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El vuelo de todos

Romero sobre el debut: "Lo hicimos bastante bien" EFE

SAN PABLO (Enviado especial) -- Se estira cuan largo es. Una, dos veces. Con él, vuelan todos. Sus compañeros, el cuerpo técnico, su esposa y sus hijas, sus hermanos y sus amigos en la tribuna, el resto de los hinchas en San Pablo, sus padres en el Sur y millones de argentinos a la distancia. Y sí, los que dudaron de él también.

Porque fue cuestionado Sergio Romero. Su falta de continuidad en el Mónaco le generó varios críticos. Sin embargo, Alejandro Sabella lo confirmó varios meses antes de dar la lista de 23 para Brasil. Nunca dudó de su arquero. El que con sus manos le dio a la Argentina el pasaje a la final del Mundial. El que respondió a la confianza. El que hizo arrepentir a más de uno.

Ya en el debut contra Bosnia y Herzegovina empezó a callar bocas. Le achicó el arco a Hajrovic en el mano a mano y le sacó un cabezazo de pique al suelo a Lulic en el triunfo por 2-1. Fue figura en el 1-0 frente a Irán, luciéndose con los cabezazos de Ghoochannejad y Dejagah, y el remate cruzado de Reza. No pudo hacer demasiado en el 3-2 a Nigeria.

En el 1-0 de octavos contra Suiza, respondió en el remate de Xhaka y le detuvo un tiro libre a Shaqiri. Y en la victoria sobre Bélgica en 4tos, casi no trabajó por la gran actuación defensiva. Despejó siempre bien con los puños en los centros y mantuvo la valla invicta en cuatro de los seis partidos.

Lo del exarquero de Racing es fruto del trabajo. "En pocas palabras yo tengo que atajar la pelota, que no entre", dice. Simple, como hace que parezcan los peligrosos intentos de los adversarios.

Antes de la definición por penales, Mascherano le dijo: "Hoy te convertís en héroe". En zona mixta, Chiquito amplió el diálogo: "Me dijo que hoy la historia iba a cambiar. Después de un año en el que fui tan criticado, me dijo que iba a ayudar, que iba a ser mi momento. Que esté tranquilo, frío. Gracias a Dios se dio y estoy agradecido a él y a todos mis compañeros".

Por más que su humildad lo haga hablar de "suerte", el campeón mundial juvenil en Canadá 2007 estudió a los rivales. Eso sí, Robben y Kuyt le cambiaron el palo. En su pantalón guardaba un papelito, con una frase motivadora. "Sabía que si me tiraba al palo donde pateaban, uno iba a agarrar". Detuvo las ejecuciones de Vlaar y Sneijder. Lo sufrió Van Gaal, el técnico que lo recibió en el fútbol holandés, cuando fichó por AZ Alkmaar.

Vestido de amarillo, el arquero de 1,92 m festejó golpeándose el corazón con el puño derecho. "Eli, Jaz, Chlo. Las amo", rezaba la remera dedicada a su esposa e hijas. Chiquito, el gigante, está llamado a seguir batiendo récords en la Selección.

Se colgó la medalla dorada en Beijing 2008 y se despidió de su primera experiencia mundialista con un doloroso 0-4 en cuartos. ¿Rival? Alemania. Sí, al que volverá a enfrentar en la esperada final del 13 de julio en Maracaná.

Nació en 1987, tres años antes de Italia '90. En ese Mundial, los penales atajados por Sergio Goycochea fueron la clave del subcampeonato argentino. Hoy, Romero es protagonista de otro pedazo grande de historia.