<
>

No pudo darse un gran gusto

Federico Delbonis cayó ante Gilles Simon en segunda ronda del Abierto de los Estados Unidos. Getty Images

NUEVA YORK (Enviado especial) -- "Él jugó mejor que yo en los puntos importantes". La frase, fiel reflejo de lo que vivió Federico Delbonis. Al zurdo de Azul, de 23 años, se le esfumó una posibilidad concreta para haber dado un gran golpe en su carrera. Ese testimonio sirve de síntesis de sus sensaciones. Y, obviamente, de las sensaciones de las más de 400 personas que estuvieron en el court 13. La misma cancha, ruidosa y pegada a la entrada del predio de Flushing Meadows, en la que el propio Delbonis había ganado en el debut y donde, como le pasó a él este viernes, en los días previos quedaron eliminados el colombiano Santiago Giraldo y el argentino Carlos Berlocq.

Supersticiones al margen por el número de la pista, Delbonis pudo haber hecho un "click" en canchas duras de haberse ido con la cabeza levantada. Empezó agresivo, bajó su nivel a la hora del cierre del primer set, jugó su mejor versión en esta superficie en el segundo parcial pero volvió a trabarse a la hora de la definición en el tercero. Esas dudas, esos altibajos, lo llevaron a la derrota ante un Gilles Simon muy experimentado, ex Top 10 y con mucho oficio, que parecía desconcertado hasta ese cierre clave del tercer capítulo. Fueron unos pocos juegos los que marcaron la tendencia final y, al fin de cuentas, al ganador de la tarde.

Delbonis, con pimienta en su zurda, llegó a ponerse 4-3, pero cedió el primer set. Luego quedó 2-3 y allí empezó a soltar su brazo y dejó una grata imagen al definir varios puntos en la red, con convicción y decisión. De hecho, se adjudicó seis games consecutivos hasta adelantarse 2-0 en el tercero. Llegó inclusive a estar 3-1 y 4-2 arriba, pero en ese momento volvió a dar dos pasos atrás, a no ser él quien dio el primer golpe desequilibrante y se le escapó un set y el encuentro. Esto sirve para entender lo que pasó, porque el galo estuvo malhumorado en varios tramos, se insultó, protestó contra el juez de silla, hasta terminar arengándose con el clásico francés "allez, allez...".

Entre la audacia que había adquirido Delbonis en el segundo set y las dudas de Simon, el curso del partido había sido favorable al argentino. La gente alentaba al sudamericano, aplaudía sus puntos y su propuesta agresiva, y más de uno se codeaba con la pareja, familiar o amigo que lo acompañaba. Parecía que podía darse el golpe, que el azuleño podía lograr un gran triunfo en canchas rápidas contra un rival irregular pero a la vez siempre de cuidado por su gran contraataque. La diferencia la estableció la experiencia: el perdedor no supo tener el pulso necesario para mantener contra las cuerdas al europeo y el galo, precisamente, estuvo agazapado, tuvo el olfato para entender cuál era el momento indicado y consiguió llevarse ese tercer y definitorio set.

Claro que hubo un parcial más por jugar, el cuarto, pero fue de relleno. Tocado en lo anímico y consciente de que se le había escurrido una oportunidad muy importante, Delbonis se desanimó y padeció a un Simon que en el final terminó lanzado y siendo el dueño de la cancha. Y pensar que un rato antes daba la impresión de que el argentino podía escribir una historia diferente y conseguir una victoria de esas que dejan una huella en su trayectoria profesional. No importaba que luego hubiera tenido que enfrentarse al español David Ferrer, cuarto cabeza de serie, el punto pasaba por poder saberse ganador en esa clase de partidos que hacen la diferencia.

Si bien Simon no es hoy uno de los principales protagonistas del circuito, por algo es 31° y aparece como 26° preclasificado en el US Open. Es un hombre de peligro, que prefiere que le juegan rápido, porque le cuesta mover la pelota floja, sobre todo con su drive. Y eso lo solucionó Delbonis por pasajes, pero le faltó intensidad, mantener esa determinación que por varios minutos hizo ilusionar a muchos seguidores. Así, comprometió quizás su inclusión en el cuarteto de la Copa Davis para el choque ante Israel, en Estados Unidos, dentro de dos semanas.

Su falta de resultados en cemento y su inexperiencia copera lo llevan a Delbonis a complicar su ingreso al equipo, más allá de haber sido incluido en la nómina inicial de cinco convocados. Juan Mónaco, bastante recuperado en su paso por Nueva York, y Berlocq, de pálida tarea justo contra Dudi Sela, el líder rival, pelean por el segundo single, ya que Leonardo Mayer, único representante albiceleste en el US Open, es el lógico número uno del equipo. Por eso, este duelo tenía un valor extra para Delbonis (66° del mundo; 34° hace tres meses). Fue una pena que se le escurrió una gran chance. Igual, de esto se aprende, sin dudas. Y debe buscar, con su grupo de trabajo, la salida a un presente que puede ser mucho mejor. Tiene golpes y necesita más choques como este para ganar confianza, nada más y nada menos que eso.