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El llanto de Francisco

BUENOS AIRES -- Me contaron que el Papa Francisco lloró cuando le contaron que San Lorenzo había ganado la Copa Libertadores. Estaba en el aeropuerto de Corea del Sur y un amigo que de casualidad estaba cerca lo vio.

"Cucu, Francisco lloró aferrado a una camiseta que tenía debajo de su sotana de padre Supremo. Te lo juro, lo vi con mis propios ojos".

Lejos de Argentina, lejos de su mundo natal, Francisco derramó unas lágrimas por el fútbol. Por esto y no por otra cosa. Por cosas así, dicho de otra manera, el fútbol es el gran deporte de la humanidad.

A San Lorenzo, el equipo de Marcelo Tinelli y Romagnoli, no le sobró nada. Ni una gota de fútbol o fantasía. El Cuervo agotó todas sus posibilidades y ganó como pudo. Torrico, su célebre arquero, lo dijo después del partido, "nos costó muchísimo llegar a la final...".

Mi amigo me contó que el Papa no paraba de llorar, que tuvo que intervenir la ley pública de un país tan raro y exótico como Corea del Sur, la buena. Nadie entendía cómo un hombre puede llorar por un simple partido de fútbol. Los coreanos se miraban entre ellos y se decían, "los argentinos están definitivamente locos".

Mi amigo estaba muy cerca y lo cierto es que el Santo Padre no paraba de llorar. Andá a saber qué cosas del barrio, del pasado, de su juventud, le habrá recordado este triunfo.
Llamaron al Vaticano, tenía que dar una charla, pero estaba excesivamente emocionado. Querían recibir la orden para poner un doble o qué.

Mi amigo me contó todo porque todo lo vio y lo escuchó en persona, en el Aeropuerto ese de Asia. No tengo dudas en creer que el Papa Francisco no es como todos los Papas, es diferente. Es único.

En fin, San Lorenzo le ganó a un sorpresivo equipo paraguayo que jugó muy bien. Le costó pero obtuvo el título más importante de su historia. A miles de kilómetros de Boedo, su hincha más famoso no para de llorar. Su alegría es infinita. "Cómo me hubiese gustado estar en alguna iglesia de Boedo", dicen que dijo el Santo Padre, Francisco a secas.

Los coreanos piensan que los argentinos estamos locos. No entienden a nuestro Francisco querido. Fútbol y religión están muy ligados aunque parezca mentira. Son la cara de una misma moneda.

San Lorenzo escribió una parte fundamental de su historia. Solo nos queda festejar, felicitar a todos los hinchas de San Lorenzo, no es poco ganar una Copa Libertadores.