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Martino y una oportunidad histórica

BUENOS AIRES -- "El fútbol argentino es histérico, tramposo y ventajero. Podés entrar o quedarte afuera, pero siempre conociendo las reglas de juego y jamás pensando en cambiar algo". La frase la dijo Gerardo Martino en 2012. ¿Quién iba a imaginar que dos años después asumiría como entrenador de la Selección?

Para muchos, esas palabras le restaban todas las chances de dirigir alguna vez al elenco nacional. Pero como decía el anillo de Don Julio, "todo pasa". Y en dos años pasaron muchas cosas.

Por un lado, Martino se consolidó como DT: salió campeón con Newell's y llegó por mérito propio al Barcelona más ganador de todos los tiempos. En el club catalán los resultados no lo acompañaron, pero él salió victorioso: mostró personalidad a la hora de pararse ante un plantel de superestrellas, y se fue con la frente en alto y con el respeto de sus dirigidos.

Mientras tanto, en la Argentina también pasaron cosas: Sabella decidió abandonar el cargo de DT en la Selección, murió nada menos que Julio Humberto Grondona, se fue Carlos Salvador Bilardo...

En este contexto se da su llegada. No tenemos la bola de cristal para saber qué pasará sin Grondona en el sillón de Viamonte, pero sin dudas a partir de su ausencia las cosas no serán iguales. Habrá cambios. Y todos esperamos que sean para mejor.

Por eso, si Martino sabe aprovechar este momento, si desde el lugar de privilegio que ocupará logra bajar un mensaje menos "histérico, tramposo y ventajero", tal vez ayude a cambiar este fútbol argentino que necesita renovarse de una vez por todas.

En principio, un buen indicio: cuando termine el contrato de Humbertito Grondona, un hombre de su confianza (Jorge Theiler) se hará cargo de las Juveniles. El sentido común indica que un ciclo a largo plazo que pretende ser exitoso necesita transitar el mismo camino: de arriba hacia abajo debe mandarse un mensaje en común, la misma idea de juego. Coherencia.

En cuanto a lo estrictamente futbolístico, la labor primordial del técnico pasará por mantener a la Argentina en la elite del fútbol mundial. Eso significa: hacer una buena Eliminatoria para llegar a Rusia, pelear por recuperar el trono en América (la próxima Copa será el año que viene, en Chile), y en cuatro años apostar a ganar el Mundial. No parece ser una tarea muy difícil (nos referimos a mantenerse en la elite, no a ganar el Mundial) por la jerarquía de los jugadores con los que cuenta.

En el medio, deberá armar un plantel que incluya a los mejores futbolistas argentinos: con Messi como uno más y no como el salvador. ¿Habrá servido la lección de Brasil para darnos cuenta que la Pulga no es Maradona, y que con él solo no vamos a ganar un Mundial?

El gran desafío de Martino será lograr que se dejen de lado las internas: Tevez tendrá que volver a la selección si mantiene el nivel que tuvo el último año, y con él deberán llegar todos los que hayan hecho méritos para ser convocados. También, tendrán que quedarse afuera los que no merezcan estar, más allá de los nombres o de la afinidad que tengan con el 10 del Barcelona.

Sin dudas, Martino está ante una oportunidad histórica: será el primer DT de la selección de la era "post Grondona". Hombre frontal, auténtico, durante su paso por Newell's el Tata cuestionó el manejo de la economía en los clubes, el querer ganar a cualquier precio, la violencia interminable en las tribunas, el apriete de los barras… En resumen, Martino piensa: no se puede pretender que a la Selección le vaya bien si al fútbol argentino le va mal.

Tal vez en este nuevo proceso y con un técnico más comprometido con la realidad futbolística que vive nuestro país, las "reglas de juego" empiecen a ser distintas y sí se "pueda empezar a cambiar algo".