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Etapas para aceptar lesión de George

Paul George describió el dolor asociado con romperse su pierna en dos partes -- una repugnante fractura compuesta sufrida en el cuarto parcial de un juego de exhibición de USA Basketball en Las Vegas el 1 de agosto -- con giros tan grotescos como el ya viral video de la lesión. "Siento como si hubiese tenido gasolina en mi pierna y alguien encendiera un fósforo", dijo la estrella ascendente de Indiana en una conferencia de prensa la semana pasada. "Solo internamente, mi pierna estaba como en llamas".

Los fanáticos de los Pacers pueden solidarizarse. En un sentido, es como si alguien hiciera lo mismo a las esperanzas de su equipo de ganar un campeonato de la NBA en algún momento en el futuro cercano. Pero así como el nefasto juego de exhibición que fue cancelado, las cosas en la duela se sienten sin importancia y sin resolver.

Sus primeros pensamientos fueron de simpatía desconsolada por George. Ahí está un muchacho -- su muchacho -- representando a su país, haciendo una gestión defensiva, y la próxima cosa que sabes es que está estropeado en el suelo, con una carrera en peligro y sus compañeros poniendo sus manos en su boca y doblados en agonía. La escena era más adecuada para la franquicia de 'Saw' o para 'Hostel' más que para SportsCenter.

Demasiado joven, demasiado talentoso, demasiado robusto (George dijo en la conferencia de prensa que se había doblado el tobillo una o dos veces antes), la lesión parecía improbable. Negación, esa fue la primera reacción. Desde ahí, los fanáticos pasaron a través de todas las etapas Kubler-Ross de la pena.

Se detuvieron en la ira un poco, buscando a alguien a quién culpar por la insólita lesión. USA Basketball lució como el blanco por un tiempo. Así como la cancha del Thomas & Mack Center de la Universidad de Nevada-Las Vegas, donde algunos encontraron fallas con la distancia entre los soportes del canasto y las aglomeradas líneas de base.

¿Negociación? Hubo un poco de eso también: la del tipo expost-facto. Los revisionistas revisitaron las negociaciones de Lance Stephenson en julio y sugirieron lo absurdo: Esto es karma por dejar que el talentoso pero problemático escolta se fuera a Charlotte. Si solo el presidente de los Pacers, Larry Bird, hubiese suavizado la oferta de cinco años y $44 millones, argumentan, la franquicia hubiese tenido un cojín para la caída de George.

Y ahora los fieles a Indiana se encuentran sumidos en el medio de la depresión, desgarrados entre tirar la próxima temporada con esperanzas de asegurar una selección de lotería y jugar por orgullo. Ambas lucen como opciones podridas a corto plazo por el panorama de la Conferencia Este que existía hace unos meses. A pesar del balance de poder que cambió de Miami a Cleveland con el regreso de LeBron a casa, Indiana, un finalista de conferencia por dos años, permanecía como contendiente con su núcleo intacto. Eso, claro está, fue antes de este verano de agonía.

Tirar deliberadamente la temporada o al menos ser lo suficientemente bueno perdiendo como para asegurar una selección alta con tu superestrella en la lista de inactivos, ha funcionado antes en esta zona. En 2011, con el jugador insignia Peyton Manning fuera por el resto de la temporada con una lesión en el cuello, los Colts de la NFL miraron al monstruo de tres cabezas de Curtis Painter, Kerry Collins y Dan Orlovsky para salvar el día. Indianápolis finalizó con 2-14, renovó el equipo en la temporada baja y seleccionó a Andrew Luck con la primera selección.

La bola nunca ha rebotado de esta manera para los Pacers, o al menos tan directamente en una línea de una lesion trágica para un revestimiento de plata.

Después de dos apariciones corridas en la final de la Conferencia Este, Reggie Miller lideró a Indiana a una temporada de 52 victorias en la temporada de 1995-96. Pero en abril de esa temporada, Miller chocó con Otis Thorpe y Allan Houston, cayó al suelo y se rompió el hueso orbital de su ojo izquierdo. Eso mantuvo a su principal anotador en el banco por tres semanas, incluyendo todos menos el último juego de la primera ronda frente a Atlanta, e Indiana perdió. Los Pacers tuvieron marca de 39-43 la siguiente temporada, el coach Larry Brown renunció y Bird entró como entrenador del equipo, llevándolos a su primera y única aparición en la Final en 2000.

Bird, obviamente, es el hombre a cargo de otra coyuntura crítica, y se ve tan dispuesto a tirar la temporada como lo está de hacerse un tatuaje de sus logros en el básquetbol en su brazo. En una conferencia con Bird y el entrenador Frank Voegel unos días antes de que George hablara a los medios, un reportero le preguntó a Bird si el equipo usaría un parche esta temporada para honrar a su compañero lastimado. "¿Parche?", respondió Bird riendo incrédulo. "Él sigue vivo".

Cierto, pero las esperanzas del equipo de llegar a una tercera final consecutiva en la Conferencia Este están muertas mientras George tenga dos placas de metal en su pierna y camine en muletas.

George mantiene esperanzas de que pueda regresar este temporada, pero admitió que es incierto. En su lugar, Bird y Vogel han delineado un plan que descansa en tipos como los C.J.'s (Watson y Miles) y Shayne Whittington sorprendiendo, George Hill asumiendo liderato, y David West y Roy Hibbert dando un poco más. (Podría ser una larga etapa de depresión).

Bird también admitió tener un ojo en el futuro, discutiendo contratos a expirar y opciones en terminus vagos. "Uno nunca sabe qué va a pasar", dijo. "Pero estamos comenzando a mirar todo ahora. Estamos mirando adelante. Siempre tratamos de mirar a dos o tres años en el camino. Lo que sea será competitivo. Sabemos eso. Pero perder a Paul George definitivamente te va a lastimar por un tiempo. Pero cuando regrese, uno tiene que estar seguro de que tiene las piezas a su alrededor".

En el interín, George se rehabilitará y llegará con nueva marca. Cambió su número de 24 a 13 para facilitar el apodo de PG-13, que dijo debe llegar por sus propios méritos. "Pienso que estoy en esa etapa en el que estoy listo para abrazar todo lo que viene con ser una de las estrellas jóvenes de esta liga", dijo.

Eso sonaba muy parecido a la aceptación de esperanza, pero un fabricante local de camisetas aquí en Indianapolis es aún más optimista. La semana pasada, Hayes and Taylor agregó la nueva camiseta a su línea, destacándose una silueta inspirado en George a punto de clavar un balón junto con el lema de la serie 'El hombre nuclear': Caballeros, podemos reconstruirlo. Más grande, más fuerte, más rápido.

La línea es un recuerdo del pasado, pero en este momento, el futuro se siente igual de lejos.