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Dani Alves contra el mundo

MADRID -- Crítico con la directiva, con la afición, con los medios y con todo el entorno, Dani Alves se ha catapultado al primer plano del FC Barcelona como gran protagonista ante el comienzo liguero del club azulgrana, que recibirá al Elche sin Suárez, con Messi, con esperanza... Y con el brasileño en el primer plano.

Alves nunca deja indiferente a nadie pero esta vez se adivina que ha comenzado un pulso de difíciles consecuencias. En abril disparó a la grada dudando de la hinchada y ayer despreció a los medios, a los que acusó de explicar "solamente mentiras" a la vez que expresó su descontento con la dirigencia por no haberle mostrado el apoyo que consideraba.

El jugador brasileño descubrió, sorprendió, declarando que su permanencia en el Barça está asegurada hasta junio de 2016, un año más de lo que se daba por hecho, y afirmando que su intención nunca fue dejar el Camp Nou. Mostrándose sorprendido por todo lo que se ha publicado en los últimos meses dio a entender que los medios, de acuerdo con el club, le sacrificaron a ojos de la afición... Sin caer en la cuenta de que en ocasiones fue su propio entorno el que dio pie a toda clase de especulaciones filtrando supuestos intereses de otros clubes en su contratación.

En el Barcelona, en el club, existe una indisimulada incomodidad con la figura de Dani Alves. Cuando el proyecto de Luis Enrique da sus primeros pasos y el entrenador se presenta como el verdadero líder del equipo, el discurso incendiario del lateral se entiende una piedra en el camino, que amenaza con el buen ambiente que se confía exista en torno al equipo.

De entrada existe expectación ante la manera en que le reciba una afición poco dispuesta a aceptar que un futbolista la señale y que ya en la presentación del Gamper le señaló de manera evidente... Y de forma sorprendente por cuanto el pasado lunes en la grada eran pocos los habituales que acuden al campo durante la temporada.

SEÑALADO

Alves está, y lo sabe, señalado. Lo está, hace meses por un barcelonismo que sin olvidar lo mucho que contribuyó a la grandeza del equipo en sus mejores días ha desembocado en los últimos tiempos en un personaje poco agradecido.

Más aún, su reconocimiento explícito de que el equipo en pleno se dejó ir en la pasada temporada no le habrá granjeado demasiadas simpatías entre sus compañeros y entre una afición que recibió con sorpresa y desagrado que aseverase que no mereció el Barça ganar la última Liga en el último partido.

Extravagante como es, y advirtió que seguirá siendo, el lateral brasileño está en el punto de mira y se presenta como un problema de difícil solución para Luis Enrique, quien le tendió la mano en privado, mantiene su confianza en él y le tiene muy por encima en consideración de Montoya, que no le ofrece lo que entiende sigue dándole Alves.

El duelo frente al Elche será este domingo una prueba que se aventura providencial en el futuro inmediato de un jugador que con más de 350 partidos a sus espaldas con el club azulgrana reclama abiertamente un respeto del que se le acusa no ha tenido en dirección opuesta.

En el Barça, habituado a incendios de toda clase, hay algo que se antoja desde siempre intocable: la afición. Y Alves no se ha callado en los últimos meses a la hora de señalarla. En su último reto ha vuelto a mostrarse desafiante con la hinchada pero, lo peor, es que ha disparado también sus dardos en contra de la prensa y si esos medios que tantas veces ocultaron, o disimularon, sus pecados le dejan a expensas de la verdad... Será el fútbol, solamente, el que dicte sentencia.