Gonzalo Aguirregomezcorta 10y

LeBron James en reconciliación

Hace cuatro años LeBron James tomó "La Decisión". Las críticas y los odios no tardaron en llegar ante un anuncio considerado por muchos como fuera de lugar tras un show televisado en ESPN. La serenidad en su discurso punzó los corazones de una afición que le había visto ganar el premio a Jugador Más Valioso en dos ocasiones en Cleveland y que vivió con impotencia una comparecencia realizada a nivel nacional y frente a más de 13 millones de espectadores.

"Este otoño me llevo mis talentos a South Beach y me uniré a Miami Heat", afirmó a las 9:28 pm hora del Este de un 8 de julio inolvidable. "Siento que me dará la mejor oportunidad de ganar y hacerlo durante muchos años (...) quiero ser capaz de ganar campeonatos y creo que puedo competir allí.

El estado de Ohio se encendió en ira. La combustión provocada por las casacas de 'King James' en llamas humeó el ambiente con la intensidad del odio que emanaba de las entrañas de una afición que se sentía traicionada. El propio Dan Gilbert, propietario de los Cavs, utilizó adjetivos como 'egoísta', 'sin corazón', 'desalmado' o 'traidor cobarde', en una carta abierta a los fans que le costó una multa de cien mil dólares.

James le dio la espalda a su familia deportiva, a su hogar, a su gente. Infravaloró la capacidad de sus directivos para configurar un equipo aspirante al título y optó por ser parte de una nueva era en Miami. No se equivocó. Cuatro finales, otros dos galardones al Jugador Más Valioso y dos anillos después, LeBron vuelve a casa.

CAMBIO DE PAPELES

Ahora es la afición de Miami la que enarbola el descontento. Ahora su familia de alquiler llora su ausencia y el egoísmo comprensible de un fuera de serie que mira por sus intereses. Como cualquier ser humano, como el deportista de élite que es. La excelencia en su juego no deja indiferente a nadie, por eso sus decisiones levantan tantas pasiones. Los que un día le recibieron con los brazos abiertos todavía están atónitos con su retorno a los Cavs; aquellos que lloraron su adiós con frustración e incompresión están dispuestos a aceptar 'La Reconciliación', a formar parte de un momento clave para la historia de Cleveland.

Y el discurso de Gilbert dio otro giro cuando conoció que LeBron regresaría a la franquicia.

"Bienvenido a casa @kingjames. Estoy entusiasmado por los fans y gentes de Cleveland y Ohio. No hay fans ni gente que merezcan a un ganador más que ellos...", afirmó en su cuenta de twitter.

Los perdones fueron cayendo como fichas de dominó desde el instante en el que se ha conocido que James regresará a su ciudad. El 8 de julio de 2010 y el 11 de julio de 2014 se han plegado a sus ojos. Un pliegue que ha unido ambas fechas y ha logrado eliminar todo lo que hay entre medio. Ya no hay rencores, ya no hay odios, críticas o desplantes. LeBron James ha vuelto a casa y aquí no ha pasado nada. Porque la familia es la única capaz de perdonar, porque los buenos amigos están capacitados para olvidar, porque con él bajo su techo, ya no hay techo.

El éxito no es capaz de calmar a la conciencia. James siempre ha sido consciente de que su marcha dejó coja a Cleveland, un peso que le ha perseguido en mayor o menor medida, pero que ha estado ahí durante estos cuatro años de dominio. Después de haberlo ganado todo con una franquicia a la que fue de prestado, ahora quiere devolver todas las noches de insomnio a su gente, a los ciudadanos que le vieron crecer y desarrollarse.

Y arreglará el descosido a base de ilusión. Porque James se une a un proyecto interesantísimo que cuenta con otras perlas como el recién renovado, Kyrie Irving (número 1 del draft en 2011), Andrew Wiggins (misma posición este año), Tristan Thompson o Anderson Varejao. Casi nada a expensas de lo que suceda con Kevin Love, quien también podría recalar en los Cavs.

'La Reconciliación' de LeBron con la nación de los Cavaliers está en marcha y es ahora cuando quiere pagar su efímera infidelidad y las formas en las que llevó a cabo su ruptura a base de títulos. Mientras tanto, en Miami se rascan la cabeza para ver cómo afrontan un plan B que tomará unos tintes muy distintos sin un monarca que volvió a su reino.

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