La irremediable dualidad de James

James Rodríguez no lo tendrá fácil en el Real Madrid. Su fichaje es una apuesta de presente, pero sobre todo de futuro. Con 23 años de edad, su llegada al club merengue envuelve al ganador de la Bota de Oro del pasado Mundial de Brasil en una aureola de dualidad irremediable.

Por un lado se encuentra ante su consolidación a nivel internacional. El resplandor de su juego, que incluyó seis goles, varios de gran factura, le han valido los halagos del mundo del fútbol. Leyendas del balompié, técnicos, directivos, compañeros y aficionados de todo el planeta se rindieron a sus encantos, a su zurda resplandeciente capaz de perforar redes y de habilitar con inteligencia a sus compañeros.

Sus lágrimas luego de que Colombia saliera eliminada ante Brasil en cuartos de final, y el consuelo que le brindaron figuras como David Luiz y Dani Alves, fueron una muestra de su hambruna competitiva, de una frescura futbolística capaz de insuflar un aliento voluble a esta promesa reafirmada, un aliento entrecortado tras caer ante la anfitriona pero recuperado con creces con el paso de los días.

Sin embargo, jugar en el Real Madrid requiere otros elementos además de un meritorio pero efímero éxito mundialista; ahí reside esa dualidad, esa doble cara de la moneda. Vestir la casaca blanca brinda un grado de responsabilidad añadido que es necesario saber llevar. La situación curte por sí misma.

El coliseo del Santiago Bernabéu y las personas que lo abarrotan hacen de éste un feudo complicado, no sólo para los rivales, sino también para los virtuosos residentes. Hay que meterse al público en el bolsillo a base de trabajo y constancia, es necesario saber aguantar el punzante murmullo cuando el respetable pide más, de la misma manera en la que hay que saber disfrutar y relativizar los momentos de bulliciosa gloria.

La presión mediática que le espera a James es de un calibre muy diferente de sus etapas anteriores. El día a día de portadas, crónicas, miradas con lupa y opiniones para todos los gustos y estómagos condicionarán las voraces preguntas a las que se someterá en momentos determinados.

Su nueva aventura madridista no será fácil; sin embargo, el mediapunta cafetero tiene ante a sí el reto más importante de su carrera deportiva, una misión que conoce y asume a la perfección.

El fichaje de Rodríguez por el Real Madrid tiene el objetivo no sólo de lograr triunfos ipso facto a lo largo de una campaña en la que el conjunto de Chamartín se enfrenta a seis títulos por primera vez en muchos años, sino de moldear la figura de un jugador capaz de convertirse en un líder del equipo.

Ya lo dijo Carlo Ancelotti durante la estadía del actual campeón de la Liga de Campeones en Estados Unidos durante este verano: "La historia del Madrid es intentar tener jugadores con calidad y jugadores que tengan un futuro".

"Creo que el Real Madrid ha fichado a uno de los mejores jugadores del Mundial, muy joven, y por esto necesita este tipo de jugadores para el futuro, no sólo por el presente", subrayó el italiano en entrevista con ESPN Deportes La Revista desde el centro neurálgico del club en Los Ángeles.

Ésa es la hoja de ruta marcada por Florentino Pérez y el director técnico: hacer que James sea capaz de portar los galones que en la actualidad engalanan a un jugador como Cristiano Ronaldo. Hacer del colombiano un buque insignia para el futuro, igual que lo fueron Raúl y Zinedine Zidane.