Carlos Irusta 10y

Historias de revanchas

BUENOS AIRES -- Una vieja frase del boxeo dice que "en la revancha siempre gana el más inteligente". Como hay que tener cuidado con las palabras, cuando nos referimos a "inteligente" deberíamos decir que el acento está puesto, ante todo, en las condiciones técnicas de cada uno y de cómo aplicarlas. El que saque mejor partido de la experiencia --y el que posea, además, mayor cantidad de herramientas-- llegará a la revancha con más posibilidades.

En el caso de la revancha del próximo 13 de septiembre entre Floyd Mayweather y Marcos Maidana, no estaría demás puntualizar un par de elementos que, nos parece, se deben tener en cuenta. Uno, y sin duda el primero, es que nadie dudó de la victoria de Floyd en la primera. No se trata de la "revancha natural" tras un fallo cuestionado, sino de una revancha surgida a partir de una muy buena labor del derrotado... y del propio criterio de Floyd quien fue, en definitiva, optó por el desquite.

De hecho, según la estadística, nadie le pegó más a Floyd que el Chino Maidana. Si bien es cierto que Floyd ofrece la revancha e impone condiciones –incluyendo la selección de los guantes que utilizará Maidana--, no estaría demás pensar que también el santafecino tiene elementos como para corregir en una segunda edición, aunque sea Money el que más atributos técnicos posea... y aunque siga siendo el amplio favorito como lo fue en la primera edición.

El tema nos trae memorias de otras peleas desquite. Como siempre, Muhammad Ali es un manantial: debió superar tres derrotas iniciales --ante Joe Frazier, Ken Norton y León Spinks-- para luego ganar en el desquite.

Fue en el Madison, el 8 de marzo del 71, cuando Frazier le sacó el invicto a Alí, en una de las peleas más esperadas de la historia, tras haberlo derribado.

Ali luego le ganó dos veces. La tercera, la célebre "Thrilla in Manila" está entre las mejores peleas de toda la historia. Frazier no salió al último round y Ali, empujado por Angelo Dundee, se quedó de pie y ganó en una agónica y cruel victoria.

Norton, quien le rompió la mandíbula en el primer combate (31 de marzo del 73) siempre fue "la horma del zapato" para Alí, ofreciéndole dos combates muy parejos en los que Muhammad le ganó por puntos. En el 78, Spinks sacudió al mundo venciendo a Ali en Las Vegas sacándole el título mundial. En la segunda edición, en septiembre del mismo año, Ali logró, además ser el primer campeón mundial de peso completo en coronarse tres veces.

Hablando de desquites y de derrotas iniciales, uno que --según cuenta la historia-- a veces perdía una pelea para que hubiera interés en una segunda, fue Ray Robinson. Por ejemplo, en julio del 51 viajó a Inglaterra y perdió su corona mundial de los medianos frente a Randy Turpin, pero en la revancha, en septiembre, le dio una paliza impiadosa, ganándole con absoluta claridad: KOT 10.

Así como hubo revanchas que nunca se hicieron --Leonard frente a Hagler o Hamed frente a Barrera--, hubo algunas francamente increíbles. ¿Se acuerdan de Terry Norris? Cayó derrotado por Luis Santana el 12 de noviembre de 1994 en México, D.F y se quedó sin la corona superwelter CMB. El referì lo descalificó por haber pegado un golpe antirreglamentario y mientras el dominicano se quedó en el suelo --a pesar de los ruegos de todos los que estaban cerca del ring, acusándolo de fingir-- lo cierto es que se obligó a una pelea desquite ...

Y, en ese caso, ¡Santana volvió a repetir! Esta vez, fue en el Caesars de Las Vegas, 8 de abril de 1995. Norris lo tiró dos veces pero luego volvió a equivocarse: le pegó a Santana después de la campana y terminó perdiendo por descalificación en la tercera vuelta... Finalmente se hizo una tercera edición, en agosto del mismo año, en el MGM y Norris no o dejó ni armarse, y lo puso nocaut en dos vueltas.

No podemos dejar de mencionar la revancha de Ray Leonard. Cuando se enfrentó a Roberto "Mano de Piedra" Durán, confesó que sintió la presión de ser considerado "un invento de la televisión". Así que asumió la pelea franca ante Durán, quien lo venció en ajustado fallo el 20 de junio de 1980, unificando la corona de los welters. Leonard organizó rápidamente la segunda edición. Según se afirma, sabiendo que el panameño no podría llegar a igualar el nivel de entrenamiento del primer combate. Lo cierto es que se midieron en noviembre del mismo año en Nueva Orleans. Leonard, peleando desde afuera, lanzando golpes largos al mejor estilo del "bolo punch" de su repertorio, terminó ganando por abandono en el octavo round de Durán, quien pronunció su recordado "No más". Hubo una tercera edición, en 1989, que no pasará a la historia grande, en la que Sugar Ray ganó por puntos reteniendo su título súper mediano CMB.

El argentino Ubaldo "Uby" Sacco, a su vez, tuvo dos chances frente a Gene Hatcher, por el campeonato welter junior AMB. En la primera --15 de diciembre del 84--, estuvo muy cerca, pero no le alcanzó y perdió por puntos en Forth Worth, Texas. Tanto fue así que se logró una segunda edición. Esta vez en Campione D Italia, Sacco le ganó a Hatcher quien estaba malamente cortado. Fue el 21 de julio del 85 y se coronó campeón mundial welter junior.
Por supuesto, hay muchos otros ejemplos, aunque en este caso hemos tratado de marcar aquellos en los cuales un boxeador, a pesar de haber sido derrotado luego puedo revertir el marcador y tomarse el desquite. Así como tampoco resistimos la tentación de registrar, por lo curiosas, las peleas entre Terry Norris y Luis Santana...

Maidana perdió la primera pelea y ahora buscará modificar situaciones en la primera. Sólo que tendrá enfrente a uno de los boxeadores más talentosos de las últimas décadas. Floyd Mayweather siempre tiene un as en la manga a la hora de subir al ring. Hasta ahora solamente hizo una sola pelea revancha, ante el mexicano José Luis Castillo: si en la primera el rival realmente lo incomodó, en la segunda edición Mayweather ganó sin dificultades.

¿Se repetirá la situación en este caso? Será motivo de futuros análisis. Por ahora nos quedamos con recuerdos de algunas peleas en las que se revirtió el primer resultado, demostrando que nada está asegurado en la vida. Y, mucho menos, en el boxeo...

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