<
>

Alemania es un brillante campeón, pero no fue superior a Argentina

EFE

RÍO DE JANEIRO -- La última estación del Mundial nos tenía preparado el peor revés. Rio de Janeiro te atrapa con sus playas, sus paisajes, el carácter de su gente. Te endulza. Así encaramos la final de la Copa del Mundo todos los argentinos. Azucarados. Un resultado puede provocar amnesia? Me resisto a creerlo. Alemania derrotó a Argentina, sí. 1-0. A falta de casi nada de tiempo para que 'Chiquito' Romero volviera a ser héroe. Un detalle fugaz en el ocaso del partido le abrió la puerta de nuevo al dolor.

El punto es, todo el mundo tiene derecho a opinar lo que se le antoje. El hincha tiene eso. Es una veleta en medio de la tormenta. Entonces se bandea. Messi un día es "D10S". Al siguiente, "pecho frío". Mascherano un día es "El Libertador José de San Martín". Otro...Y así los 21 restantes.

El periodista de verdad, sin embargo, tiene la obligación de desabrigarse a la hora de hacer balance. Para efectuar un análisis correcto, hay que quitarse la pilcha que sobra. El sentimentalismo y los prejuicios. Sólo así se puede reconocer al periodista. Como latinos que somos, habitualmente tenemos una barrera. Nuestra pasión. Pero se siente bien cuando se atraviesa para cumplir correctamente con nuestro trabajo. Reconozco que lloré mucho y no quise ver los fuegos artificiales ni el momento en que el silbadísimo Joseph Blatter, presidente de una FIFA que cada día que pasa deja más que desear en todo sentido pese aumentar a lo bestia su facturación, le entregó la copa a Philipp Lahm, extraordinario capitán del nuevo campeón del mundo. Pero lo peor que se puede haces es dejarse llevar por el sufrimiento para emitir un juicio. No tendrá valor. La bronca no debe ser el punto de partida para escribir, como tampoco la excitación, porque son extremos opuestos.

Hoy, el día después de la finalísima de Maracaná, hay mucho colega al cual hay que perderle el respeto en las redes sociales por esta razón. Alemania es un brillante campeón, pero no fue superior a Argentina. Tener gran presencia sobre el escenario no significa controlar la situación en cada escena. Es importante tener esto en cuenta para encontrar el equilibrio al opinar sobre lo ocurrido este domingo 13 de julio en La Meca del fútbol.

Es el momento del final del viaje para casi 250.000 argentinos que han peregrinado hasta la capital carioca para acompañar a un equipo heróico, que si no pudo llevarse lo que vino a buscar, fue unicamente por la escasa jerarquía que mostraron un par de individualidades cuando se encontraron con la oportunidad de marcar el gol que las inmortalizara. Higuaín y Palacio cargarán con un peso enorme el resto de sus vidas. Suficiente dolor. Para qué añadirle más carga a ese vía crucis. El gorjeo inconsistente de las redes sociales es inevitable. Pero nuestra labor como periodistas es curar los contenidos. No subirnos a cada tren que pasa. Y lo cierto es que Argentina, esta selección argentina, ganó por primera vez en la historia todos sus partidos de Copa del Mundo, salvo la final. 6 de 7. Los matemáticos y oportunistas tienen ahí un dato para rebatir. Y será difícil que lo consigan.

No fue difícil dormir anoche. Lo que tiene el cansancio y el estrés. Una vez que uno se relaja, cae con un árbol talado.

Además, la cultura del esfuerzo, el sacrificio por el otro, la consagración del trabajo colectivo, y los ideales que han sembrado esta selección argentina y su cuerpo técnico, sólo pueden provocar agradecimiento y orgullo. 24 años después, Argentina ha disputado una final de Copa del Mundo otra vez. Es algo muy importante. Por más que la tristeza nao tem fin, y la felicidade, sí.