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¿Quién quiere un nuevo Messi?

BARCELONA -- El nuevo Leo Messi jugará por detrás de Neymar y Luis Suárez. Será una suerte de enganche, un espíritu libre en el juego ofensivo del Barcelona, que variará su fútbol. De goleador pasará a ser asistente, retrasará 5-10 metros su posición en el campo y se adaptará a un nuevo rol.

Se ha escrito en más de un periódico y de dos. Se ha dicho en tertulias televisivas y radiofónicas. Se ha dado por hecho tantas veces en los últimos días... Que nadie ha reparado en Leo Messi. Nadie se ha parado a pensar qué piensa el argentino. Y, tampoco, se ha profundizado de ello con quien debería, o deberá, decidirlo, que no es otro que Luis Enrique.

El entrenador azulgrana ha comenzado a instruir a sus jugadores en qué quiere y cómo lo quiere. Sin darse cuenta, el FC Barcelona ha recuperado sensaciones perdidas en el último año en lo que a intensidad de trabajo se refiere. Los futbolistas llegan a un campo donde les espera el asturiano y ni un día ha pasado que uno de los integrantes del cuerpo técnico se presente en el césped después de los futbolistas.

Pero más allá de los aspectos de intensidad y de trabajo físico, el cambio del cambio en el Barça regresa sobre sus pasos en el atrevimiento. Es tan impensable imaginarse a Piqué o Mascherano sacándose el balón de encima de cualquier manera como pudo verse alguna vez la pasada temporada como sospechar un equipo encerrado. "Mandamos señores, mandamos" es la palabra clave, la contraseña.

¿SECUNDARIO?

¿Y Messi? Ah, sí, Leo. De él tratábamos. Messi, que descendió su capacidad realizadora, anotó esta última temporada 41 goles, una cifra al alcance de muy pocos. Pero es que trasladándose algo más atrás, Leo marcó 60, 73 y 53 dianas en las tres campañas precendentes. Sus números, siderales, le dieron para convertirse en el mejor futbolista del mundo y en colocarse entre los mejores de siempre.

Cuando Messi estuvo al frente de un Barça eléctrico, nadie cuestionó nada. Nadie insinuó que quizá debieran empezarse a cambiar las cosas para evitar después que la brillantez de Messi ocultase las carencias del colectivo. Porque a través de él todo quedaba el segundo plano.

¿Y ahora se pretende robarle su status? ¿Ahora se puede dar por hecho, tan a la ligera, que Leo aceptará no ser el crack del equipo? ¿Se conformará con asistir a Luis Suárez? ¿Estará dispuesto a que el uruguayo y Neymar pisen el área más que él? ¿Tan simple?

Messi, quien este jueves voló de urgencia a Argentina para asistir al sepelio de Julio Grondona, apura sus vacaciones en silencio y apenas si ha dado señales de vida en las últimas semanas. Lanzó un mensaje encriptado el pasado martes ('Un león no se preocupa de la opinión de un borrego') y se le espera el lunes en Sant Joan Despí para iniciar la pretemporada a las órdenes de Luis Enrique.

Por cierto, Lucho tampoco ha dicho nada al respecto. Y el entrenador, como ocurrió con Guardiola, fue un futbolista muy importante en el Barcelona, por lo que conoce bien el club. Se puede pensar, los ensayos dan esa idea, que dará una vuelta de tuerca al sistema del equipo y que volverá al atrevimiento del hoy técnico del Bayern.

Jugar con 3 defensas, 4 centrocampistas... Y lo demás. Lo demás es esperar cómo se soluciona el tema de la delantera. Y de entrada se adivina extraño contemplar a Messi lejos de su personalidad. "Lo principal, no nos engañemos, es que Leo sea feliz", avisó un día Guardiola.

¿Sería feliz sin ser la referencia? ¿Sin seguir marcando goles? Son preguntas que, de momento, no tienen respuesta. Pero son, también, dudas que asustan.