuartos de final del Mundial. Fue el corazón que parecieron recuperar jugadores, cuerpo técnico e hinchas cuando el duelo ante Suiza se encaminaba a los penales.

Ese corazón fue el desahogo, el grito contenido, el abrazo en el estadio o a distancia. Un premio tal vez inmerecido para tan poco fútbol.

Corazón es el que tuvo Messi para arrastrar marcas y asistir con maestría al jugador de Real Madrid. Corazón es el que tuvo el propio Di María para meter una corrida infernal a los 118 minutos, cuando parecía que no tenía más piernas.

Un corazón de repuesto deben haber mandado a encargar varios cuando Dzemaili se perdió el empate abajo del arco, en el descuento del segundo tiempo suplementario.

De a ratos a la Selección pareció faltarle corazón para lograr abrir el marcador. Hasta que se iluminó Messi y facturó Di María.

Si Argentina sigue jugando así, no hay corazón que aguante.