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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Entrenando la mente
Muchas historias se han contado sobre el Federer de los primeros años. El Roger "rebelde", del pelo teñido y las actitudes sobradoras. Hoy, todo un caballero suizo. En el marco de una extensa entrevista con Sports Illustrated, el ex N°1 del mundo viajó al pasado y revisó su línea de tiempo, celebrando haber tenido ese "punto de quiebre" en su carrera, tan decisivo como oportuno:

"En los comienzos me molestaba mucho ir a entrenar. No tenía ganas de ir a pelotear 45 minutos por rutina y no disfrutarlo. '¿Para qué?', pensaba. '¿No puedo hacerlo mañana?'. Esa clase de cosas".

"Me pasaba de ir a una práctica a las 9 de la mañana, recién caído de la cama, y encontrarme con algún otro muchacho todo transpirado, que ya venía entrenándose desde temprano, corriendo, saltando, yendo de un lado para el otro. Yo en cambio llegaba, una hora después perdía 6-1 4-1 y se terminaba todo. No tenía sentido", continuó su descripción.

"Tuve muchos momentos así, hasta que me dije: 'No voy a seguir malgastando mi tiempo. Voy a ser un profesional'. En ese proceso, realmente empecé a disfrutar el juego. Y hoy me encanta entrenarme. Sobre todo cuando no hay nadie mirando. Ahí me puedo liberar un poco, hacer payasadas. Cuando hay gente, me siento observado. Entonces me contengo y me preocupo en solo hacer una buena práctica", completó Federer.

Pero el progreso no solo tuvo que ver con aprender a ser profesional desde lo periférico: "Tuve que aprender a perder. Cuando era chico me daba bronca y me ponía a llorar. En un punto eso se volvió embarazoso". Y expuso un nombre propio bien particular: "De Jordan me gustaba eso. Era elegante en la victoria y en la derrota. Yo quería ser así. Pero hoy la tendencia cambió, en general. El que gana se tira al piso, corre hacia las tribunas. En su momento era un apretón de manos y un salto sobre la red. Pero entiendo la presión que hay hoy sobre nosotros y las emociones que eso genera".

Promesa junior, problema senior
Brad Mousley es australiano, tiene 18 años, fue semifinalista junior en el Grand Slam de su país y campeón en dobles a principios de temporada. Desde allí, reincursionó en el circuito profesional, con suerte dispar en Futures. Pero no podrá volver a jugar hasta mayo de 2015. ¿La razón? Doping positivo por consumir una tableta de éxtasis en un cumpleaños, horas antes de participar en un evento oficial.

"Estaba algo apagado. Quería bailar y sentirme activo", habría explicado Mousley ante un tribunal de Tennis Australia, según cita el Courier Mail. A aquel cumpleaños lo acompañaron otros dos jugadores. Ninguno aceptó la droga. "Lo que hizo Brad fue irresponsable y no lo apruebo de ninguna manera. Él sabe que fue una decisión estúpida y arriesgada", remarcó su padre y entrenador, Craig.

En la audiencia, los abogados de la organización pidieron dos años de suspensión para el jugador. "Se mostraban inflexibles. Me resultó muy sorpresivo", siguió Craig. La defensa argumentó que el consumo no había tenido la intención de mejorar el rendimiento y finalmente logró rebajar el castigo a un año.

"Sentimos que la pena es severa, pero de alguna manera estamos aliviados de que no hayan mantenido los dos años de sanción. Eso hubiera sido devastador. Brad sigue entrenándose y quiere jugar, pero este freno es algo muy significativo para él y para esta etapa de desarrollo. Se necesita tener un carácter muy especial para poder volver", cerró el padre del jugador.

Un premio aparte
Saque abierto, la pelota no vuelve, el grito del público acompaña el cuerpo a tierra de un incrédulo ganador. Hay saludo en la red y nueva rodilla al suelo. Los aplausos no cesan. La abstracción del jugador seguirá otro tanto en la silla, manos al rostro y lágrimas en silencio. El protagonista de la escena, una de las más resonantes que dejó la qualy del US Open, es el irlandés James McGee, 194° del ranking, que a los 27 años consiguió su primer boleto para un Grand Slam (debut ATP, además), y no pudo contener la emoción.

"Nunca había llorado de alegría. Sentí que me sacaba un peso de encima. Tantos años de trabajo duro, frustraciones y sacrificios. Hace años que mi situación venía siendo perder dinero prácticamente cada semana. Me quedaba en hostels, volaba en aerolíneas de bajo costo. Cuando es así, cada partido que juegas es por la cena o por el desayuno", se abrió McGee ante la BBC. Hoy planea reinvertir el premio conseguido en contratar un entrenador a tiempo completo.

McGee recién pudo penetrar el Top 200 este año, tras buenas incursiones en el circuito Challenger. En Futures, ostenta más de 200 partidos, con cuatro títulos. El último, hace un año, en Gabón, donde contrajo una intoxicación alimenticia: "La mañana siguiente a la final no me podía levantar de la cama. Vomité cualquier clase de comida".

Cuatro años atrás, había experimentado otra situación extrema en Siria: "Venía de jugar Copa Davis en Chipre. Viajé el domingo a la noche, llegué a las 3 am y con un partido que jugar un par de horas después. Mi equipaje no apareció, nadie hablaba inglés. Terminé pidiendo prestadas zapatillas y raquetas...", recordó con el periódico The Telegraph.

Y la historia sigue: "Me tocó jugar contra un chico egipcio, invitado al torneo, que básicamente había esperado todo el año esa posibilidad. Se mataba en cada punto, el público enloquecía con él, tenían un redoblante y todo, a mí me chiflaban... Hacían como 40 grados, yo estaba muy mal de un tobillo, había dormido y comido mal y cuando de pronto quedo quiebre abajo me pregunto: '¿Qué estoy haciendo acá? ¿Realmente lo vale? Ganar este partido no me cubre ni el boleto de avión'. Pero de alguna manera terminé haciendo semifinales y fue de mis mejores resultados en la temporada".

"Esos recuerdos te dan fuerza, determinación. Y esa es una de mis principales cualidades: no rendirme. Tal vez si no hubiera tenido que pasar por esas cosas, no tendría el mismo hambre que tengo hoy", redondeó el irlandés.

Consejos para padres
Después de un recorrido sin luces por Toronto y Cincinnati, Novak Djokovic puso cabeza y corazón sobre la mesa en la previa del US Open: "Pasaron muchas cosas estos últimos dos meses. Fue un período muy emocional. Tal vez me sentí algo apagado en la cancha. No manejé bien todo lo que me ocurría. Pero es normal. Es algo a lo que me estoy enfrentando por primera vez en mi vida".

El trasfondo en las declaraciones del serbio no es ningún enigma: tras conquistar su segundo Wimbledon, contrajo matrimonio con Jelena Ristic en una fiesta repleta de particularidades, y en poco más de un mes está prevista la llegada del primer hijo de la pareja. Escenario que muta las prioridades, como había dicho Djokovic meses atrás y como repitió en Nueva York. De ahora en más, el tenis ya no aparece en el escalón N°1.

"Sin lugar a dudas, la vida cambia. Hoy lo que más me importa es mi familia. Voy a disfrutarlo y tratar de sacarle toda la energía positiva que pueda", amplió Nole. Y reveló: "Estoy tratando de hablarlo lo más que puedo y recolectar toda la información posible". ¿Fuentes? Una directa, su coach, Boris Becker: "Él ya pasó por experiencias similares en su vida". "Más de una vez", arrojó entre risas, por los amoríos del alemán.

Pero hubo otro consejero para el N°1 del mundo. Uno que de paternidad sabe por cuatro: Roger Federer. "Le deseo lo mejor, me alegro que haya decidido formar una familia. Entre el bebé y Wimbledon debe estar por las nubes. Pero es muy importante que sepa organizarse. Por ejemplo: ¿Van a viajar con el bebé?. La buena noticia es que si yo puedo con cuatro, uno debería ser pan comido", lanzó con humor. Y en una nota más seria, subrayó: "Con mi familia tratamos de mantenernos juntos lo más posible. Me hace muy feliz viajar con ellos, porque sé que no es el caso para muchos en el circuito. Si mi situación económica hubiera sido otra, tal vez no habría tenido hijos hasta después de retirarme".

El duelo de Wozniacki
Tan ruidoso resultó el noviazgo entre Caroline Wozniacki y Rory McIllroy como su ruptura. Pero tras el escándalo del casamiento frustrado, la revelación del golfista con las invitaciones y el zumbido mediático alrededor, sobrevino el silencio. De ambos lados. Y una inercia cotidiana que de a poco iba apagando el fuego. Hasta que habló la novia...

"Cuando pasa algo así de la nada es un shock. Es como si alguien se muriera frente a tí. Empiezas a pensar: '¿Qué pasó? ¿Qué hice mal?' Pero ahora sé qué cosas quiero para una relación y cuáles no. Hoy me siento bien estando soltera", disparó Wozniacki en un reportaje con el New York Times.

"No quiero que mi nombre se quede atado a él para siempre. Tengo mi propia personalidad y mi propia carrera. No sigo su vida y ya no sigo el golf, la verdad. Los años que pasamos juntos fueron muy lindos, pero lamentablemente las cosas terminaron como terminaron", agregó la ex N°1 del mundo, hoy de regreso a su mejor versión.

En la misma línea, puntualizó: "No creo que sirva aferrarse a alguien que no desea estar contigo. Yo quiero estar con alguien que me quiera como soy: frontal y sincera. No digo que haya sido el caso de Rory, pero tal vez algunos se sienten intimidados por ello...".

Y completó: "En una relación es importante hablar. Si hay un problema, se charla. Es normal. Obviamente, yo no tuve esa oportunidad. A fin de cuentas, no podría haber hecho nada diferente. Di todo lo que tenía y no fue suficiente. Está bien. Encontraré a alguien que sí lo creerá".

Maria, atracción permanente
Ella ya brilló en Nueva York y fue campeona del US Open. Maria Sharapova, siempre candidata en las grandes citas del calendario de la WTA, volvió a ser el centro de las miradas, esta vez fuera de una cancha. En la semana previa al último Major de 2014, la siberiana se robó los flashes en distintas participaciones en Manhattan. Sus iniciativas empresariales son variadas y por eso la semana pasada actuó en eventos de Supergoop!, línea de cuidado de la piel, como así también de Sugarpova, su amplia gama de dulces reconocida en el mundo entero.

La rusa estuvo en Sephora, en la Quinta Avenida, para ayudar a promover la primera firma mencionada. Cerca de allí, se presentó en la tienda del Andaz Hotel, que está situado en el centro de la Quinta Avenida y la calle 41. Ese pop-up store está abierto durante el Abierto de Estados Unidos y puede ser visitado por sus fans. Allí dio a conocer la edición de septiembre de la revista Self, en la que aparece en la portada.

Además, la ex Nº 1 del mundo participó de una acción exclusiva de la marca Evian, sorprendiendo a un fan entregándole tickets para presenciar el US Open. También actuó como el rostro famoso en la campaña de lucha contra el cáncer de mama, promovido por el Consejo de Diseñadores de Moda de América. "Me siento honrada de haber colaborado con el CFDA para celebrar el 20º aniversario de Fashion Targets Breast Cancer", dijo la rusa. Así es ella, una atracción permanente, en cualquier rincón del planeta.

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