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Ernesto Trotz, nuevo coach de Ellerstina para la temporada 2014

Trotz, en un puesto que en otra época ocupó Agote Archivo Gustavo Sgalla

BUENOS AIRES -- Lo que era un susurro finalmente se confirmó y, entre las novedades más destacadas antes del comienzo de la temporada en la Argentina, estará la llegada de Ernesto Trotz al palenque de Ellerstina como coach, en un puesto que en otros momentos ocuparon Alejandro Agote y el mexicano Guillermo Gracida.

Precisamente, nuestro compañero como comentarista en las últimas ediciones del Abierto Argentino, confesó: "Todo surgió en conversaciones con Gonzalo (padre, ex compañero suyo en La Espadaña) y con Facundo, cuando estaba en Inglaterra, alrededor de mayo", y agregó, "aun no nos pudimos juntar, pero en breve lo haremos para hablar, apenas los chicos lleguen de Sotogrande y Mariano de Estados Unidos. Para mi es un honor ser el coach de Ellerstina. Es un equipo extraordinario, cuya mayor virtud es saber que siempre se puede mejorar, y cuáles son las opciones. Ellos, que están dentro de la cancha, son los protagonistas, soy un convencido que son ellos los que deciden".

La experiencia de Ernesto sin dudas será uno de los puntos fuertes de Ellerstina para este año, aunque como él mismo dice, "no pasa solamente por lo que pienso yo personalmente, sino que son muchos años de jugar con y en contra de grandes jugadores, de los que aprendí mucho, además de haber visto a muchos más junto a la evolución del polo. Soy un fanático de estudiar los sistemas de juego de los equipos".

DE LA ESPADAÑA A ELLERSTINA
Precisamente en este 2014 se cumplirán 30 años del surgimiento de La Espadaña, uno de los grandes equipos de polo de la historia. Suele suceder que se añore el pasado; por diferente, por comparaciones inevitables con la actualidad. En este caso se justifica plenamente. La Espadaña marcó una época, con seis títulos en Palermo, donde apenas sufrió una derrota y registró un empate entre 1984 y 1990. El resto, todas victorias. Llegó a los 40 goles de handicap, y sólo le faltó la Triple Corona, nada más.

Gonzalo Pieres venía de un buen año con La Toca, junto con su hermano Alfonso, más el mexicano Carlos Gracida y el brasileño Alcides Diniz. Antes, había tenido buenas experiencias con Mar del Plata, el team que terciaba con Coronel Suárez y Santa Ana. A Gonzalo le gustaba y le veía enormes condiciones al 3 de Los Indios (subcampeón de Palermo), Ernesto Trotz, al que imaginó e incorporó como un pujante back. Faltaba el N° 1 y Trotz llevó a Juan Martín Zavaleta, también de Los Indios.

Una alineación que empezó jugando bien y fue consustanciando su idea con el paso de los años, en especial cuando entró Carlos Gracida, uno de los mejores exponentes del extranjero que haya pisado La Catedral. Un jugador que le calzó perfecto al equipo y que tuvo parte de responsabilidad en la transformación.

La Espadaña instaló una versión mixta del polo clásico. Algo de eso ya había evidenciado con su cuota de talento el Gordo Moore en Nueva Escocia: no jugar sólo para adelante y para atrás, sino buscando variantes; incluido el dribbling, que luego alcanzaría toda clase de mutaciones, hasta llegar a lo que se ve hoy: un exacerbado control de pelota que hasta motiva modificaciones de reglas.

Supo La Espadaña jugar lineal, pero también en círculos. Y eso empezó a cambiar la ecuación. Algunos que veían polo por primera vez se sorprendían con cogotes tácticos, con cambios de frente. No le importaba tanto llegar rápido al mimbre rival, sino atravesar la cancha de formas diferentes, para desorientar al adversario de turno.

Tuvo grandes duelos, los más lindos, con Indios Chapaleufú: a cara descubierta, a ver quién le sacaba más rédito a la caballada y quién convertía más goles; los más estratégicos y tensos, con Chapaleufú II, su pesadilla, el que le planteaba los partidos como ninguno.

Fueron ellos, claro, los que le provocaron la derrota y el empate, en ese orden. Y también los que tomaron alternativamente la posta cuando, a fines del '90, Gonzalo Pieres plantó bandera por primera vez antes de embarcarse en el proyecto Ellerstina, que perdura hasta hoy, y al que convoca, como en aquel equipo de La Espadaña, nuevamente a Ernesto Trotz.

Ahora, 30 años más tarde, como coach.