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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

La chica de tapa
Una revista realiza un perfil de la mejor tenista de la historia de su país. La homenajeada es tapa de la revista. Hasta aquí, nada fuera de lo común. Sin embargo... varias fotos corresponden a la imagen de Maria Sharapova. Al borde de la inverosimilitud... Pero sucedió.

Los editores de la revista "Elle" en su edición canadiense de Québec decidieron que las actuaciones de Eugenie Bouchard deberían trascender las fronteras de las páginas deportivas y llegar a la primera plana de su revista. Lo insólito es que en su interior utilizaron imágenes de la rusa, justo del día en que se impuso a Bouchard en Roland Garros este mismo año.

Los responsables de la publicación pidieron sus disculpas: "Lamentamos el error que cometimos con las fotos que acompañaban el artículo sobre la gran tenista Eugenie Bouchard en la revista de este mes de agosto. Aquí mostramos las fotografías que deberían haber acompañado el artículo en nuestras páginas. Nuestras más sinceras disculpas". El furcio ya había trascendido fronteras y hasta la propia Bouchard las tomó con un guiño.

Para algunos resultará una publicidad no tradicional extremadamente efectiva para una revista que ya tenía reputación internacional. Para otros, será un mal ejemplo en escuelas de periodismo.

A sol y a sombra
Mediodía en Ohio, cielo despejado y una pista central en Cincinnati con invitado fijo: el sol. Condimento corriente en el circuito, pero que esta semana incineró el cemento norteamericano y lejos estuvo de pasar inadvertido para Roger Federer: "No me sucede muy seguido tener que frenar un saque y volver a hacer el lanzamiento, pero esta vez en un momento levanté el brazo y ya dejé de ver la pelota".

Abandonando Toronto, el suizo había lamentado jugar toda la semana de noche y definir la final de día, bajo distintas condiciones en la pista. En Cincinnati, el bautismo ante Vasek Pospisil cerca de las dos de la tarde del miércoles le marcó el terreno de inmediato: "Las sombras no complican. Lo que molesta es el reflejo. A veces se hace difícil ver la pelota, sobre todo recibiendo un primer servicio. O si hay espacios vacíos entre la gente también se genera allí un resplandor en las tribunas. Además un poco sientes que las pupilas te cambian todo el tiempo".

En términos de estrategia, Roger también planteó adaptaciones: "En estas condiciones, cuando el sol molesta tanto para sacar, lo único que trato es de no hacer doble falta. Suelo no buscar las líneas y, desde ahí, impactar lo mejor que pueda. Es una lástima resignar algo así, y hasta se torna algo aburrido, pero el escenario es el mismo para ambos".

Y aquella pelota interrumpida, con saque reformulado, le dio pie a Federer para contrastar un episodio clásico: "Me acuerdo de Kucera-Agassi, entre otros partidos, donde el tema de los lanzamientos en el saque era insólito. Demasiado divertido. Pero si todo se jugara así el público empezaría a preguntarse qué diablos es lo que está viendo".

Trabalenguas
Alguna vez la excusa fue Roland Garros, para constatar como se desenvolvían con el idioma francés los jugadores estadounidenses, tan acostumbrados a no abandonar su lengua aun a milies de kilómetros de su país. En Cincinnati, la local Madison Keys comenzó por trazar una comparación entre "sentirse en casa" fronteras afuera y jugar verdaderamente ante su gente, pero terminó metiéndose también en la margen idiomática.

"Algunas jugadoras europeas una las escucha y siente que saben 12 idiomas diferentes, mientras a mí se me complica hacerme entender en inglés", sonrió la joven. Y siguió: "Sé que Christina McHale habla español fluido y que también conoce algo de chino. Me encantaría ser como ella, pero difícilmente pase. Sí me gustaría aprender otra lengua, algún día. Tal vez chino, de hecho, así puedo hablar en público con Christina y descolocar a cualquiera que pase".

Keys puso como parámetro a Kuznetsova, a quien le asoció cinco idiomas. Petra Kvitova recogió el guante y reconoció manejarse en inglés y ruso, como agregado al checo. Pero, en la rama masculina, Jo-Wilfried Tsonga prefirió tomar distancia del ejemplar modelo europeo: "No es mi caso. Yo hablo francés y a veces algo que se parece al inglés".

"Cuando arranqué a jugar no hablaba mucho inglés. Y de pronto me tocó estar ante un micrófono en la final del Abierto de Australia, con 15 mil personas enfrente. A la primera pregunta que me hicieron en cancha empecé: 'Ehhh...'", recordó entre risas el flamante campeón de Toronto. Y cerró: "Es un momento muy incómodo para uno y ya se piensa antes de los partidos. Pero sirve porque te fuerza a aprender otro idioma, algo que siempre es bueno para tu propia cultura".

Visitas muy especiales
Los tenistas, itinerantes del mundo entero, son llevados muy seguido por los organizadores de los torneos a visitar a niños enfermos, necesitados de cariño y de momentos de felicidad. Por eso, es común que vayan a sanatorios a alentar a aquellos que más necesitan. Un nuevo ejemplo se dio en la última semana, cuando la checa Petra Kvitova, el brasileño Bruno Soares y el austríaco Alexander Peya asistieron al Hospital Medial Center de Niños de Cincinnati. La campeona de Wimbledon y la segunda mejor pareja del circuito masculino participaron, además, en el programa de radio de esa institución.

Ese hospital pediátrico ofrece tratamiento para enfermedades complejas y es considerado el tercero más importante en su especialidad en todo el planeta. Y qué mejor momento que el paso de las figuras de ambos circuitos por esa ciudad estadounidense para reforzar el compromiso social con causas benéficas. La Nº 4 del mundo y sus colegas del ATP Tour regalaron algunas camisetas autografiadas, se sacaron fotos y conversaron con varios pacientes de esa entidad de Ohio.

"Es muy lindo compartir con los niños y ver que se divierten. Cualquier cosa que podamos hacer para ayudar vale la pena", expresó Kvitova. También Soares disfrutó con la iniciativa. "Visité este hospital hace tres años y fue realmente genial poder volver. Fue muy divertido esta vez con la experiencia en el estudio de radio. Para nosotros fue una experiencia increíble", contó el brasileño.

Murray, entre runners
La onda expansiva crece y crece. En diferentes ámbitos suma adeptos y, como era de esperar, el tenis también cayó en sus redes. Primero fue Caroline Wozniacki. Y ahora, Andy Murray. O algo por el estilo.

El británico generó cierta atención con un comercial, en el que se lo veía corriendo desde su alojamiento a las pistas de entrenamiento de Key Biscayne. Y no tardó en llegar la consulta en la conferencia de prensa. ¿Lo has hecho?, le consultaron. "Sólo una vez, pero el grupo de trabajo suele hacerlo muy a menudo. Son cerca de 11 kilómetros", destacó Murray. ¿Cuánto acusó el crono? 47 minutos.

El cruce de sus comentarios con la actualidad de Wozniacki, quien participará en unos meses la Maratón de Nueva York, también fue cuestión de segundos. "Es un esfuerzo increíble lo que está haciendo, porque necesita mucho entrenamiento y lo está realizando mientras juega en el circuito", destacó. Y de hecho, es así. La danesa termina sus partidos y, poco después, sale a correr para continuar con su puesta a punto.

¿Habrá un Murray maratonista? "Definitivamente, lo haré en algún momento, pero no cuando esté jugando".

Espectadora N°1
Lejos del distanciamiento crítico que marcó Dmitry Tursunov días atrás, Serena Williams cruzó los circuitos de varones y mujeres pero para ilustrar su imagen como espectadora. Un rol de ejercicio tan activo como particular para la N°1 del mundo...

"Miro mucho tenis masculino. Sobre todo cuando quedo afuera en algún torneo. Ahí no me gusta ver cómo sigue el cuadro, me enojo, me pongo celosa. Entonces miro de varones. Conozco todo. Fortalezas, debilidades. Suelo pensar: 'Si algún día me tocara jugar contra este tipo, le iría por el revés. A este otro le atacaría la derecha'. Es raro, porque nunca va a pasar", describió la estadounidense.

¿Algún jugador favorito? "Uno es Roger, obviamente. Es un jugador enorme, clásico. También me gusta seguir a los de las nuevas generaciones, como Dimitrov. Pero mi favorito para ver, sin lugar a dudas, es Murray. Es muy entretenido. Además le noto cosas mías, actuamos parecido en cancha".

Y la comparación va más allá de algún golpe o lectura del partido: "A veces se comporta como un bebé. Y yo soy igual. Me reconozco súper emocional mientras juego. Pero es bueno saber que no estoy sola en eso". El escocés rió y devolvió tímido: "No sé bien qué dijo, pero es lindo saber que disfruta mirar mis partidos".

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