Gonzalo Aguirregomezcorta 10y

Un planeta gira en torno a los Spurs

Transfieran, especulen, compren, larguen, remodelen... hagan lo que crean necesario para mejorar sus plantillas durante este verano, inviertan y muevan fichas para ser un equipo competitivo capaz de llegar a playoffs; configuren un plantel aspirante a lograr el anillo basándose en el equilibrio entre individualidades y actores de reparto, que mientras los teléfonos de los gerentes generales de la liga vibran, ensordecen y echan humo, San Antonio Spurs seguirá marcando la pauta de la lealtad.

A su manera, con un proyecto imperecedero gestado en la confianza, en la solidaridad de los jugadores, de la propia franquicia y estancado en el sentido común. Los Spurs han sido capaces de adoptar una filosofía que va más allá de la codicia, de la ambición y del éxito a golpe de talonario. Y es que el sacrificio de unos pocos es el beneficio del conjunto.

Aquellos que hayan crecido en un ambiente deportivo y de competición sabrán que la base de todo conjunto es la unidad, la hermandad y el compañerismo. Estas cualidades conforman el sentir de los Spurs desde hace años.

Todo empieza por R.C. Buford, una gerencia capacitada para brindar confianza y un coach que actúe de brazo ejecutor como es Gregg Popovich. Todos aportaron su grano de arena para convencer a Tony Parker de que San Antonio es su hogar (acumula 13 temporadas) y de que no hace falta tener un sueldo desorbitado para sobrevivir en la jungla de la NBA (este año cobrará 12.5 millones de dólares). También para seducir a una estrella del calibre de Tim Duncan (17 años en los Spurs y un salario que asciende a $10.3 millones de dólares esta temporada); o a Manu Ginóbili (12 años en el plantel y esta campaña llegará a los siete millones de dólares).

Y con esta base llega el resto: Tiago Splitter (salario de 9.2 millones de dólares, acumula cuatro años y le restan tres de contrato), Danny Green (cumplirá su cuarta temporada antes de ser agente libre y apunta a convertirse en una de las piezas renovación; su sueldo es de cuatro millones de dólares); o Kawhi Leonard (tres millones de dólares la próxima campaña y la base del futuro).

Resisten el paso del tiempo

El equilibrio salarial potencia el balance de una plantilla que se resiste al paso del tiempo. Los Spurs gritan a los cuatro vientos que su manera de hacer las cosas no es sólo válida, sino que sienta cátedra para el resto de la NBA. Durante esta temporada baja, hay equipos que permanecen inamovibles. Los Ángeles Clippers, Portland Trail Blazers u Oklahoma City Thunder son algunos de los pocos que no necesitan grandes movimientos para seguir siendo competitivos. Sin embargo, ¿lograrán mantener su vigencia más de una década?

Los Spurs han sobrevivido a los tsunamis del mercado durante 15 años. Se han mantenido a flote por encima de imperios a la postre perecederos como Los Ángeles Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O'Neal o Bryant-Gasol; y al Miami Heat del 'Big Three'. Entre las tres franquicias han sumado 13 anillos desde 1999. (Lakers: cinco campeonatos; Spurs: otros tantos y el Heat, tres trofeos).

San Antonio es el único equipo que todavía mantiene su base y ha logrado aguantar los envites del mundo de la NBA para volver a comenzar otra temporada más con su base intacta. Algunas franquicias no saben escuchar el claro mensaje que lanzan desde Texas; otras se mueven por la desesperación firmando cheques con la esperanza de marcar época o simplemente sobrevivir dignamente a la espera de tiempos mejores. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los gerentes tienen muy difícil frenar a deportistas ambiciosos, nublados por el éxito, que pretenden lograrlo todo sin dar opción a la creación de un plantel competitivo. Demasiado preocupados por su billetera.

Las dos maneras de funcionar

El ejemplo claro está en Los Ángeles Lakers. Junto a los Knicks de Nueva York es la franquicia que más beneficios genera y la que mejor podría sobrellevar los gastos del impuesto de lujo. En cualquier caso, la renovación de Kobe no ha ayudado a la franquicia, que a pesar de lo que genera, cuenta los billetes para configurar un equipo lo más competitivo posible. El salario de Bryant se come un 37 por ciento del espacio salarial del equipo. La extensión de su contrato por dos años y $48.5 millones de dólares dificulta la máxima con la que renovó: ganar campeonatos.

Son muchos los plantes que cometen el mismo error, y es que no es fácil dar con la tecla. En esta vorágine económica y competitiva, donde la calidad de los jugadores es directamente proporcional a su valor, es difícil mantener la compostura. Por eso el mérito de los Spurs es mayúsculo, porque la filosofía de su juego en conjunto es el pensamiento en términos absolutos de una institución capaz de marcar época con una manera singular de hacer las cosas.

Hay dos maneras de ver la vida en el deporte, la configuración de un equipo alrededor de sus estrellas, o la de hacer que todas las piezas brillen con intensidades similares. Los Spurs han optado por la segunda vía, y no les va tan mal

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