Jason Davies 10y

Hola, Green; adiós, Wondolowski

Al principio, ellos estaban unidos por su estatus compartido de elecciones controversiales para el roster, pese a tener muy poco en común fuera de su ciudadanía estadounidense y su inclinación por anotar goles. Al final, sus caminos claramente divergentes son simbólicos del presente del fútbol en Estados Unidos cambiando rápidamente al futuro del fútbol en Estados Unidos.

Uno, es el eterno jugador de la MLS, un autodidacta cuya historia simboliza a la vez todo lo que es bueno y malo acerca del juego estadounidense.

El otro es un codiciado prospecto con linaje supremo, joven y con poca experiencia profesional, que ha personificado todas las posibilidades frente a la Selección de Estados Unidos.

Esa tarde, en Salvador, Brasil, uno desperdició la oportunidad de su vida. El otro también tuvo una igual, pero sí la aprovechó.

Se suponía que Chris Wondolowski no estaría ahí. No solamente en la cancha, ante Bélgica, en las rondas de eliminación directa de la Copa del Mundo, con Estados Unidos jugándose el pase a Cuartos de Final, sino también como parte del roster de 23 elementos. El goleador de los San Jose Earthquakes, alguien que maduró de forma tardía -en la forma especial que solamente parece aplicar con los estadounidenses- recuperó su sitio en el equipo gracias a una temporada donde rompió récord goleador en la MLS, de una manera nunca antes vista. Entre 2010 y 2013, Wondolowski anotó 72 goles. Usando un sentido innato de dónde y cuándo estar, combinado con su movimiento legendario sin el balón en los pies, Wondolowski se transformó de ser un jugador que nadie quería a ser una estrella de la MLS, con nivel de Copa del Mundo.

Al enfrentar una carestía de goleadores en forma, y claramente valorando el trabajo que hizo Wondolowski, Jurgen Klinsmann incluyó al jugador de 31 años entre los 23 que viajaron a Brasil. Fue una historia positiva, pero con fecha de caducidad. Era la oportunidad única de Wondolowski para dejar huella en el torneo más grande de fútbol en el mundo, luego de pasar nueve años esforzándose para llegar hasta ahí.

La notable historia de Wondolowski es el motivo por el que su falla en tiempo de compensación ante Bélgica, la mejor de las escasas oportunidades que Estados Unidos generó durante el partido, fue tan descorazonadora. Él estaba ahí (tal y como lo había hecho tan a menudo en la MLS, en el lugar correcto, para rematar siempre de forma contundente), cuando el balón le cayó tras un rebote con Jermaine Jones, justo enfrente de la portería de Thibaut Courtois. Durante los poco más de cuatro años en que Wondolowski se ganó un sitio en el equipo y su ingreso al partido en Salvador, él había metido el balón en innumerables ocasiones. De haber anotado, eso hubiera sido el gol por excelencia de Wondolowski. Nada espectacular, pero efectivo.

Pero el balón no entró. Wondolowski falló. Un momento de triunfo, que lo hubiera convertido en una leyenda del fútbol estadounidense y un eterno villano en Bélgica, se convirtió en un momento amargo. El típico toque goleador de Wondolowski lo abandonó cuando más lo necesitaba.

No habrá otra Copa del Mundo para Wondolowski. Los goleadores de 35 años casi nunca llegan al roster final de una Copa del Mundo, a menos que sean italianos o se llamen Miroslav Klose. Hay una nueva generación de talento que viene empujando detrás de Wondolowski y sus compañeros, listos para adueñarse del escenario y llevar al programa de Estados Unidos en una dirección nueva y, potencialmente, transformadora.

La falla de Wondolowski representó al fútbol de Estados Unidos en la actualidad. Un programa que batalló demasiado para superar su falta de talento en cada juego, que todavía depende de Chris Wondolowski o jugadores similares.

Pero el futuro también recibió una oportunidad en Salvador. Y no falló.

El futuro se llama Julian Green.

Se suponía que el jugador de 19 años, suplente del Bayern Munich, no estaría ahí. No solamente en la cancha, ante Bélgica, en las rondas de eliminación directa de la Copa del Mundo, con Estados Unidos jugándose el pase a Cuartos de Final, sino también como parte del roster de 23 elementos. Demasiado joven, demasiado inexperto, muy por detrás de otros elementos del seleccionado estadounidense que podrían hacer alguna aportación si eran requeridos -y eso sin mencionar el pequeño detalle de tener que elegir la nacionalidad de su padre por encima de aquella donde creció.

El riesgo de poner tantas esperanzas sobre los hombros de un jugador sin una pizca de experiencia internacional de máximo nivel es que quizá no esté a la altura. El riesgo de evaluar talento por encima de antecedentes, es que hay demasiado espacio para las dudas.

Convencer a Green de que se comprometiera con Estados Unidos fue un golpe maestro. Si Klinsmann le prometió o no un sitio en el roster de la Copa del Mundo como incentivo, es irrelevante, ya que el cuadro estadounidense ya está eliminado. Al final, eso fue justificado.

Lo que lució como un cambio resignado de Klinsmann resultó ser su decisión más inspirada de la tarde -incluso si pudo haberse dado un poco antes. Green entró al partido al final del primer tiempo extra, en un partido que parecía perdido. Denle al muchacho una probada de lo que es la Copa del Mundo. Él probablemente volverá dentro de cuatro años.

Luego, repentinamente, ahí estaba Green, corriendo hacia el área como ningún otro mediocampista de Estados Unidos lo había hecho en toda la noche, recibiendo un pase de Michel Bradley, y enviando el balón al fondo de la portería de Courtois, para recortar la desventaja de Estados Unidos a 2-1. El movimiento, la ingenuidad, el toque de Green fue todo lo que se había prometido, y se dio en un solo momento. Todo eso en un joven de 19 años, que no necesitó nueve años para perfeccionar sus habilidades y estar listo para recibir una oportunidad.

Pese a la derrota devastadora, y el final de otro torneo sin dar el claro "paso al frente" que anhelan tantas personas en la comunidad de fútbol en Estados Unidos, Green le dio a los embelesados aficionados estadounidenses -una cifra mucho más alta de lo que jamás se había visto antes- una razón para soñar que la próxima Copa del Mundo será distinta. Su gol fue un agrio consuelo en el marcador, pero a la vez fue un dulce néctar de esperanza respecto al futuro.

A menos que ocurra una catástrofe, Green tendrá otra oportunidad en la Copa del Mundo. Lleno de talento, su época con la selección de Estados Unidos apenas comienza. Quizá su gol ante Bélgica fue una señal de lo que está por venir.

El gol de Green representó al fútbol de Estados Unidos, desde hoy hasta 2018 e incluso más allá. Un programa que batalló demasiado para superar su falta de talento en cada juego, pero que marcha con decisión hacia un futuro donde esa falta de talento sea cosa del pasado.

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