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Alentemos todos juntos

El Mundial, la final que no fue en el 2014 para Messi Getty Images

BUENOS AIRES -- Queridos lectores, desde este lugar de privilegio que me da ESPN, convoco a todas las mujeres brasileñas a reflexionar sobre la importancia de la unión de argentinos y brasileños. Las mujeres son más sensibles y nobles y comprenden que un Mundial no es lo más importante. Hay cosas más importantes, sin duda.

Tanto argentinos como brasileños, tenemos que salir fortalecidos, unidos, rescatar las situaciones positivas que nos dejó este Mundial. Pero sobre todo, aprender de la experiencia y ser mejores cada día.

El Mundial es una gran ocasión para los latinoamericanos. Debemos unirnos y alentar a la selección argentina, más allá de las rivalidades, somos pueblos hermanos. Los argentinos, admiramos mucho a los brasileños, su tierra, su carácter, su arte, su infinita naturaleza. Negarlo sería una estupidez. Los brasileños tendrán nuestro corazón siempre.

No permitamos que el fútbol nos separe. El domingo, en el Maracaná, todos somos argentinos, todos somos brasileños. Se juega en tierra caliente, amada por todos, como es la tierra brasileña y juega un equipo sudamericano, como somos todos.

Y comencé esta crónica invocando a las mujeres porque son lo mejor de nuestra sociedad. El fútbol, los tontos nacionalismos, el machismo y el dinero, no les importan tanto y siempre miran más allá que sus narices. Algo que a los hombres nos cuesta horrores.

No tengo dudas de que el futuro es de las mujeres. Sin ir más lejos, hace un tiempo conocí a una intelectual pernambucana que vivió en San Pablo, en Buenos Aires y ahora paraba en Recife.

Paula Santana es su nombre. Y esta bella mujer inteligentísima, me enseñó muchísimo y fue muy valioso para mí conocerla. Sus ideas sobre la importancia del fortalecimiento de las relaciones entre los pueblos latinoamericanos, sobre política, fútbol y arte me impresionaron.

Por esas cosas de la vida, compartí con ella un par de días en San Pablo y no volví a verla. Quedé maravillado. ¡Al fin una intelectual no vivía pensando en los dramas solo de su clase!

Hace poco recibí noticias de ella. En un mail me decía que la Copa debía quedarse en Sudamérica.
Su mensaje lleno de vida, alegría y unión me encantó y me obligó a escribir esto. ¡Tiene razón, Paula! En Brasil hay que solucionar temas urgentes, pero el fútbol también puede ser una herramienta de reflexión de lo que sucede en la sociedad. El fútbol puede ayudar a mejorar a la sociedad, a luchar contra la desprotección de los niños y a conseguir las políticas necesarias que sean benefactor de la mayoría. Eso pienso. Al fútbol no hay que demonizarlo, ni odiarlo. El fútbol está de nuestro lado.

Al fútbol hay que amarlo para que cambie y para que sea mejor cada día. El fútbol, es parte también de nuestra forma de ser.

Las mujeres comprenderán esta idea mejor que los hombres. No siempre lo más importante es ganar, ni es tan duro perder. Lo más importante es la enseñanza que tomemos de todo esto.

Los brasileños alentando a Alemania en el Maracaná nos retrasa quinientos años en nuestra cultura. Alentar a Alemania es un atraso cultural muy duro y triste. Tenemos que unirnos entre nosotros. Gardel y Chicho Buarque. El Maracaná tiene que ser nuestro Monumental, este domingo. Pero sobre todo el Maracaná tiene que ser el estadio de todos los latinoamericanos que quedaron en el camino y no pudieron competir, Chile, Uruguay, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela.

Hoy, más que nunca, pero también como cada día de nuestra vida, necesitamos al pueblo brasileño, esa es la verdad. Vamos juntos hacia la victoria que no será argentina, ni brasileña, sino Sudamericana.

El resultado no es más que una contingencia de la competición, ganemos o perdamos, estemos unidos. Ganar la Copa no cambiará casi nada, solo serán dos día de alegría. Pero nosotros no queremos ganar un partido, necesitamos cambiar la historia. Tenemos que apostar por el afecto, que el fútbol sea un pretexto para estar cada segundo más juntos. Suerte a todos los argentinos, suerte a todos los brasileños.