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El último Argentina-Alemania

RIO DE JANEIRO (Enviado especial) -- En la previa de la gran final de la Copa del Mundo entre Alemania y Argentina, el recuerdo que más fácil aparece es el de los dos últimos enfrentamientos mundialistas, en cuartos de final de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. O quizás las dos anteriores definiciones que enfrentaron a estos de gigantes, en 1986 y 1990. Siempre bueno tener presente esas historias, sin embargo, a la hora de analizar lo que puede suceder el domingo en el Maracaná, lo mejor es repasar el amistoso más reciente, jugado en agosto de 2012.

En el Commerzbank Arena, el equipo de Alejandro Sabella superó por 3-1 al de Joachim Löw en un encuentro que dejó mucho por revisar. Argentina salió con un once titular muy similar al que jugaría la gran final: Romero; Zabaleta, Garay, Fernández, Rojo; Mascherano, Gago, Di María, Sosa; Messi e Higuaín. Siete de estos jugadores saldrían al campo de juego en Río de Janeiro. Y quizás sean ocho si Di María llega en condiciones. Los cambios serían Biglia por Gago, Demichelis por Fernández (las dos modificaciones realizadas en pleno Mundial) y Lavezzi por Sosa.

Además, la Albiceleste utilizaría el mismo sistema táctico. Aquel día jugó con cuatro defensores, un doble cinco, dos mediocampistas por afuera y dos atacantes. Esta vez, el cambio de Lavezzi por Sosa hace pensar en un posible cambio de sistema, pero la realidad es que el hombre de PSG ha jugado casi como mediocampista las veces que le tocó. Entonces, el combinado nacional no cambiaría demasiado con respecto a aquella derrota.

Por su parte, los once de Alemania fueron: Ron-Robert Zieler; Jérome Boateng, Mats Hummels, Holger Badstuber, Marcel Schmelzer; Sami Khedira, Lars Bender, Marco Reus, Mesut Özil; Thomas Müller y Miroslav Klose. En el Maracaná se repetirían seis nombres y los cambios serían: Neuer por Zieler, Höwedes por Badstuber, Lahm por Schmelzer, Schweinsteiger por Bender y Kroos por Reus. Es decir, que en esta ocasión, el Seleccionado teutón sumará experiencia y jerarquía pero no tendrá a Reus, una de sus grandes figuras.

La idea de juego alemana ha sido la misma desde que Jürgen Klinsmann se hizo cargo de las Selecciones, después del Mundial 2002: posesión, presión alta y paciencia para tocar. En Brasil, el fútbol teutón buscará coronar de una vez por todas un proceso de trabajo a largo plazo, serio y comprometido. Por eso, está claro que el esquema táctico y estratégico será el mismo que en Frankfurt. Porque es el mismo desde hace una década.

Aquel día Argentina triunfó porque aprovechó todos sus momentos. Y eso es algo que también debe hacer el domingo si quiere ganar su tercer título mundial. Alemania se equivoca poco y no se desprotege casi nunca, por eso es clave golpear en cada oportunidad. A los 32 minutos, el arquero Zieler le cometió penal a Sosa y fue expulsado. En su lugar ingresó Marc-André ter Stegen, quien le atajó el remate a Lionel Messi. Aquella fue la primera vez que el Diez falló un penal con la camiseta celeste y blanca.

Hasta la expulsión, Alemania había tenido el dominio del juego y de la pelota. Había creado las mejores ocasiones y Romero había evitado el gol un par de veces. La defensa de Argentina no tenía la solidez ni la confianza que exhibe hoy y los locales aprovecharon esa inconsistencia. Sin embargo, tras la salida del arquero, el conjunto de Sabella tomó la iniciativa y se puso en ventaja sobre el final del primer tiempo con un gol en contra de Khedira.

La segunda etapa fue toda de Argentina, que manejó los tiempos y las circunstancias con autoridad. Es cierto que la expulsión fue el hecho que rompió el juego, pero también lo es que la Selección debe tomar este encuentro como ejemplo para entender que puede hacerle daño a Alemania. Las circunstancias son diferentes y los planteles también son otros, pero las formas de jugar son similares. Messi y Di María marcaron el segundo y el tercero y Höwedes descontó sobre el final.

Una de las grandes figuras del partido fue Javier Mascherano, que hoy es el futbolista más importante de su equipo en el Mundial. El número 14 marcó y jugó, fue salida y su presencia fue vital para que Argentina tomara el control del juego. Sí, el mismo aporte de la actualidad. Messi también tuvo una gran actuación y casi siempre le ganó a Boateng, quien será uno de los marcadores el domingo.

Está claro que todo será diferente, que un amistoso no tiene absolutamente nada que ver con una final del mundo, pero al fin al cabo, son duelos entre los mismos jugadores. Por eso, se debe tener presente para intentar repetir las virtudes y corregir los errores. Como también se debe revisar aquel triste 0-4 en Ciudad del Cabo, en el que Alemania superó con un claridad asombrosa al Seleccionado que dirigía Diego Maradona.

La columna vertebral que llevó a la Albiceleste a la final en Brasil es la misma que cayó en cuartos cuatro años antes: Romero, Demichelis, Mascherano, Di María, Messi, Higuaín. Lo que cambió fue la solidez defensiva y la conciencia colectiva. En este Mundial, el equipo fue de menor a mayor, consolidando una idea y un trabajo colectivo indispensable en este tipo de campeonatos. En 2010 se apelaba todo a los aportes individuales, mientras que en 2014 se llegó al éxito gracias a la tarea colectiva, que en muchos casos atenta contra los lucimientos personales.

Alemania también mantuvo la base que goleó en Sudáfrica, ya que siguen entre los titulares Neuer, Lahm, Boateng, Khedira, Schweinsteiger, Müller, Özil y Klose. El ingreso de Kroos le dio más volumen de juego en el mediocampo y la presencia de Hummels más solidez defensiva.

La del Maracaná será una nueva historia entre las dos Selecciones que más veces se vieron las caras en el partido más importante de todos. La trascendencia es tan grande que lo mejor es prestarle atención a todos los detalles. Y los duelos previos son una de las cuestiones a tener en cuenta. Porque la gloria es la que espera.